Capítulo 24

Extracto de una conferencia de prensa mantenida el 10 de febrero:


R: ¿Cómo está Joe, señor Gerard?

Gerard: El doctor dice que se pondrá bien, gracias a Dios. Está débil y permanecerá ingresado un tiempo, pero la neumonía ha remitido. No hay duda de que es un luchador.

R: ¿Algún comentario sobre el modo en que el FBI ha llevado el caso?

Gerard: Por supuesto. Han hecho un gran trabajo.

R: ¿Qué van a hacer ahora usted y su esposa?

Gerard: ¡Iremos a Disneylandia!

[Risas]

R: En serio.

Gerard: ¡Casi es en serio! Cuando el doctor le dé el alta a Joey, nos iremos de vacaciones. A algún sitio cálido, con playas. Luego, en casa, trabajaremos duro para olvidar esta pesadilla.


Blaze fue enterrado en el sur de Cumberland, a menos de quince kilómetros de Hetton House y más o menos a la misma distancia de la casa donde su padre lo lanzó escalera abajo. Como la mayoría de los indigentes de Maine, fue enterrado en el pueblo. Aquel día no salió el sol, ni acudieron dolientes. Salvo los pájaros. La mayoría, cuervos. Siempre hay cuervos cerca de los cementerios. Llegaron, se posaron en las ramas, y luego volaron a dondequiera que los pájaros vayan.


Joe Gerard IV yacía tras las paredes de cristal de una cuna de hospital. Ya estaba recuperado. Su madre y su padre se lo llevarían de regreso a casa ese mismo día, pero él no lo sabía.

Tenía un nuevo diente, eso lo sabía; dolía. Tumbado boca arriba, miraba los pájaros sobre la cuna. Colgaban de cables, y volaban siempre que un soplo de aire los ponía en movimiento. En ese momento no se movían, y Joe empezó a llorar.

Un rostro se inclinó sobre él y una voz lo arrulló. Era el rostro equivocado, y Joe lloró más fuerte.

El rostro frunció los labios y sopló hacia los pájaros. Los pájaros volaron. Joe dejó de llorar. Miraba los pájaros. Los pájaros le hacían reír. Olvidó los rostros equivocados, y olvidó el dolor de su nuevo diente. Miraba los pájaros volar.


(1973)

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