No le vuelvas loco

GLEN SONREÍA CON DESCARO.

– Niño de acogida -dijo.

Luego golpeó a Blaze en el centro de su frente hundida y su sonrisa se transformó en un dolor que explotó en su brazo. La frente de Blaze, hundida o no, era muy dura.

Durante un instante olvidó retroceder y Blaze soltó su primer puñetazo. No usó el cuerpo; únicamente empleó su brazo como un pistón. Sus nudillos conectaron con la boca de Glen, que gritó cuando sus labios se cortaron contra los dientes y comenzaron a sangrar. Los chillidos se intensificaron.

Glen probó su propia sangre y olvidó retirarse. Olvidó lo que significaba burlarse del chico feo con la frente abollada. Solo quería avanzar y soltar ganchos a diestro y siniestro.

Blaze fijó los pies en el suelo y le hizo frente.

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