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Y sin embargo, algunos de nosotros se establecerán de manera permanente en Marte. En las páginas de ciencia y ciencia ficción se habla hace tiempo de terraformar Marte … de hacerlo más parecido a la Tierra, aumentando su atmósfera y liberando su agua congelada para crear un mundo más adecuado para los humanos…


Jock, Ponter y Adikor corrieron al hospital Strong Memorial junto con el todavía inconsciente Lonwis Trob. No había nada que Mary pudiera hacer por ayudar, y a instancias de Jock se quedó en el Grupo Sinergía.

Mary tardó su buena hora en calmarse lo suficiente para volver al trabajo, pero finalmente lo hizo … Tuvo una ingrata sorpresa.

Una de las amigas de Mary en York era una fanática de Linux e intentaba convencer a todo el mundo en el departamento de genérica para que abandonaran Windows y se pasaran al sistema operativo Open Source. Mary tendía a permanecer al margen de las guerras informáticas (había permanecido neutral años antes durante las escaramuzas Mac-contra-PC), pero cada vez que su ordenador con sistema operativo Windows mostraba aquella pantalla azul de la muerte le entraban ganas de apoyar a los seguidores de Linux.

Y eso volvió a suceder por segunda vez aquel día. Mary apretó Control-Alt-Supr, pero después de soportar la interminable espera para que el sistema se reiniciara, descubrió que se negaba tenazmente a restablecer su conexión a la red.

Mary suspiró. Eran las siete de la tarde, pero no podía dar por terminada la jornada: Ponter y Adikor necesitarían que los llevara de vuelta a Bristol Harbour Village cuando regresaran del hospital.

Naturalmente, había muchos más ordenadores en la vieja mansión del Grupo Sinergía, pero, bueno…

Jock tenía un bonito sillón Aeron. Mary había leído acerca de ellos en los catálogos de Sharper Image. Se suponía que era supercómodo, un ciclo ergonómico. Claro que probablemente él lo había ajustado a la altura y las medidas de su largilucho cuerpo, pero, de todas formas, Mary podría probado si trabajaba en su despacho.

Se levantó y bajó las escaleras alfombradas de rojo vino. La puerta del despacho de Jock estaba abierta de par en par y Mary entró. Un gran ventanal daba a la bahía, sobre el paseo marítimo. Mary se estremeció a pesar de que todavía hacía calor allí dentro.

Se acercó al sillón de Jock, todo metal negro y plástico, con un respaldo de fina malla negra que se suponía que permitía que la piel respirará mientras estabas sentado. Sintiéndose como una niña traviesa, se sentó en la silla y se acomodó.

«Dios mío —pensó—. ¡Un producto cuya publicidad es cierta!» Era maravillosamente cómodo. Usó los pies para hacer girar el sillón a derecha e izquierda. Mary sabía que los Aerons costaban un ojo de la cara, pero tenía que conseguirse uno …

Después de relajarse unos instantes más, se dispuso a trabajar. Jock, que había abandonado el despacho a toda prisa en el momento de sufrir Lonwis Trob el ataque, seguía conectado a la red. Mary sospechaba que su propia clave funcionaría desde aquel ordenador, pero no estaba segura, así que decidió dejado y continuar trabajando como si fuera Jock. Abrió la carpeta «genética neanderthal» en el servidor y …

Mary alzó las cejas. Se pasaba casi todo el tiempo en aquella carpeta, pero ahora veía dos iconos que no había visto nunca. Se puso nerviosa: aunque era bastante buena a la hora de hacer copias de seguridad, temió que el pantallazo que había sufrido arriba hubiera estropeado el directorio raíz.

Decidió comprobarlo pulsando dos veces sobre uno de los iconos que no reconocía: una doble hélice roja y negra. Mary conocía casi todas las aplicaciones genéticas del mercado y sus iconos, pero ése le era desconocido.

Al cabo de un momento se abrió una ventana. Decía «USAMRIlD Geneplex-Surfaris» en la barra de títulos y debajo aparecía un cuadro de texto y fórmulas. USAMRIID era un acrónimo que aparecía a menudo en la bibliografía genética: las siglas del Instituto Médico del Ejército de los Estados Unidos para la Investigación de Enfermedades Infecciosas. Geneplex era, obviamente, el nombre del programa. Pero «Surfaris)} no significaba nada para Mary .

