VIII

EXTRACTOS DE 3V; INGLES SIMULTANEO


Olaya: Buenas noches. Soy Luis Enrique Olaya Gonzales. Bienvenidos de nuevo a «El Discurso del Universo». Nuestro programa de esta noche es especial tanto en longitud como, esperamos, en importancia.

Exactamente hace seis meses, el Parlamento de la Federación Mundial dirigió un mesurado requerimiento a la Autoridad para el Control de la Paz para que tomase «medidas de fuerza» contra las agencias, naves, instalaciones, personal e instrumentos de la Liga Naqsan en orden a «finalizar la emergencia y asegurar un acuerdo justo de las materias en disputa». En pocas palabras, la Tierra declaraba la guerra a Naqsa. Oficialmente, se evita cuidadosamente esta frase, y hay razones mejores que la hipocresía; algunas palabras llevan a acciones irrevocables de imprevisibles consecuencias. Sin embargo, esta resolución del Parlamento convertía una serie de choques accidentales en operaciones militares sistemáticas. Los poderes no se limitan a sí mismos a la protesta, propaganda, presiones políticas y económicas y a un incremento desesperado de la diplomacia; la decisión tiene que ser tomada a partir de ahora por la fuerza. La guerra está ahí, el pueblo la llama así, y de esta forma la denominaremos esta noche.

Vamos a examinar esta guerra, sus causas de fondo, su curso pasado, presente y su posible futuro, sus enredos. Trataremos de ser equitativos…

(Vista de un planeta en el espacio, terrestroide aunque densamente poblado de nubes. Panorámica de aproximación.)

Olaya (Voz de fondo): A unos ciento cincuenta años luz del Sol, su planeta, en el que los hombres pueden vivir, gira alrededor de su sol naranja. No pueden vivir muy bien allí, o no podrían. Para la mayoría es caluroso, húmedo, atormentado por un clima violento, vastas y espesas junglas, pantanos, montañas erosionadas. Los productos nativos pueden nutrir a un hombre durante un corto tiempo en el mejor de los casos; la mayor parte de ella es letalmente venenosa…

Es un planeta mejor dotado para los naqsans. Al comienzo de sus vuelos espaciales fundaron varias colonias allí, las cuales crecieron y prosperaron. Ellos llaman a ese mundo Tsheyakka (un conjunto de gruñidos y sonidos guturales tomados de una grabación). Los humanos le dieron el nombre de Mundomar, después de interesarse por él.

Los humanos podían sobrevivir allí, si se preparaban para hacer esfuerzos hercúleos. Menos tórrida y húmeda que cualquier otra parte, la zona ártica era en conjunto la menos inadecuada. Los naqsans, amantes del agua, habían rehuido aquellos lugares y no vieron razones para no admitir colonos de la Tierra, si éstos pagaban un precio sustancial por el territorio.

(La panorámica penetra las nubes, se interna por las junglas, llanuras embarradas y la vegetación flotante sobre los océanos. En ocasiones se centra sobre una estampa peculiar, es decir, una de las modestas comunidades naqsan. Allí sus grandes cuerpos parecidos a sellos de lacre se vierten y revuelcan en la manera natural de ellos, que muchos humanos encuentran desagradable. La visión prosigue hacia el norte, fijándose en una bruñida meseta. Una nave espacial terrestre aterriza, un modelo de seis décadas atrás, ya que es una filmación de archivo destinada a captar el momento histórico.)

¿Quién podía ir allí? Es verdad que la Tierra está superpoblada. Es verdad que los planetas donde pueden vivir los humanos son escasos, y la mayoría de ellos tienen población autóctona. Es verdad que los mundos no reclamados en los que ha fundado asentamientos eran, incluso entonces, ultraprecavidos en la cantidad de inmigrantes que aceptaban. ¿Pero quién podría estar tan desesperado, o tan esperanzado, como para ir a Mundomar?

Aquellos que no tuvieran más elección que la desesperanza.

Largo tiempo ha pasado desde que se oyó la voz profética de Charles Barton.

(Secuencia de vistas; diálogo y comentarios de fondo resumidos.)

