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Peter no iba a permitir que su nueva celebridad interfiriese en las cenas nocturnas con Sarkar los martes en Sonny Gotlieb's.

Esta vez tenía algo muy específico que quería explorar con Sarkar, y comenzó sin preámbulo.

—¿Cómo creas una inteligencia artificial? Trabajas en ese campo… ¿cómo lo haces?

Sarkar pareció sorprendido.

—Bien, ahora hay muchas formas. La más antigua es el método de la entrevista. Si queremos un sistema para planificación financiera, le hacemos preguntas a varios financieros. Luego reducimos las respuestas a una serie de reglas que pueden expresarse en decisiones de ordenador: «Si A y B son ciertas, hacer C.»

—Pero ¿qué hay del escáner que mi compañía construyó para ti? ¿No estás haciendo volcados completos del cerebro de personas específicas?

—Estamos haciendo buenos progresos en esa dirección. Tenemos un prototipo llamado Rickgreen, pero no estamos preparados para anunciarlo públicamente. ¿Conoces al comediante Rick Green?

—Claro.

—Hicimos un escáner completo de él. El sistema resultante puede ahora contar chistes que son tan graciosos como los del verdadero Rick. Y dándole acceso a las noticias de Canadian Press y UPI puede incluso generar nuevos chistes en torno a un tema.

—Vale, así que esencialmente puedes clonar en silicio una mente humana determinada…

—Entra en el siglo XXI, Peter. Usamos arseniuro de galio, no silicio.

—Lo que sea.

—Pero has hablado de lo que hace difícil el problema: estamos justo en el punto en el que podemos clonar una mente humana determinada… es una pena que esa técnica no existiese a tiempo para escanear a Stephen Hawking. Pero hay muy pocas aplicaciones en las que se desee el conocimiento de una sola persona. Para la mayoría de los sistemas expertos, lo que realmente se desea es el conocimiento combinado de muchos especialistas. Hasta ahora, no hay forma de combinar, digamos, a Rick Green y Jerry Seinfeld, o construir una red neuronal combinada de Stephen Hawking y Mordecai Almi. Aunque tengo muchas esperanzas en esa tecnología, sospecho que la mayoría de los contratos que recibiremos serán para duplicar los cerebros de autocríticos presidentes de compañías que piensan que sus herederos van a tener interés en lo que digan después de su muerte.

Peter asintió.

—Además —dijo Sarkar—, un volcado completo del cerebro está resultando ser un tremendo gasto de recursos. Cuando creamos Rickgreen, realmente sólo estábamos interesados en su sentido del humor. Pero el sistema también nos da todo lo demás que Rick sabe, incluyendo su forma de educar a los niños, interminables conocimientos sobre trenes en miniatura, que son su hobby, e incluso su técnica de cocina, algo que nadie en su sano juicio querría emular.

—¿No puedes aislar sólo el sentido del humor?

—Eso es difícil. Estamos aprendiendo a decodificar lo que hace cada red neuronal, pero hay muchas interconexiones. Cuando intentamos borrar la parte sobre educación de los hijos, descubrimos que el sistema ya no hacía chistes sobre la vida familiar.

—¿Pero puedes hacer un duplicado exacto de una mente humana determinada en un ordenador?

—Es un técnica nueva, Peten Pero, hasta ahora, sí, la duplicación parece exacta.

—¿Y puedes, al menos hasta cierto punto, decodificar las funciones de diversas interconexiones neuronales?

—Sí —dijo Sarkar—. Eso sí, sólo lo hemos intentado en el prototipo de Rickgreen y ése era un modelo limitado.

—¿Y, una vez identificada una función, puedes borrarla de un simulacro cerebral?

—Teniendo muy claro que borrar una cosa puede cambiar la forma en que responda algo que no parece relacionado, sí, yo diría que hemos llegado al punto en que podemos hacerlo.

—Bien —dijo Peter—. Déjame proponerte un experimento. Digamos que hacemos dos copias de la mente de una persona determinada. En una de ellas borramos todo lo relacionado con el cuerpo físico: respuesta hormonal, necesidades sexuales, cosas así. En la segunda, eliminamos todo lo relacionado con la degeneración del cuerpo, el miedo a la vejez y a morir, y demás.

Sarkar se comió una bola de matzo.

—¿Y eso para qué?

—La primera sería la respuesta a la pregunta que me hace todo el mundo: ¿cómo es realmente la vida después de la muerte? ¿Qué partes de la psique humana podrían persistir separadas del cuerpo? Y, ya que estamos, se me ocurrió hacer la segunda; una simulación de un ser que sabe que es físicamente inmortal, como alguien que se haya sometido al proceso de Life Unlimited.

Sarkar dejó de masticar. Se quedó con la boca abierta, dando una visión poco digna de un trozo mascado.

—Eso es… eso es increíble —dijo finalmente—. Subbanallah, ¡qué idea!

—¿Podrías hacerlo?

Sarkar tragó saliva.

—Quizá —dijo—. Escatología electrónica. Qué idea.

—Tendrás que hacer dos volcados cerebrales.

—Haremos el volcado una vez, por supuesto. Simplemente lo copiaremos dos veces.

—Quieres decir, copiarlo una vez.

—No, dos —dijo Sarkar—. No podemos hacer un experimento sin un control; ya lo sabes.

—Sí —dijo Peter, ligeramente avergonzado—. De cualquier forma, haremos una copia que podamos modificar para simular la vida después de la muerte. Llamémosla… llamémosla el simulacro Espíritu. Y otra para simular la inmortalidad.

