Cada vez más rocambolesco. Este corredor de un kilómetro. Estas calaveras por todas las esquinas. Estas máscaras mexicanas. Rostros en carne viva, que sonríen a pesar de todo, rostros con lenguas y mejillas traspasadas por agujas, cuerpos bajo cabezas de muerto. Encantador. Y este viejo que habla con una voz que podría salir de una máquina. Se diría casi que es una especie de robot. No puede ser real, con esa piel de pergamino, ese cráneo rapado que parece no haber tenido nunca pelo, esos ojos brillantes… ¡Brrrrrrrr!
Por lo menos, el baño estuvo bien. Aunque me hayan cogido todas mis cosas: mi portafolios, mis tarjetas de crédito, absolutamente todo. No me hace mucha gracia, aunque no veo qué pueden hacer aquí con mis cosas. Tal vez sólo quieran hacer una limpia. No veo inconveniente alguno en llevar estos vaqueros. Quizás un poco apretados en las nalgas, supongo que soy más gordo que la media de sus invitados, pero con este calor no está mal quitarse trapos de encima. Lo que me joroba es que me hayan encerrado en mi cuarto. Me recuerda a demasiadas películas de terror de la televisión. Una trampa secreta se abre en el suelo y la cobra sagrada avanza silbando y moviendo la lengua. O bien un gas venenoso penetra a través de un agujero camuflado. ¡Bah! No pienso en ello seriamente. No creo que quieran hacernos daño. Pero esto no se hace, ¡encerrar a los huéspedes con llave! ¿Será la hora de alguna oración especial que no quieren que se interrumpa? Tal vez. Espero una hora y después intento forzar la puerta. Pero parece muy sólida esta puñetera puerta.
No hay televisión en este motel. Tampoco mucho que leer, quitando estas hojillas que han dejado en el suelo junto a mi cama. Pero ya las he leído. El Libro de los Cráneos, ¡nada menos!, mecanografiado en tres idiomas: latín, español e inglés. Divertida decoración en la portada: una calavera y tibias cruzadas. ¡Viva el Jolly Roger! Pero, realmente, no me hace ninguna gracia. En su interior hay todo tipo de jilipolleces melodramáticas sobre los dieciocho misterios de que nos hablara Eli. La traducción es distinta, pero el sentido es el mismo. Muchas alusiones a la vida eterna, y también muchas alusiones a la muerte. Demasiadas.
Me gustaría largarme de aquí… si tuvieran la amabilidad de abrirme la puerta. Una broma es una broma, y quizá me pareciera gracioso el mes pasado ir al Oeste a que me hicieran la puñeta, gracias a las recomendaciones de Eli; pero, ahora que estoy aquí, no entiendo qué me ha hecho meterme en este avispero. Si va en serio, cosa que sigo dudando, no quiero tener nada que ver con ello. Y, si se trata sólo de una banda de beatos fanáticos, lo cual es de lo más probable, tampoco quiero tener nada que ver con ello. Hace ya dos horas que estoy aquí y me parece que ya están más que bien. Todos estos cráneos me atacan. Y el rollo de que hayan cerrado la puerta. Y este viejo misterioso. De acuerdo, muchachos, ya está bien. Timothy, píratelas.