22

A la mañana siguiente la luz rojiza de Marte iluminaba el interior de la Belos. La temperatura era algo más alta. No obstante Jenny y Fidel aún se protegían con el saco térmico mientras sorbían bolsas de café con leche concentrado y miraban uno de los monitores.

Luca silbaba tranquilamente mientras plegaba el baño.

Afuera Marte brillaba intensamente en colores tostados. La tormenta parecía haber pasado y el aire era tan limpio que veían con nitidez la cadena montañosa que antes sólo era un línea en el horizonte.

Luca se acercó a dónde estaban Fidel y Jenny.

– ¿Qué pasa? ¿se ha largado ya nuestro inútil vecino de ahí arriba?

Herbert, que se desperezaba realizando movimientos de yoga en un rincón, le respondió:

– Imagino que para él era una frustración estar tan cerca y no poder hacer nada.

– Claro… me parte el corazón -dijo Luca.

Fidel tomó la palabra señalando al panel de ingeniería de Luca.

– Lowell nos ha mandado un paquete de datos. Echales un vistazo a ver que sacas en claro.

– ¿Siguen con esa idea de que el fallo fue debido a una anomalía magnética?

– Sí, pero no sólo eso.

– A ver. Parece que nos está mandando una imagen SAR tomada desde la Ares.

Jenny salió al fin del saco y se acercó, tiritando un poco, al panel de Luca.

– ¿SAR? -Jenny frunció el ceño e imitó la voz de McCoy, el médico de la serie Star Trek-. Soy médico Jim, no ingeniero.

– SAR, de Synthetic Aperture Radar -le explicó Luca-; funcionan con una frecuencia central de 1225 MHz, ondas de radar milimétricas de mucha resolución. Se tienen que emitir desde un vehículo en movimiento. Se va barriendo el terreno a franjas estrechas y recogiendo los ecos según avanza. De este modo se simula trabajar con una antena enorme y los resultados son de muy alta calidad. Se diseñó inicialmente para cartografiar Venus.

La imagen se formaba en la pantalla. Era una especie de plano en niveles de gris. Herbert y Susana se acercaron abriendo mucho los ojos.

– ¿Eso está en el fondo del Valle Marineris? Parece algo artificial…

– Espera Susana, no nos precipitemos en sacar conclusiones.

En la imagen se veía una retícula de celdillas cuadradas. Fidel también se acercó. Todos miraron el monitor de Luca.

– Yo he visto eso antes…

Herbert le respondió.

– Sí, yo también.

Luca usando el lápiz óptico amplió la zona de la retícula. Jenny abrió mucho los ojos.

– La verdad es que no parece algo natural… Es demasiado geométrico ¿no?

– Quizá es un efecto de la poca resolución. -dijo Susana.

– No -dijo Luca-, La resolución es más que suficiente.

Herbert apartó suavemente a Luca del panel y operó sobre él mientras murmuraba.

– Creo recordar… ¡Ajá, aquí esta!

La imagen se dividió en dos. A la izquierda quedó la ampliación que estaban observando. A la derecha una imagen de archivo fechada y con referencia.

– Es la foto 4212-15 tomada por la Mariner 9 cerca del Polo Sur de Marte.

Susana observó detenidamente las dos imágenes y luego a Herbert.

– Lo recuerdo. Se dijo que era una formación basáltica.

– Y eso debe ser… pero…

– ¿Sí?

Herbert tomó el lápiz óptico, pinchó en la imagen de la derecha hasta que las escalas coincidieron en las dos. Luego tomó esa imagen, la hizo semitransparente y la arrastró encima de la otra.

Tuvo que cambiar un poco la perspectiva, pero al final se hizo evidente que las dos imágenes encajaban a la perfección.

– Fijaos, son exactamente iguales… la verdad es que es un muy extraño…

Todos miraron la superposición. Fidel se mesó ruidosamente la barba. Nadie rompió el silencio hasta que Susana le preguntó a Herbert.

– ¿Cómo explicas esa coincidencia? La naturaleza no hace cosas así… ¿verdad?

– Desde luego que no.

Luca habló con voz muy clara y alta.

– Lo extraordinario necesita de pruebas igual de extraordinarias para ser admitido.

– Lo sé, Luca, pero… mira, dos formaciones exactamente iguales, geométricas, separadas por miles de kilómetros… como algo construido a partir de un mismo plano.

– Sin duda será algo interesante para investigar en la próxima misión a Marte -dijo Luca con tranquilidad-. Pero a nosotros el tiempo se nos acaba.

Susana volvió a tensar la mandíbula. Sus ojos, se transformaron en dos pozos de hielo.

– ¿Eso es sólo un comentario más o son tus conclusiones como ingeniero de la nave?

Luca aguantó la mirada. Sus ojos, muy negros, relampagueaban.

– Creo que sería conveniente que tuviésemos una reunión.

Загрузка...