En el mundo desarrollado parduzcos, sucios, poblados, los barrios de las típicas megalópolis, donde amontona la civilización tecnológica inútil. Ociosidad, aburrimiento, frustración, sentido de la inutilidad personal, drogas en botes, en píldoras, en descargas, en pulverizadores; pantallas 3V para todo el mundo, casas de placer o estimuladores cerebrales para todos aquellos capaces de reunir el dinero; luchas de bandas entre los jóvenes, imperios criminales entre los adultos, y la honesta mayoría caminando con terror. Pero la policía es la enemiga de todos, ¿no? Ciudadanos que viven de pensiones, asistentes sociales, canales de educación (lo lamento, usted no está cualificado; lo lamento, usted está cualificado, pero no hay salidas). Alguna vez, de noche, entre bloques de altos edificios hay un resquicio lo bastante amplio como para permitir la vista de algunas estrellas.

El mundo subdesarrollado, cuyos habitantes pueden vivir todavía, si reciben ayuda organizada del exterior, pero solamente vivir. La Tecnología no es mágica; no puede operar sobre recursos que ya no existen. Los campesinos del Africa desértica buscan refugio bajo un elevado acueducto insuficiente para preservar las granjas, que aún no han desaparecido. De noche, las calles de las ciudades indias están plagadas de gente dormida. Una comunidad pelágica de Groenlandia se sostiene mandando muchachos a las pesquerías, casi agotadas, a la edad de doce años. Nadie se muere de hambre en el mundo subdesarrollado, como nadie lo hace en el mundo del desarrollo. Pera la ayuda no sirve más que para tapar agujeros, y los contribuyentes se sienten extorsionados.

Todas las viejas panaceas han fallado. ¿Educación? No se puede educar a una persona, una persona con una inteligencia perfectamente normal, en habilidades para las que no ha nacido; y la demanda para trabajos de rutina es baja y decae cada vez más. ¿Control de Natalidad? No puedes decir a pueblos enteros que se extingan a sí mismos. ¿Redistribución de la Riqueza? Las leyes de conservación son tan ciertas en economía como en física. ¿Retorno a una existencia simple y natural? Una condición previa es la muerte del 90 por ciento de la raza humana.

Pero las estrellas permanecen. Y dado un ideal, los medios necesarios para empezar de nuevo llegarán de alguna forma. Si un hombre no tiene otros recursos, aún le quedan sus dos manos.

Secuencias de archivo de los pioneros en Mundomar, fatiga, sufrimiento, aflicción, pero siempre la esperanza que rechaza la rendición, esa visión que vuelve hoscos a los gandules del Mundo Desarrollado transforma a las cansadas bestias de carga del Mundo Subdesarrollado en hombres y mujeres. Sus hijos crecen sin ningún miedo a ese cosmos.

Sus hijos, sus hijos, sus hijos. Y como la colonia crece, como traza sus sendas por todo el norte del planeta, la riqueza material surge; y también lo hacen las contribuciones desde la Tierra, ya que este sueño de locos está comenzando a funcionar; y los inmigrantes se vierten desde los cielos.

Sobre las nuevas tierras, las ciudades se yerguen orgullosas. Se domestica y transforma la Naturaleza.

Olaya: Las fricciones con los naqsans empezaron cuando las empresas humanas cruzaron fronteras mal definidas. Las disputas eran resueltas generalmente por negociación. Pero la estructura social de las colonias naqsan era tal que algunos de sus individuos, a consecuencia de esto, sufrían pérdidas que nadie compensaba. Y también permitía a las partes agraviadas agruparse privadamente y buscar satisfacción. Esto es legal y apropiado en su cultura y especie. Sin embargo, los humanos tenemos instituciones diferentes, incompatibles con esa forma de actuar, ¿o debiera decir instintos diferentes? Reaccionaron contra lo que para ellos era bandidaje…

La tensión aumentó… Los incidentes se multiplicaron… El Gobernador General reclamó ayuda de la Autoridad de Paz… La Liga Naqsan dejó claro que no evacuaría a sus habitantes de Tsheyakka…

Mientras tanto, los proyectos industriales, ecológicos y climatológicos en los sectores humanos tenían repercusiones crecientes más al sur; adversas, desde un punto de vista naqsan. Los habitantes no humanos lentamente tomaron la decisión de actuar al unísono…