—Y la tercera quedará sin modificar —dijo Sarkar—. Una versión base o de control que podamos comparar con la persona viva original para asegurarnos de que el simulacro conserva sus características con el tiempo.

—Perfecto —dijo Peter.

—Pero sabes, Peter, esto no simulará necesariamente la verdadera vida después de la muerte. Es vida fuera del cuerpo físico…, ¿pero quién sabe si la onda del alma lleva con ella nuestros recuerdos? Por supuesto, si no lo hace, entonces no es realmente una continuación real de la existencia. Sin nuestros recuerdos, nuestro pasado, lo que somos, no sería nada que pudiésemos reconocer como una continuación de la misma persona.

—Lo sé —dijo Peter—. Pero si el alma se parece algo a lo que la gente cree, sólo la mente sin el cuerpo, entonces esa simulación, al menos, nos daría una idea de cómo podría ser el alma. Entonces tendría algo inteligente que decir la próxima vez que me hagan la pregunta de ¿cómo es realmente la vida después de la muerte?

Sarkar asintió.

—¿Pero por qué la investigación sobre la inmortalidad?

—Fui a uno de esos seminarios de Life Unlimited hace un tiempo.

—¿Sí? Peter, estoy seguro de que no quieres eso.

—No… no sé. En cierta forma es fascinante.

—Es estúpido.

—Quizá… pero parece que podríamos matar dos pájaros de un tiro con este proyecto.

—Quizá —dijo Sarkar—. ¿Pero quién va a ser simulado?

—¿Qué te parece tú mismo? —preguntó Peter.

Sarkar levantó una mano.

—No, yo no. Lo último que quiero es vivir para siempre. La verdadera felicidad sólo es posible tras la muerte; aguardo la felicidad completa de mi alma en el próximo mundo. No, ésas son tus preguntas, Peter. ¿Por qué no te usamos a ti?

Peter se acarició la barbilla.

—Vale. Si estás dispuesto a realizar el proyecto, yo estoy dispuesto a financiarlo y a ser el conejillo de indias. —Hizo una pausa—. Esto podría responder a algunas preguntas muy importantes, Sarkar. Después de todo, ahora sabemos que la inmortalidad física es posible y que existe alguna forma de vida después de la muerte. Sería una vergüenza elegir una si la otra resultase ser mejor.

—La elección de Hobson —dijo Sarkar.

—¿Eh?

—Seguro que conoces la expresión. Después de todo, tu apellido es Hobson.

—He oído la expresión un par de veces.

—Se refiere a Thomas Hobson, un ciudadano inglés de… ah, el siglo XVII, creo. Alquilaba caballos, pero exigía que el cliente eligiese entre el caballo más cercano a la puerta o ninguno en absoluto. Una «elección de Hobson» es una elección que no ofrece alternativa real.

—Y tú no tienes alternativa. ¿Crees seriamente que si te arruinases comprando una inmortalidad nanotecnológica Alá no podría llevarte de cualquier forma si Él quisiese? Tienes un destino, como lo tengo yo. No tienes elección. Cuando te toque ir al establo, el caballo más cerca de la puerta será el destinado para ti. Llámalo la elección de Hobson o qadar Allah o kismet… cualquiera que sea el término que uses, será el destino decidido por Dios.

Peter negó con la cabeza. Él y Sarkar raramente hablaban de religión, y estaba empezando a recordar por qué.

—¿Estás dispuesto a emprender el proyecto?

—Claro, mi papel es fácil. Eres tú el que tendrá que enfrentarse a sí mismo. Verás tu propia personalidad, el funcionamiento interno de tu propia mente, las interconexiones que dirigen tus pensamientos. ¿De verdad eliges hacerlo?

Peter reflexionó durante un momento.

—Sí-dijo—. Realmente es lo que elijo.

Sarkar sonrió.

—La elección de Hobson —dijo y llamó al camarero para que trajese la cuenta.


Noticias en la red

El arzobispado de Houston, Tejas, desea recordar a todos que el próximo miércoles, 2 de noviembre, es el día de Todos los Santos; el día en que se ofrecen plegarias a las almas en el purgatorio. Debido al reciente incremento del interés en este tema, se celebrará una misa especial en el Astródomo la noche del miércoles a las ocho de la tarde.

El editorial de primera página del número de noviembre de Nuestros cuerpos, el boletín del grupo Mujeres al Control, que tiene su sede en Manchester, Inglaterra, denuncia el descubrimiento de la llamada onda del alma fetal como «otro intento por parte de los hombres de imponer su control sobre los cuerpos de las mujeres».

Vida después de la vida de Raymond Moody, publicado por primera vez en 1975, ha sido reeditado esta semana por NetBooks e inmediatamente se situó en el número 2 en la lista diaria de best-sellers, en la red del New York Times en la categoría de ensayo.

En una jornada movida, Hobson Monitoring Limited (TSE:HML) cerró hoy a 57-1/8, en una subida de 6-3/8 desde el día anterior, sobre un volumen de 35.100 acciones. Eso representa un nuevo récord en las últimas cincuenta y dos semanas para esta compañía biomédica de Toronto.

La organización Defensores del Nascituro celebró hoy una manifestación frente a la clínica abortista Morgentaler en Toronto, Ontario. «El aborto antes de la llegada de la onda del alma sigue siendo un pecado a los ojos de Dios —declaró el manifestante Anthoula Sotirios—. Durante las primeras nueve semanas de embarazo, el feto es un templo que se prepara para la llegada de la llama divina.»

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