A pesar de todo miró el contenido de la ventana, y se quedó absolutamente de piedra. Parte de su trabajo anterior en Sinergía había estado relacionado con el intento de utilizar las instalaciones de cálculo de quorum para determinar cuántos pares de cromosomas había presentes, veintitrés o veinticuatro. Pero eso no había funcionado. Primero el mecanismo quorum parecía carecer de la habilidad para distinguir las cantidades con tanta precisión. Y segundo, los cromosomas sólo se distinguían de la cromatina durante la mitosis, la cual, naturalmente, no solía ser el estado habitual de la célula.

Pero, al parecer, Jock había hecho que alguien más trabajara en este problema, y ese genetista había elaborado una técnica mucho más sencilla. En un gliksin, lo que habían sido los cromosomas ancestral es dos y tres se habían fundido, produciendo un cromosoma mucho más grande. Los genes que estaban al final del cromosoma dos se habían enquistado en los genes del principio del cromosoma tres, en algún lugar del centro del nuevo cromosoma combinado.

Los neanderthales poseían los mismos genes, pero no enquistados. Más bien, el último gen del cromosoma dos iba seguido por un telómero, el capuchón de ADN-basura que no hacía más que proteger la punta del cromosoma, como el trocito de plástico que envuelve el extremo de un cordón de zapatos. Del mismo modo, el primer gen del cromosoma tres iba precedido por otro telómero y su capuchón final se hallaba en el otro extremo de ese cromosoma. Así, en un neanderthal, la secuencia era:

Al final del cromosoma 2:

… [otros genes(gen alfa) (telómero)

Al principio del cromosoma 3: [telómero] [gen BETA1[otros genes].

Esas secuencias no se daban en ninguna parte en el ADN gliksin. Del mismo modo, en el ADN gliksin, a millones de parejas base de cualquier telómero, se encontraba esta secuencia, una combinación completamente ausente en el ADN neanderthal:


… [otros genes][gen ALFA][gen BETA][otros genes]. …

Una ampliación lógica del trabajo inicial de Mary … y una manera perfecta e infalible de distinguir entre dos tipos de humanos, incluso cuando una célula no se estaba dividiendo. Era exactamente lo que Jock había dicho que quería: un método sencillo y veraz de distinguir a un gliksin de un barast.

A Mary le complació ver que todas las pruebas habían sido cotejadas. En teoría, se podía dar sólo una de las tres condiciones. Encontrar la primera de las dos secuencias (o bien el gen ALFA o el gen BETA junto a un telómero) indicaba claramente que se trataba de un Hamo neanderthalensis. Encontrar la tercera secuencia (genes ALFA y BETA adyacentes) implicaba que se trataba de un Homo sapiens. Pero las cosas siempre podían salir mal, y por eso la prueba para identificar a un neanderthal se valía de un pequeño árbol lógico, explicado, posiblemente para beneficio de Jock, de manera sencilla:

Paso 1: ¿Se encuentran uno aliado del otro los genes ALFA y BETA?

Sí, abortar (no es un neanderthal).

NO, probablemente sea un neanderthal: ir a Paso 2.

Paso 2: ¿Se encuentra el gen ALFA junto a un telómero? sí, es probable que siga siendo un neanderthal: ir a Paso 3. NO, abortar (esto nunca se da en un neanderthal).

Paso 3: ¿Se encuentra el gen BETA junto a un telómero? si, es definitivamente un neanderthal: ir a Paso 4.

NO, abortar (esto nunca se da en un neanderthal).

Las condiciones para abortar el programa en los pasos dos y tres eran medidas de protección. Se ejecutaban si los genes ALFA y BETA no estaban uno aliado del otro (como se determinaba en el paso uno), y no había genes ALFA ni BETA junto a un telómero, combinaciones que nunca deberían encontrarse en ningún tipo de ADN homínido.

Era un programa sencillísimo para que lo ejecutara un ordenador, pero resultaba un poco más complejo codificado en una cascada de reacciones bioquímicas, aunque al parecer eso era lo que había hecho el genetista de Jock. Mary no tuvo ningún problema para seguir las fórmulas de las enzimas producidas en cada etapa de la reacción y vio que los resultados seguirían en efecto la lógica propuesta. Al final de todo, esperaba ver una enzima u otro marcador cuya presencia pudiera ser fácilmente comprobada; una señal clara que dijese: sí, éste es neanderthal, o no, no lo es.

Pero no se estaba acercando al final del proceso, como vio cuando pasó a la siguiente pantalla llena de fórmulas y texto. Mary se quedó boquiabierta cuando continuó leyendo y descubrió cuál era el paso 4. Jock y muchos miembros de su equipo procedían de RAND; Mary se había acostumbrado a que hablaran usando términos de la Guerra Fría, pero el siguiente término detuvo su corazón durante un segundo; «Soltar descarga.»