El pacto de no agresión entre los dos planetas madre no satisfacía a nadie en el mundo colonial. Ambos grupos se sintieron amenazados. Ambos tenían un amplio apoyo popular en sus planetas nativos… pero la Tierra estaba en aquel entonces en una actitud especialmente pacifista…

Surgieron los combates, que pronto se extendieron por todo Mundomar. Los humanos mostraron una fuerza totalmente inesperada. Eran inferiores en número, iguales a su enemigo en equipamiento; en liderazgo, disciplina, gallardía, devoción, eran incomparablemente más poderosos.

Escenas de combate. Está limitado, al planeta, y a las armas químicas, más algunas explosiones tácticas ocasionales.

Una bandera se iza sobre la Casa de Gobierno en Barton; y, desde un balcón, un hombre en traje de combate lee en voz alta un documento a una multitud entusiasmada y al Universo.

Presidente provisional Sigurdsson: —Estos sucesos nos han probado trágicamente que no podemos esperar ayuda de nadie más que de nosotros mismos para el mantenimiento de nuestros derechos, nuestra seguridad y nuestra supervivencia… Por tanto solemnemente fundamos y proclamamos la República Soberana de Eleutheria…

Olaya: —Poco después del alto el fuego, la Tierra reconoció al nuevo Estado, pero no lo invitó a unirse a la Federación. Esta omisión puede haber sido provocada por el miedo a un rechazo por parte de los colonos, que se sentían traicionados en su hora de necesidad. O puede haber sido el resultado de conversaciones secretas con los naqsa. Los diplomáticos de la Liga quizás hayan dicho que ellos podían aceptar un fait accompli, en tanto no se le diera sanción legal. Después de todo, los naqsa nunca habían reclamado Mundomar por entero: una equivocación, pero fácil de cometer por los naqsans. Lo que no podían tolerar era la presencia directa de la autoridad terrestre en una región que consideraban robada.

No sabemos si este fue el acuerdo. No nos ha sido mostrado nunca. Sabemos solamente que el cuarto norte de Mundomar era la República independiente de Eleutheria, y que estaba deseosa de más inmigración y más inversiones de la Tierra; que la Tierra la reconocía como país legítimo, pero los naqsans no; que los naqsans en los trópicos del planeta se sentían más acorralados y amenazados que nunca.

Poco después, la atención de la Tierra se distrajo por una crisis posterior en otro lugar. La Sociedad Final de Alerion ocupó el mundo colonia de Nueva Europa. Parecía ser un oponente más determinado y formidable que los naqsans. El sentimiento en favor de un compromiso de rendición finamente disfrazado empezó a correr en la Federación, conduciendo a una serie de conflictos domésticos con aquellos que abogaban por la firmeza. Al final, como ya sabemos, el partido de la resistencia prevaleció. Una corta y dura guerra espacial hizo a Alerion someterse a todos los puntos importantes.

Desde entonces, el temperamento de la Tierra ha cambiado. El hecho de que durante la guerra Nueva Europa siguiera el ejemplo de Eleutheria y se separase, no parece haber afectado a la confianza en el destino humano que la mayoría de gente defiende hoy. Rechazamos el imperialismo, admitimos su absurdo a escala cósmica a interestelar, pero toda votación desde la generación pasada ha tenido como resultado que la mayoría dice que nuestras especies no deben permitir otra vez el ser dominadas por un alienígena.

¿Nuestras especies? ¿O nuestra Federación? Ahí está la diferencia.

Escenas: El crecimiento vigoroso de Eleutheria, en población, industria y territorio; los efectos nocivos sobre las comunidades naqsan y sus tierras; la siguiente confrontación estallando en forma de guerra no declarada, cuando los humanos se anexionan el continente de G'yaaru, expulsan a los no humanos de allí y lo fortifican.

Presidente Gupta: —Nuestros hijos no vivirán con miedo. La masa terrestre de Sigurdssonia es vital para nuestra seguridad, y por tanto para la preservación de la paz en el planeta. Nos asentaremos allí con nuestros ciudadanos…

(Júbilo tumultuoso en Shangai. Gigante, en una pantalla mural, la imagen de un político pide solidaridad con los valientes eleutherianos. Es rico, pero necesita esos votos.)

