VI. LOS BOSQUES DEL MAR


44. Bola-espía


El laboratorio de la Isla Norte no había sido muy optimista:

— Nos hace falta todavía una semana para arreglar el Calypso — dijo el director—. Y además, hemos tenido suerte de encontrar el trineo, sólo hay uno en Thalassa y no queremos arriesgarnos otra vez.

« Conozco los síntomas », pensó el oficial científico. Incluso en los últimos días de la Tierra, había algunos directores de laboratorio que querían guardar sus preciosos aparatos intactos por falta de uso.

— A no ser que el Krakan pequeño, o el grande, se vuelvan a portar mal, no veo que exista ningún riesgo. Y ¿no han prometido los geólogos que se estarían quietos por lo menos durante cincuenta años?

— Me he apostado algo con ellos sobre este asunto. Pero, dígame la verdad, ¿por qué piensa que es tan importante?

« ¡Qué visión más obtusa! — pensó Varley—. Si este hombre es físico oceanógrafo, sería de esperar en él que tuviera algún interés por la vida marina. Pero a lo mejor le he juzgado mal, a lo mejor me está tanteando… »

— Tenemos un cierto interés emocional en este asunto desde que el doctor Lorenson murió, gracias a Dios no permanentemente. Pero aparte de esto, los escorpios nos parecen unos seres fascinantes. Cualquier cosa que descubramos ahora tendrá una importancia capital algún día, y para ustedes será mucho más importante, ya que los tienen en el umbral de la puerta.

— Se lo agradezco mucho. Tenemos suerte de ocupar unos medios ecológicos tan distintos…

« ¿Durante cuánto tiempo? — pensó la científico—. Si Moses Kaldor tiene razón…

— Explíqueme exactamente qué hace una bola espía. El nombre es realmente curioso.

— Se crearon hace unos dos mil años para seguridad y espionaje, pero tenían muchas otras aplicaciones. Algunas no llegaban a tener el tamaño de una cabeza de alfiler. Las que vamos a utilizar son como una pelota de fútbol.

Varley extendió los planos sobre la mesa del director.

—Ésta fue diseñada para estar debajo del agua. Me extraña que no la conozca, pues la fecha de referencia es el año 2045. Encontramos todos los detalles en la memoria del ordenador técnico y los instrumentos introducidos en la copiadora. La primera copia no funcionó, todavía no sabemos por qué. Pero, en cambio, la segunda funcionó perfectamente.

« Aquí están los generadores acústicos, diez megahertz, así que tenemos la resolución en milímetros. Por supuesto no tiene la calidad del vídeo, pero se ve bastante bien.

« El procesador de señales es muy inteligente. Cuando la bola espía se pone en marcha, envía una sola pulsación que forma un holograma acústico de todo lo que está a una distancia de veinte o treinta metros. Transmite esta información en una banda estrecha de doscientos kilohertz hasta llegar a la boya que flota en el exterior, que la radia de nuevo a su base. La primera imagen tarda diez segundos en aparecer, luego la bola espía emite otra pulsación.

« Si no hay ningún cambio en la imagen, transmite una señal nula. Pero si pasa algo, transmite la nueva información y así se puede generar una imagen actualizada.

« Su frecuencia es de una foto cada diez segundos, lo que nos va bien para la mayoría de las misiones. Por supuesto, si las cosas suceden rápidamente aparecerá una mala imagen, con manchas. Pero no se puede tener todo; este sistema funciona en cualquier parte, incluso en una oscuridad total, no es fácil de encontrar y es económico.

El director estaba claramente interesado y estaba haciendo grandes esfuerzos para disimular su entusiasmo.

— Es un juguete interesante. Puede servirnos. ¿Puede darnos unas lentes y algunos modelos más?

— Sí, le daré las lentes, por supuesto; y comprobaremos si se acoplan bien a su copiadora para que puedan hacer todas las copias que deseen.

— El primer modelo, y quizá los otros dos o tres, los queremos lanzar en Escorpia.

— Y luego no tendremos más que esperar y ver lo que pasa.


45. El anzuelo


La imagen era difusa y a veces difícil de interpretar, a pesar del color artificial utilizado que revelaba detalles que el ojo humano no hubiese podido detectar. En ella aparecía un paisaje aplanado del fondo marino que abarcaba 360 grados. A la izquierda se divisaban algas marinas, en el centro unas rocas y a la derecha otra vez algas. Aunque parecía una imagen fija, los números que iban cambiando en la parte inferior izquierda reflejaban el paso del tiempo; de vez en cuando la escena cambiaba bruscamente, cuando algún movimiento alteraba el tipo de información que se transmitía.

