CAPITULO 28

El titular decía: ¡NOS INVADEN! Y debajo: SE DESCUBRE UNA CONSPIRACION DE SUPERHOMBRES. Los títulos siguientes eran: Una raza de superhombres entre nosotros. Resolvióse el misterio de las hojas de afeitar interminables.

El artículo en si decía:

WASHINGTON (De nuestra agencia): El mayor peligro que ha enfrentado la humanidad en todos sus años de existencia (un peligro que podría reducirnos a la esclavitud) fue revelado hoy en un anuncio efectuado conjuntamente por el FBI, el comando militar y el despacho en Washington del International Bureau of Economics.

Tal anuncio se realizó en una conferencia de prensa a la que citó el presidente. Simultáneamente hubo reuniones semejantes en todas las capitales importantes del mundo, tales como Londres, Moscú, París, Madrid, Roma, El Cairo, Pekín y varías otras ciudades.

El anuncio informaba sobre la aparición de una nueva raza de seres humanos llamados mutantes; éstos, tras haberse desarrollado, se han reunido en un esfuerzo por dominar el mundo entero.

Los mutantes, en el sentido que se da al término en este caso, son seres humanos que han sufrido una repentina variación por la cual el hijo difiere del padre, en oposición a las alteraciones graduales por las cuales la especie humana ha llegado a su forma actual. En este caso la alteración no ha afectado las características físicas; esto significa que los mutantes, a simple vista, son similares a cualquier humano normal. La alteración ha sido mental: el mutante posee ciertas habilidades de las que carece el hombre común, “talentos extravagantes”, tal como fueron denominados en el anuncio.

(Véase en la columna siguiente una explicación completa de la mutación.)

El anuncio, cuyo texto completo proporcionamos en la columna 4, advirtió que los mutantes se han lanzado a una campaña destinada a destrozar el sistema económico del mundo mediante la fabricación de ciertos artículos, tales como la hoja de afeitar eterna, las bombillas eléctricas que no se queman, los automóviles Eterno, las nuevas casas prefabricadas y otros artículos que generalmente se venden en los llamados “negocios de chismes”.

Según se reveló, el grupo de mutantes está, desde hace varios años, bajo la observación de diversas agencias oficiales o independientes; los descubrimientos, una vez correlacionados, demostraron sin lugar a dudas que se estaba llevando a cabo una verdadera campaña para dominar el mundo entero. El anuncio formal de la situación se demoró, según se dijo, hasta que desapareció toda duda sobre la autenticidad de los informes.

Se solicitó a la población del mundo entero que colaborara en la lucha para sofocar la conspiración. Al mismo tiempo se dispuso que las actividades prosiguiesen el ritmo normal, advirtiendo contra las consecuencias de la histeria.

Dice el anuncio: “No hay motivos para sentir aprensión. Se están tomando ciertas medidas defensivas”. No se indicó cuáles son esas medidas. Cuando los periodistas trataron de interrogar al portavoz al respecto se les dijo que esa información era de carácter secreto.

A fin de colaborar con los gobiernos en su campana contra los designios mutantes, el anuncio recomienda a la población las siguientes medidas:

1 — Mantener la calma y no caer en el pánico de la histeria.

2 — No utilizar los artículos fabricados por los mutantes.

3 — No comprar tales artículos y emplear la persuasión con quienes los usan o los adquieren.

4 — Informar inmediatamente al FBI sobre cualquier circunstancia sospechosa que pueda tener vinculaciones con tal situación.

El anuncio informaba que las primeras sospechas de que se trataba

(continúa en página 11 )

Vickers no buscó en la página 11; optó por revisar el resto de la primera plana. En ella estaban incluidos el texto completo del anuncio y un artículo sobre las características de la mutación; había también un análisis sobre el efecto probable de las mutaciones y sus posibles causas, firmado por un profesor de biología. También figuraban cinco o seis boletines; a ellos se dedicó Vickers:

NUEVA YORK (AP): La ciudad sufrió hoy la invasión de turbas armadas de hachas y barras de hierro, que violaron los negocios de chismes para destruir la mercadería y destrozar las instalaciones. Aparentemente no se encontró a nadie en los locales invadidos. Un hombre fue muerto por la muchedumbre, pero se cree que no estaba vinculado con los negocios de chismes.

WASHINGTON (UP): En las primeras horas de hoy una turba atacó y mató a un hombre que conducía un automóvil Eterno. El vehículo fue destrozado.

LONDRES (INS): En la fecha el gobierno dispuso instalar una fuerte guardia en varios distritos en los que se han instalado casas prefabricadas cuya construcción se atribuye a los mutantes. “Quienes compraron estas casas”, dice la explicación que acompaña al decreto, “lo hicieron de buena fe. No tienen vinculación alguna con la conspiración. Se ordena la guardia para proteger a estas personas inocentes y a sus vecinos de cualquier posible violencia pública”.

El cuarto decía:

ST. MALO. FRANCIA (Reuters). En la madrugada de hoy fue encontrado el cadáver de un hombre colgado de un poste de alumbrado público. En la pechera de su camisa llevaba prendido un letrero que decía, en torpes letras: “MUTANTE”.

Vickers dejó caer el periódico, que formó en el suelo una tienda arrugada, y observó el parque. Una manzana más allá, el tránsito matutino iba afluyendo hacia la ruta. Un muchacho venía por la acera haciendo rebotar una pelota. Unas cuantas palomas volaban en círculo por entre los árboles y se paseaban por el césped, arrullando suavemente.

“Todo es normal”, pensó. “Una mañana normal entre los hombres; la gente va a su trabajo, los niños juegan, las palomas pasean por el césped”.

Pero por debajo manaba una corriente de salvajismo. Detrás de todo eso, detrás de ese telón civilizado, el presente se agazapaba en su cueva, emboscado para saltar al encuentro del futuro. Emboscado, a la espera de él, de Ann de Horton Flanders.

Gracias a Dios, nadie había tenido la idea de relacionarlo con el coche. Tal vez a alguien se le ocurriera más tarde. Tal vez alguien recordara haberlo visto bajar del auto o sospecharía de ese hombre que no salió corriendo del restaurante ni se unió a la turba que apedreaba el coche. Pero estaba a salvo por el momento. Cuánto duraría su seguridad era ya otra cuestión.

Bien. ¿Qué hacer? Estudió las posibilidades. Podía robar un auto y continuar su viaje, pero no sabía cómo hacerlo. Sin embargo había otra cosa, algo que debía hacer inmediatamente.

Debía conseguir el trompo.

Lo había dejado en el coche y necesitaba recuperarlo. Empero ¿por qué arriesgar el cuello para conseguirlo? No tenía sentido, pensándolo bien, no tenía el menor sentido. Y sin embargo supo que debía hacerlo.

Tampoco la advertencia de Crawford sobre la inconveniencia de usar el coche pareció tener sentido en un primer momento; no le había prestado atención, pero (contra toda lógica) había tenido la sensación de que estaba equivocado al no obedecerle. Y al menos en este caso la lógica no había estado en lo cierto; sí, en cambio, ese presentimiento, esa premonición, intuición o como se llamara.

Recordó haberse preguntado si no habría un sentido capaz de sobrepasar la lógica y la razón, si no habría otra facultad en el cerebro humano, una facultad adivinatoria que dejara atrás las viejas herramientas de la lógica y la razón. Tal vez se trataba de eso; quizás ése era uno de los “talentos extravagantes” de la nueva raza.

Y tal vez ése era el sentido que le advertía, más allá de toda razón y de toda lógica, que debía recuperar el trompo.

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