Olaya: —Pasemos de nuevo mi entrevista del pasado año con el Almirante Alessandro Vitelli, Jefe de Estado Mayor de la Autoridad de Control de Paz…

Vitelli: —Sin duda. En absoluto. La Liga Naqsan está detrás de estos últimos movimientos. Y no quiero significar que estén suministrando armas y entrenando a los tsheyakkanos. Eso no es ningún secreto, como tampoco lo es que nosotros estemos asistiendo francamente a los eleutherianos. No, quiero decir que tras el escenario La Liga esté apoyando el revanchismo. De otro modo, no se habrían producido las habladurías, conocidas por todos, sobre Mundomar. Los naqsans no se lanzan a la demagogia como los humanos. Tienden a permanecer tranquilos hasta que están preparados para la acción. No nos hagamos ilusiones. Los tsheyakkanos (y, a través de ellos, todos los naqsans) quieren algo más que reconquistar Sigurdssonia. Quieren expulsar a los humanos completamente de aquel planeta.

Olaya: ¿Cree que la Tierra permitiría que eso sucediera, Almirante?

Vitelli: Por favor. Mi servicio no hace política, ejecuta la voluntad del Parlamento… Mi opinión particular, es que la presencia humana en esa parte del espacio es esencial para el equilibrio de poder…

Olaya: —Discurso de Su Excelencia Tollog-a-Ektrush, Embajador General de la Liga de Naqsa en la Federación Mundial, justo antes de ser retirado…

(Una masa burbujeante, amarillo biliosa sombreada de verde y brillando húmedamente en su desnudez, con cortas piernas acabadas con pies de uñas curvadas, membranas hasta los codos nudosos, cabeza parecida a la de un barbo, llena la pantalla. El holograma no transmite el olor, pero el audio trasporta la voz pulposa, irritantemente dura para ser seguida por los oídos humanos, a millones de habitaciones.)

Tollog: —La avistad histovica entve nuestvos dos puelos. Ciev-to, hemos sido a veñudo rivales covevciales, pevo eso ¿no es beenficoso?, ¿no es evtimulante? Todo ev mundo gana pov ev comevcio: más impovtantemente, por la inspivación d'ideas, avtes, vilosofías, pasamientos, suenios. Quisieva hacevles sabev, humanos, como nosotvos los naqsan les admivamos, cuan agvadecidos estamos pov todo lo que hemos apvendido d'ustedes y las muchas opovtunidades que sus empvesas han cveado ava cada vaza pensante, como deseamos una hevmandad 'l spíritu. ¿Y todavía no han apvendido alg'o d'nsotvos? ¿Qué puede ganav un puelo dTgevva, y qué no puede pevdev?

Sí, apoyamos a nuestvos pavientes de Tsheyakka contva la simple conk'ista. No puedo cveev que la T'yewa, la T'yevva qeu amamos, dé legalidad o asista la expoliación y extevminio de seves infoensivos en sus hogares…

¿La T'yevva tiene una obligación pava aquellos a los que ha empowecido? ¿Está movalmente obligada a vev que ganen una vida decente y una t'yevva d’su pvopiedad en donde cvecev como quievan? Sin duda. Sin duda. Se les ha negado devde have tiempo. ¿Pevo povqué a nuestvas xpensas? No hemos sido nosotvos quienes se lo hemos negado…

Olaya: La tercera apertura de hostilidades a gran escala en Mundomar precipitó una crisis que no parecía poder ser resuelta. Después de su éxito inicial, los eleutherianos podrían hacer pocos progresos más y los tsheyakkanos no se mostraron dispuestos a aceptar la derrota otra vez. Las comisiones de paz del exterior fueron ignoradas, no muy educadamente, por ambas facciones. El temor creció, alimentado por el hecho de que unos u otros adquirieran armas mayores, o pudieran tenerlas ya, las introdujeran en el equilibrado conflicto que estaba chupando la sangre de todos…

Escenas: Desfiles, manifestaciones, multitudes cantando por toda la Tierra, reclamando el rescate de Eleutheria. Unidades Navales Terrestres y Naqsan enviadas al sector. Registros de incidentes letales. Vistas de buques destrozados, tripulaciones muertas, heridos hospitalizados en su agonía: muchos de ellos prisioneros, tratados tan bien como los médicos alienigenistas son capaces mientras esperan el intercambio.