— Como podrán observar — dijo el comandante Varley al público invitado al Auditórium de Terra Nova—, no había ningún escorpio por aquí cuando llegamos, pero puede que notaran u oyeran la sacudida cuando aterrizó nuestro… bueno, nuestro paquete. Aquí llega nuestro primer investigador; ha tardado un minuto veinte segundos.

Ahora la imagen cambiaba de golpe cada 10 segundos, y en cada toma aparecían más escorpios.

— Me detendré en esta toma para que puedan estudiar los detalles — dijo el científico—. ¿Ven aquel escorpio de la derecha? Fíjense en su pinza izquierda, lleva cinco pulseras de metal y parece hallarse en una posición de autoridad, en las siguientes imágenes se puede ver claramente cómo los otros escorpios le dejan pasar; ahora está examinando el misterioso montón de trastos que acaba de caer de su cielo. Ésta es una buena toma, observen cómo utiliza las pinzas y la boca para palpar, usa una como instrumento defensivo y la otra como instrumento de precisión. Ahora está tirando del alambre, pero nuestro regalito es demasiado pesado para él, fíjense en su actitud, juraría que está impartiendo órdenes, aunque no hemos detectado ninguna señal; quizá sea subsónica; aquí viene otro compañero suyo.

La escena cambió bruscamente, cobrando una curiosa perspectiva.

— Allá vamos, nos están guiando. Tenía usted razón, doctor Kaldor, se dirigen hacia aquella cueva de la pirámide de piedra. El paquete es demasiado grande para que lo puedan introducir en ella. Por supuesto, todo ha salido tal como lo planeamos; ésta es la parte más interesante.

Se había pensado mucho el regalo para los escorpios. Aunque el paquete consistía en un montón de trastos, éstos habían sido cuidadosamente seleccionados. Había barras de metal, cobre, aluminio y plomo, tablas de madera, tubos y láminas; trozos de láminas de hierro, un espejo de metal y varios rollos de alambre de cobre de distintas medidas. Toda la masa pesaba alrededor de cien kilos y había sido muy bien sujeta de forma que sólo se pudiera mover como un todo. La bola espía estaba situada en una de las esquinas y se había atado con cuatro pequeños cables.

Los dos escorpios grandes empezaron a atacar con decisión a la masa compacta de trastos, al parecer con un plan preciso. Sus poderosas pinzas deshicieron rápidamente los cordeles que la sujetaban, y acto seguido apartaron los trozos de madera y plástico. Era evidente que sólo les interesaba el metal.

Al ver el espejo se detuvieron. Lo levantaron y se quedaron mirando su imagen reflejada en él, invisible, por supuesto, en la imagen acústica de la bola espía.

— Nos esperábamos que atacasen. Se puede organizar un buen combate poniendo un espejo en un estanque de peces. Quizá se identifica con su propia imagen. Esto parece indicar un buen nivel de inteligencia.

Los escorpios abandonaron el espejo y empezaron a arrastrar el resto de desechos al otro lado del fondo del mar. En las siguientes tomas, las imágenes eran muy confusas. Cuando se estabilizó de nuevo la imagen, ésta les mostró una escena completamente distinta.

— Tuvimos suerte. Todo salió tal y como lo planeamos. Se llevaron la pelota espía hasta aquella cueva vigilada. Pero no se trata de los aposentos reales de la Reina Escorpio, si es que existe una Reina Escorpio, lo cual dudo… ¿Tienes alguna otra teoría que añadir?

Se hizo un largo silencio mientras los asistentes estudiaban el extraño espectáculo. Entonces alguien señaló:

—¡Es un cuarto trastero!

— Pero debe tener alguna finalidad.

— Miren esto. Es un motor fueraborda de 10 kilowatios. ¡Alguien tiene que haberlo abandonado!

—¡Ahora sabemos quién ha estado robando las cadenas de nuestras anclas!

—¡Pero esto no tiene ningún sentido!

— Seguramente lo tiene para ellos.

Moses Kaldor tosió reclamando la atención. Era una estrategia que raramente le fallaba.

