La compañía de inteligencia artificial de Sarkar Muhammed se llamaba Mirror Image. Las oficinas estaban situadas en Concord, Ontario, al norte de Metro Toronto. Peter se encontró allí con Sarkar el sábado por la mañana, y Sarkar y é1 subieron al salón de escáner recientemente construido. Originalmente había sido una oficina normal. Había hendiduras en la moqueta donde una vez habían estado los archivadores. También había habido una gran ventana, pero la habían cubierto completamente con madera para evitar que entrase la luz, y las paredes habían sido cubiertas con goma, moldeada en forma de cartones de huevo para absorber el sonido. En el centro de la habitación había una vieja silla de dentista en una base giratoria, y a lo largo de la pared había un banco de trabajo cubierto con un PC, varios osciloscopios, y otros equipos, incluyendo algunas placas de circuito.
Sarkar le indicó a Peter que se sentase en la silla.
—Sólo un poco más arriba —dijo Peter.
Sarkar sonrió.
—Lo vamos a sacar todo por arriba… una grabación completa de todo lo que hay en tu cerebro. —Colocó la cubierta craneal del escáner sobre la cabeza de Peter.
—L'chaim —dijo Peter.
Sarkar aflojó la cinta del casco y le indicó a Peter que se la sujetase bien.
—Segundos fuera —dijo Peter—. Quedan cuatro yardas.
Sarkar le entregó a Peter dos pequeños auriculares. Peter se los puso. Finalmente, Sarkar le dio las gafas de pruebas: gafas especiales que proyectaban señales de vídeo separadas en cada ojo.
—Respira por la nariz —dijo Sarkar—. E intenta tragar lo mínimo. También intenta no toser.
Peter asintió.
—Y no hagas eso —dijo Sarkar—. No asientas. Daré por supuesto que entiendes mis instrucciones sin que me lo digas. —Se fue al banco de trabajo y pulsó algunas teclas en el PC—. En realidad, esto va a ser más complejo de lo que hiciste al grabar la partida de la onda del alma. En ese caso, simplemente buscabas cualquier actividad eléctrica en el cerebro. Pero en este caso, debemos estimular tu cerebro de una miríada de formas, para activar cada red neuronal que contiene… por supuesto, la mayoría de las redes están inactivas la mayor parte del tiempo.
Apretó más teclas.
—Vale, ya estamos grabando. No te preocupes si tienes que moverte para ponerte cómodo en los próximos minutos; de todas formas ése es el tiempo que se necesita para calibrar. —Pasó lo que pareció mucho tiempo realizando diminutos ajustes en los controles—. Ahora, como hemos hablado —dijo Sarkar—, vas a recibir una serie de estímulos. Algunos serán orales; palabras pronunciadas o sonidos grabados. Otros serán visuales: verás imágenes y palabras proyectadas sobre tus ojos. Sé que hablas francés y un poco de español; algunos de los estímulos serán en esas lenguas. Concéntrate en los estímulos, pero no te preocupes si tu mente vagabundea. Si te muestro un árbol y eso te hace pensar en la madera, y la madera te hace pensar en el papel, y el papel te hace pensar en aviones de papel, y los aviones te hacen pensar en la mala comida, está bien. Pero no fuerces las conexiones: éste no es un ejercicio de asociación libre. Sólo queremos mapear las redes neuronales existentes en tu cerebro, y lo que las activa. ¿Listo? No… has asentido de nuevo. Vale, allá vamos.
Al principio, Peter pensó que estaba viendo el conjunto de imágenes estándar de test, pero pronto se hizo aparente que Sarkar las había suplementado con imágenes específicas relacionadas con Peter. Había imágenes de los padres de Peter, de la casa en la que él y Cathy vivían ahora y de la anterior, instantáneas de la casa de campo de Sarkar, la foto de graduación en el instituto de Peter, y la voz de éste y de Cathy, y así sucesivamente una retrospectiva de Esta es su vida mezclada con imágenes genéricas de lagos y bosques y campos de fútbol y simples ecuaciones matemáticas y fragmentos de poesía, preguntas triviales sobre Star Trek y la música popular de cuando Peter era joven, y arte y pornografía e imágenes desenfocadas que podrían haber sido de Abraham Lincoln o podrían ser un podenco o podrían no ser nada.
De vez en cuando, Peter se aburría, y su mente vagaba a la noche anterior… la desastrosa noche anterior con los compañeros de Cathy. Maldita sea, eso había sido un error.
Jodido Hans.
Ni siquiera podía mover la cabeza para rechazar la idea. Pero por un esfuerzo de voluntad, intentó concentrarse en las imágenes. Y aun así, de vez en cuando, ellas, también, provocaban recuerdos desagradables: una imagen de un hangar le hizo pensar en Hans. La foto de boda de Peter y Cathy. Un pub. Un coche aparcado.
Las redes se dispararon.