Sumario de esfuerzos diplomáticos que fallaron. La sesión parlamentaria que confía a la Tierra la supervivencia de Eleutheria.

Más incidentes. El embajador de la Liga comunica su mensaje crucial.

La sesión parlamentaria que envía a la Armada el combate.

Presidente Al-Ghazi: —No, naturalmente que no planeamos un ataque sobre el mismo Naqsa, a menos que la Tierra sea atacada, lo cual no esperamos. Eso sería un acto de guerra. Peor, sería moralmente monstruoso y, puedo añadir, militarmente idiota, a la vista de las capacidades de defensa planetaria. No, mientras tengamos el control de los acontecimientos, eso será una operación sobre Mundomar y en el espacio, con el único propósito de inducir a nuestros oponentes a que acepten un acuerdo pacífico…

Olaya: El voto no fue unánime en absoluto. Oradores de varios países se opusieron a nuestra entrada en el conflicto, y siguen argumentando para conseguir nuestra retirada. Una minoría de individuos y organizaciones aboga por lo mismo.

(Lluvia en una calle casi vacía. Varios piquetes ante una oficina del Almirantazgo. Sus pancartas llevan slogans tales como VOLVAMOS A LA HERMANDAD y ¿NO TIENEN DERECHOS LOS NAQSANS? Transeúntes ocasionales en vehículos se paran a preguntar.)

Olaya: —Invitado especial, Gunnar Heim, ex ministro del Espacio y Asuntos Navales de Nueva Europa. Hace tres décadas en la Tierra, como todo el mundo puede recordar, el Capitán Heim tomó el liderazgo en la llamada a la resistencia contra la agresión de Aleriona, e inició la acción en nombre de Francia que hizo que toda la Federación Mundial se moviese. Más tarde, estuvo en primera línea en la defensa de la declaración y consolidación del status de Nueva Europa como planeta soberano, y fue una de las figuras principales de su gobierno antes de volver a su vida privada, aunque nunca a la oscuridad. Estando aquí de visita, el Capitán Heim ha tenido la amabilidad de consentir en acompañarnos…

(El hombre, de pelo canoso pero todavía fuerte y musculoso, vistiendo la túnica de su antiguo servicio, abierta en el cuello, aparece cómodamente sentado en una silla frente al moderador y fuma su pipa con placer.)

Olaya: —¿No cree que la presente situación es semejante a aquella con la que tuvo que enfrentarse?

Heim: En absoluto. Alerion quería a los humanos fuera del espacio, también a los naqsans y a cualquier otra raza, pero nosotros éramos los más prominentes y los primeros de la lista. De hecho, creo que Alerion nos quería ver muertos.

Olaya: ¿Por qué?

Heim: Llámelo ideología. No parece que seamos las únicas especies maldecidas con eso. El caso es que los objetivos de Alerion eran ilimitados y, por tanto, Alerion era una amenaza mortal. Teníamos que aplicar la fuerza para llevar a sus gobernantes a la razón.

Olaya: ¿Y no cree que esto sea cierto en el caso de Naqsa?

Heim: Sé que no lo es. ¿Cuándo han amenazado esos seres de alguna forma a la Tierra? A menos que tome en cuenta la dura competición comercial, que ciertos intereses terrestres querrían ver eliminada.

Olaya: Bien, pasando sobre las luchas espaciales, que supongo pueden ser adscritas a la tensión; dejando aparte eso, está el asunto de la misión terrestre enviada a la parte naqsan de Mundomar, que fue recibida con bombas hace dos años. Fanáticos, quizá…

Heim: Infiernos, no. Los naqsans no son fanáticos.

Olaya: Acción oficial encubierta entonces, como se alegó.

Heim: Sr. Olaya, ese bombardeo fue llevado a cabo por agentes eleutherianos para provocar la furia terrestre. Y lo consiguieron. El resultado inmediato fue que la Federación rompió las conversaciones con la Liga sobre una expedición conjunta al centro de la galaxia; pero sin duda el efecto en las siguientes elecciones terrestres fue más significativo.