— Esto es todavía sólo una teoría — comenzó—, pero cada vez más los hechos lo corroboran. Habrán observado que lo que hay aquí es metal, escrupulosamente seleccionado entre una gran variedad de elementos. Ahora bien, para una criatura marina inteligente, el metal debe de ser bastante misterioso, y algo muy distinto a los demás productos naturales del océano. Los escorpios parecen estar aún en la Edad de Piedra, y no hay forma de que puedan salir de ella tal y como nosotros, los animales terrestres, lo hicimos en la Tierra. Sin fuego, están atrapados en un callejón sin salida tecnológica. Creo que estamos asistiendo a una repetición de algo que ocurrió hace tiempo ya en nuestro mundo. ¿Saben de dónde obtuvo el hombre prehistórico sus primeros suministros de hierro? ¡Del espacio!

« No me extraña su asombro. No se encuentra jamás hierro puro en la Naturaleza; se oxida demasiado fácilmente. La única fuente de abastecimiento para el hombre primitivo eran los meteoritos. No tiene nada de extraño, pues, que fuesen venerados y que nuestros antepasados creyesen en seres sobrenaturales más allá del cielo. ¿Acaso está ocurriendo lo mismo aquí? Les pido que lo consideren seriamente. Todavía no conocemos el nivel de inteligencia de los escorpios. Quizá coleccionen metales por simple curiosidad y estén fascinados por sus propiedades… ¿quizá debería decir mágicas? Pero, ¿sabrán usarlas para algo más que para decoración? ¿Hasta dónde pueden evolucionar mientras permanezcan bajo el agua? Y, ¿permanecerán siempre allí? Amigos míos, creo que deberían investigar todo lo que puedan sobre los escorpios. Quizás estén ustedes compartiendo su planeta con otra raza inteligente. ¿Piensan cooperar, o luchar? Aun cuando no sean realmente inteligentes, los escorpios pueden llegar a representar una amenaza mortal o pueden ser un instrumento útil. Puede que debieran cultivarlos. Por cierto, observen la referencia Cargo Cult en sus bancos de historia… es C—A—R—G—O C—U—L—T. Me encantaría conocer el siguiente capitulo de esta historia. Quizás en estos momentos, unos escorpios filósofos estén reunidos en los bosques de algas deliberando lo que deben hacer con nosotros. Así pues, por favor, arreglen las antenas espaciales para que podamos seguir en contacto. El ordenador de la Magallanes estará esperando su informe mientras nos vigila en nuestro viaje a Sagan Dos.


46. Cuantos dioses existan…


—¿Qué es Dios? — preguntó Mirissa.

Kaldor suspiró y apartó la vista de la representación visual multisecular que veía en la pantalla.

—¿Por qué lo preguntas?

— Porque ayer Loren dijo « Moses cree que los escorpios deben de estar buscando a Dios ».

—¿De verdad dijo eso? Más tarde hablaré con él. Y tú, jovencita, me pides que te explique algo que ha obsesionado a millones de hombres durante miles de años, y que ha producido más palabras que cualquier otro hecho en la historia. ¿De cuánto tiempo dispones esta mañana?

Mirissa rió.

— Oh, por lo menos de una hora. ¿No me dijiste una vez que todo lo que es realmente importante puede expresarse en una sola frase?

— Hmm. En esta vida me he encontrado con algunas frases sumamente largas. A ver, por dónde voy a empezar…

Su mirada vagó por el claro que se extendía fuera de la ventana de la biblioteca y por el silencioso, ¡pero tan elocuente! casco de la nave madre que se destacaba en él.

« La vida humana de este planeta comenzó aquí; no me extraña que a menudo me recuerde al Edén. ¿Soy yo la Serpiente, que está a punto de destruir su inocencia? Pero yo no le voy a explicar a una joven tan inteligente como Mirissa nada que no sepa ya o que no haya adivinado. »

— El problema que existe con la palabra Dios — empezó lentamente—, es que nunca significó lo mismo para cada persona, sobre todo si se trataba de filósofos. Por esto, su uso fue desapareciendo poco a poco durante el Tercer Milenio, conservándose sólo como expletivo; demasiado obsceno en algunas culturas para su uso en una conversación educada. En su lugar fue sustituida por toda una constelación de términos especializados. Esto, por lo menos, acabó con la discusión entre las personas que defendían significados opuestos, ya que ésta fue la razón por la que en el pasado se produjeron el noventa por ciento de los enfrentamientos. El Dios personal, llamado a veces Dios Uno, pasó a llamarse Alfa. Esta era la entidad hipotética que, según se suponía, cuidaba de los asuntos de la vida cotidiana de cada persona, ¡y de cada animal! y premiaba el bien y castigaba el mal, por lo general en una existencia posterior a la muerte muy vagamente descrita. Se rendía culto a Alfa, se le rezaba, se llevaban a cabo ceremonias religiosas muy elaboradas, y se construían templos enormes en su honor…

