Para Maria Simons y Alan Romanczuk.
Sin ellos, escribir este libro habría sido imposible
Nubes y nieblas. Ratas. Grajos y cuervos. Podredumbre e insectos. Fenómenos raros y extraños sucesos. Lo normal, deforme y excepcional. ¡Portentos!
Los muertos echan a andar. Unos los ven, y no los ven otros. Pero, más y más, la noche nos asusta a todos.
Así han sido nuestros tiempos. Bajo un cielo muerto cae la lluvia. Nos aplasta con su furia hasta hacernos suplicar: «¡Que dé comienzo!».