1

Sam el gurú era negro y sus ancestros habían sido esclavos… y antes, reyes. Me preguntaba lo que habrían sido los míos. ¿Generaciones de campesinos cubiertos de sudor, medio muertos de agotamiento? ¿O conspiradores, rebeldes, grandes seductores, soldados, ladrones, traidores, mantenidos, duques, eruditos, sacerdotes expulsados, traductores, cortesanos, mercaderes de marfil, hábiles cocineros, hoteleros, agentes de bolsa, falsificadores de moneda? Toda aquella gente a la que ni había conocido ni conocería jamás, gente de la que llevaba la sangre, la linfa y los genes… quería conocerla. No podía soportar la idea de permanecer separado de mi propio pasado. Deseaba ardientemente guardarlo conmigo, como una concha que llevase a la espalda y en la que pudiera meterme cuando llegaran las temporadas de sequía.

—En ese caso, no tienes más que cabalgar el potente soplo de tiempo —me dijo Sam el gurú.

Seguí su consejo. Así es como empecé a trabajar en el negocio del viaje por el tiempo.

En este momento, he remontado ya la línea genealógica. He visto a todos los que me esperaban a lo largo de todos esos milenios fugitivos. Y mi pasado es tan pesado como un caparazón.

¡Pulcheria!

¡Multi-tátara-tátara-tátara-tátara-tátara-abuela!

Si no hubiera entrado en la tienda de golosinas y especias…

Si aquellos ojos, piel olivácea y senos duros no hubieran significado nada para mí, Pulcheria…

Amor mío. Mi sensual antepasada. Me atormentas en los sueños. Cantas para mí desde el otro extremo de esta ruta.

Загрузка...