EPÍLOGO

Esto es todo. He terminado. Acabo de quemar mis cuadernos. Fuera, luce Helios. Sol se ha escondido ya. Desde mi casa, situada en las afueras de Cobalt-City, puedo ver los campos en los que ondula el trigo aún verde. Mi biznieto Juan ha llegado de la escuela. Un avión planea, todo está tranquilo. Unos Sswis pasean por la calle y hablan, en francés, con nuestros conciudadanos. Cobalt-City cuenta con 25.000 habitantes. Por la ventana veo sobre la cima del Monte París el observatorio donde mi tío tuvo la alegría de terminar sus estudios sobre Ares con el gran telescopio, que fuimos a buscar hace más de cuarenta años. Veo pasar a la nieta de Miguel, Martina, que en rubio se parece tanto como es posible a mi Martina. Ella y mi nieto Claudio… Pero esto ya es el futuro. Vuestro futuro, ciudadanos de los Estados Unidos de Telus…


FIN

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