Olaya: Perdóneme. ¿Puede usted probar esa declaración?

Heim: La he obtenido de mis amigos en la Inteligencia de Nueva Europa. Naturalmente, no creo que su gobierno se la comunique a usted.

Olaya: Volvamos a nuestro tema principal. ¿Cree que deberíamos abandonar a los eleutherianos a su suerte?

Heim: Me sorprende que se formule en voz alta una pregunta como la que me está haciendo usted.

Olaya: No es realmente mía. Me he limitado a extraerla de innumerables discursos y editoriales.

Heim (después de la más breve de las sonrisas): Bien, por favor, téngalo en cuenta, yo estoy hablando de un estado extranjero como ciudadano privado. ¡Gracias a cualquier dios que pueda haber, mi gobierno ha tenido el acierto de permanecer estrictamente neutral! Aunque quiero recordarle que Nueva Europa ha ofrecido su mediación a ambos bandos…

Olaya: Entendido, Capitán. Yo simplemente me interesaba por su opinión personal. En vista de las analogías entre lo que hizo usted y lo que Eleutheria está haciendo.

Heim: Niego que existan tales analogías. Se lo dije antes, Alerion amenazaba nuestra existencia y los naqsan no. Nueva Europa declaró la independencia pero no expolió nunca la propiedad de nadie.

Olaya: Es lo mismo…

Heim: De acuerdo, si puede seguir escuchando la vieja rutina de un ingeniero que probablemente hace tiempo que ha quedado anticuado. Permítame volver a decir que opino a título personal.

Primero, sí, admiro a los eleutherianos tremendamente. Lo que están haciendo es increíble. Es más que reclamar tierra, es reclamar sus propias almas.

Segundo, los naqsans en Tsheyakka, Mundomar, han tenido su silencioso heroísmo, ¿no? Y son criaturas inteligentes también. Y estaban allí primero, si es que eso cuenta para algo.

No creo que puedan expulsar a los eleutherianos del planeta. No creo que la Liga actualmente quiera hacerlo en realidad. La idea original fue sonada. Ese mundo está lleno de ambientes diferentes. Dos especies pueden colonizar perfectamente partes separadas de él. Su interacción pacífica beneficiaría a todos los involucrados. El vigor cultural híbrido, ya sabe.

Los detalles pueden ser pactados. Puede aplicarse la vieja fórmula de Talleyrand, «una igualdad insatisfactoria». El problema es que los eleutherianos no se avendrán a dejar algunos de sus enclaves. Por ejemplo, ahora ellos y varios promotores terrestres, cuyos nombres no se conocen, tienen tales inversiones en G'yaaru, o Sigurdssonia, si lo prefiere, que sería un gran perjuicio, para ellos el restituirlo. Por tanto, alegan, para no hacerlo que es vital para ellos y para su seguridad. Mierda. Incluso aunque la mayoría de ellos crean sinceramente en esto, mierda. La seguridad entre los pueblos es un interés común.

Olaya: ¿Entonces carga usted todas las culpas del conflicto a Eleuthería?

Heim: Dios, no. Los naqsans en su estilo son tan irrazonables como los humanos. Pero, principalmente, aquí hay una disputa que podría ser resuelta de alguna forma con un poco de mano izquierda, como lo fue la «cincuenta y cuatro cuarenta o el combate», pero los grandes poderes se han permitido a sí mismos sucumbir a los encantos del conflicto y…

Bien, dígame, Sr. Olaya. ¿Por qué infiernos está la Autoridad de Paz dirigida por el Parlamento de la Federación Mundial? ¿Qué posible ganancia hay para el terrestre corriente? ¿Por qué infiernos está usted apoyando al imperialismo eleutheriano? Si los eleutherianos deben conquistar más territorio, dejémosles hacerlo a su propio riesgo.

(Embarque de marines humanos en una lanzadera de transporte. Una banda interpreta, y voces amplificadas están cantando.)

Gloria, gloria, aleluya, Gloria, gloria, aleluya, Gloria, gloria, aleluya, ¡Es el día de marchar!

Загрузка...