Si, y solo si, el sujeto era neanderthal, aparecía una nueva secuencia en cascada que acababa en …


Mary apenas podía dar crédito a sus ojos. Su especialidad era el ADN antiguo, por eso estaba metida en aquello desde el principio, después de todo, pero eso no significaba que ignorase las secuencias identificadas más recientemente, sobre todo aquellas que habían aparecido en las portadas de los periódicos de todo el mundo.

Si el espécimen era neanderthal, se soltaba una descarga: la descarga de un filovirus que provocaría muy rápidamente el desarrollo de una fiebre hemorrágica.

Una fiebre hemorrágica mortal…

Mary se arrellanó en el sillón de Jock. Saboreó la bilis subiéndole por la garganta.

¿Por qué demonios querría nadie erradicar a los neanderthales? La fiebre hemorrágica era contagiosa. Los gliksins no podían curarla y dudaba que los barats pudieran, por dos motivos. Primero: al no haber desarrollado la agricultura ni la ganadería, los neanderthales no habían tenido tampoco que desarrollar nunca técnicas para acabar con las plagas. Segundo: todas las fiebres hemorrágicas conocidas eran enfermedades tropicales … algo con lo que los neanderthales, al vivir al norte, estarían muy poco familiarizados.

Mary tragó saliva con dificultad, intentando eliminar el sabor amargo y ácido.


¿Pero por qué? ¿Por qué querría nadie matar a los neanderthales? No tenía sentido …

De repente, Mary recordó su breve conversación con Jock en la mina de níquel Debral:

«Es sorprendente —había dicho Jock—. Sabía que nos habíamos cargado el medio ambiente, pero hasta que no he visto esto … —Indicó el prístino paisaje—. Es como encontrar el Edén.»

Y Mary se había echado a reír.


«¿Verdad que sí? —había dicho—. Lástima que ya esté ocupado, ¿eh?»

Una bromita … eso fue todo. Pero Jock no se había reído. Bastaba con deshacerse de aquellos molestos neanderthales y un Edén esperaba …


Era horrible … pero Jock se había pasado la vida estudiando escenarios de destrucción en masa. Lo que para Mary resultaba horrible para él no era más que otro día en la oficina.

Lo primero que se le ocurrió a Mary fue borrar los archivos. Pero, naturalmente, eso no iba a servir de nada. Sin duda habría copias de seguridad.


Su segunda idea fue descolgar el teléfono y llamar … bueno, como buena canadiense, pensó inmediatamente en la CBC, que podría difundir la noticia a los cuatro vientos. Era imposible que la gente tolerara un genocidio parecido.

Pero no sabía hasta dónde había llegado Jock. Si estaba dispuesto a seguir adelante, Mary no quería que se sintiera acorralado: podría lanzar su vector de destrucción en cuanto se enterara de que el público estaba al corriente de su plan.

Mary necesitaba ayuda, ideas, apoyo … no sólo de Ponter o Adikor, sino de otro gliksin, alguien que comprendiera como funcionaba su mundo.

Había gente en la que confiaba) allá en Toronto) pero ¿había alguien de quien pudiera fiarse en Estados Unidos? Su hermana Christine (la Christine de verdad), naturalmente, pero vivía en Sacramento, al otro lado del continente, a miles de … kilómetros de distancia.


Y entonces se le ocurrió la respuesta obvia, por mucho que su juventud y su belleza molestaran a Mary.

La mujer que le había salvado la vida a Ponter Boddit en su primera visita a aquella realidad.

La especialista en física cuántica a la que Jock había encargado reproducir la tecnología informática neanderthal.

Louise Benoit.

Louise no sería de mucha ayuda en asuntos médicos, pero … ¡Pero su novio! Claro, Reuben Momego no era un especialista, pero le sería de más ayuda para enfrentarse a un virus que una física.

Mary sabía que tal vez nunca volvería a conseguir acceder a aquellos archivos informáticos. Buscó por el despacho de Jock y encontró un puñado de cedés en blanco (marca Kodak, naturalmente, ya que estaban en Rochester). Metió uno en el ordenador y pulsó para hacer una copia. Para asegurarse, grabó todos los archivos de la carpeta. Entera ocupaba 610 megas … cabría en un solo cedé. Pulsó «copiar archivos› y se arrellanó en el sillón Aeron (que ya no le parecía tan cómodo) deseando conocer algún modo de calmar su agitado corazón.

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