Hicieron cuatro sesiones de dos horas, con descansos de media hora para que Peter pudiese estirarse, mover la mandíbula, beber agua e ir al baño. En ocasiones los sonidos reforzaban las imágenes: vio una imagen de Mick Jagger y escuchó Satisfaction. Y en ocasiones eran extraordinariamente opuestas: la visión de un niño etíope hambriento asociada al sonido de unas campanillas. Y en ocasiones la imagen en el ojo izquierdo era diferente de la del ojo derecho, y en ocasiones el sonido en un auricular no tenía ninguna relación con el del otro auricular.
Finalmente se acabó. Había visto decenas de miles de imágenes. Se habían grabado gigabytes de datos. Y los sensores en el casco habían mapeado cada rincón y grieta, cada callejón y calle secundaria, cada neurona y cada red del cerebro de Peter Hobson.
Sarkar llevó el disco que contenía el escáner cerebral al laboratorio de ordenadores. Lo cargó en una estación de IA y lo copió todo a tres particiones RAM diferentes; produciendo tres copias idénticas del cerebro de Peter, cada una aislada en su propio banco de memoria.
—¿Y ahora? —dijo Peter, sentado al revés en una silla, y apoyando la barbilla sobre los brazos colocados sobre el respaldo de la silla.
—Primero, les damos un nombre. —Sarkar, sentado en el taburete que prefería a las sillas, habló al micrófono de la consola frente a él—. Entrada —dijo.
—¿Nombre? —dijo la voz del ordenador, femenina y sin emociones.
—Sarkar.
—Hola, Sarkar. ¿Orden?
—Renombrar Hobson 1 a Espíritu.
—Por favor, deletree el nombre de destino.
Sarkar suspiró. La palabra «Espíritu» indudablemente estaba en el vocabulario del ordenador, pero el acento de Sarkar ocasionalmente le causaba problemas.
—E-S-P-Í-R-I-T-U.
—Hecho. ¿Orden?
—Renombrar Hobson 2 a Ambrotos.
—Hecho. ¿Orden?
Peter levantó la cabeza.
—¿Por qué «Ambrotos»?
—Es inmortal en griego —dijo Sarkar—. Lo ves en palabras como «ambrosía», el alimento que da la inmortalidad.
—Esa maldita educación de escuela privada —dijo Peter.
Sarkar sonrió.
—Exacto. —Se volvió al micrófono—. Renombrar Hobson 3 a Control.
—Hecho. ¿Orden?
—Carga Espíritu.
—Cargado. ¿Orden?
—Vale —dijo Sarkar, volviendo para mirar a Peter—. Se supone que Espíritu simula la vida después de la muerte. Para hacerlo, empezamos quitando todas las funciones exclusivamente biológicas. Por supuesto, eso no implica realmente eliminar partes del cerebro consciente, sino más bien desconectar varias redes. Para descubrir qué conexiones podemos cortar, usaremos el Dalhousie Stimulus Library. Ésa es la versión canadiense de una colección de imágenes estándar y grabaciones de sonido creadas originalmente en la Universidad de Melbourne; se usa normalmente en pruebas psicológicas. Al exponer a Espíritu a esas imágenes y sonidos, veremos qué neuronas se activan en respuesta.
Peter asintió.
—Los estímulos están catalogados por el tipo de emociones que se supone que producen: miedo, repulsión, interés sexual, hambre, etcétera. Vemos qué redes neuronales se activan exclusivamente por actividades biológicas y luego las eliminamos. Por supuesto, tenemos que recorrer las imágenes varias veces en secuencias al azar. Eso es por los potenciales de acción: las redes podrían no activarse si una combinación substancialmente similar de neuronas se ha activado recientemente por otra cosa. Una vez que terminemos, deberíamos tener una versión de tu mente que se aproximase a la forma que serías si te liberases de todas las preocupaciones de satisfacer necesidades físicas; en otras palabras, cómo serías si estuvieses muerto. Después de eso, haremos lo mismo con Ambrotos, la versión inmortal, pero en ese caso eliminaremos el miedo a envejecer y las preocupaciones por la edad y la muerte.
—¿Qué hay del control experimental?
—Le daré el mismo tipo de imágenes y sonido, para que se haya expuesto a las mismas cosas que las otras dos versiones, pero no eliminaremos ninguna de las redes.
—Muy bien.
—Vale —dijo Sarkar. Se encaró con la consola—. Ejecuta Dalhousie Versión 4.
—Ejecutando —dijo el ordenador.
—¿Tiempo estimado?
—Once horas, diecinueve minutos.
—Avisa cuando termine. —Sarkar se volvió a Peter—. Estoy seguro de que no lo quieres ver entero, pero puedes mirar lo que le estamos alimentando a Espíritu en ese monitor.
Peter miró a la pantalla. Una mariposa saliendo del capullo. Banff, Alberta. Una mujer bonita dando un beso a la cámara. Alguna estrella cinematográfica de los ochenta que Peter creyó reconocer. Dos hombres boxeando. Una casa ardiendo…