« Después estaba el Dios que creó el universo y que no se sabe si se despreocupó o no de él después de su creación. Éste era Omega. Cuando acabaron de diseccionar a Dios, los filósofos habían empleado casi todas las veinte letras del alfabeto griego antiguo. Pero Alfa y Omega son suficientes por esta mañana. Sólo te diré que se dedicaron más de diez mil millones de años humanos a discutir sobre esto.

« Alfa estaba inextricablemente relacionado con la religión, y eso supuso su perdición. Podría haber estado presente hasta el momento de la destrucción de la Tierra si las innumerables religiones que existían se hubieran dejado en paz mutuamente. Sin embargo, no podían hacer eso, porque cada una de ellas reclamaba la posesión del Dios único y de la verdad. Por lo tanto, tenían que destruir a sus rivales, eliminando no sólo a todas las demás religiones, sino también a los disidentes de su propia confesión.

« Por supuesto, estoy simplificando mucho, los hombres y mujeres buenos a menudo estaban por encima de sus creencias, y es muy posible que la religión fuera esencial en las sociedades humanas antiguas. Sin unas sanciones supranaturales que les condicionaran, quizá los hombres nunca se hubieran unido en comunidades más grandes que las tribales. La religión no se convirtió en una fuerza esencialmente antisocial hasta que fue corrompida por el poder y los privilegios. El gran bien que había hecho fue eclipsado posteriormente por males mayores.

« Nunca habrás oído hablar, espero, de la Inquisición, de la caza de brujas o de las Jihads. ¿Puedes creer que incluso dentro de la Era Espacial había naciones en las que los niños podían ser legalmente ejecutados porque sus padres pertenecían a una subclase herética del tipo de Dios Alfa que veneraba el estado? Esto te chocará, pero estas cosas — y otras peores—sucedían cuando nuestros antepasados comenzaban la exploración del Sistema Solar.

« Por suerte para la Humanidad, de una manera más o menos airosa, Alfa desapareció del mapa, a principios de los años 2000. Murió a causa de un desarrollo fascinante de lo que se llamó teología estadística. ¿Cuánto tiempo me queda? ¿No estará Bobby poniéndose impaciente?

Mirissa echó un vistazo por el gran ventanal. El palomino pacía felizmente en la hierba alrededor de la base de la Nave Madre, y era evidente que estaba tranquilo.

— No se alejará mientras aquí haya algo para comer. ¿Qué era la teología estadística?

— Fue el asalto final al problema del Mal. En ello fue decisiva la aparición de un culto muy excéntrico; sus seguidores se autodenominaron neomaniqueos, no me preguntes por qué, hacia el año 2050. Por cierto, fue la primera « religión orbital ». Aunque todas las demás confesiones habían utilizado los satélites de comunicaciones para difundir sus doctrinas, los neomaniqueos contaban exclusivamente con ellos. No tenían otro lugar de reunión más que la pantalla de televisión.

« A pesar de su dependencia de la tecnología, su tradición venía de muy antiguo. Ellos creían que Alfa existía, pero que era absolutamente malo, y que el último fin de la Humanidad era enfrentarse a él y destruirlo.

« En apoyo a su confesión, recopilaron una serie inmensa de hechos horribles de la historia y la zoología. Creo que debía de tratarse de una gente con un humor bastante negro, porque parecían experimentar un placer morboso reuniendo ese material.

« Por ejemplo, una prueba válida de la existencia de Alfa era la que se denominó Argumento del Diseño. Ahora sabemos que es absolutamente erróneo, pero los neomaniqueos hicieron que pareciera del todo convincente e irrefutable.


« Si ves que un objeto tiene un bonito diseño — su ejemplo favorito era el reloj digital—tiene que haber un planificador, un creador, detrás de él. Sólo hay que mirar la Naturaleza. Y lo hicieron, al pie de la letra. Su campo fue en especial la parasitología. Por cierto, ¡no sabes la suerte que tienes de vivir en Thalassa! No te repugnaré describiendo los increíbles e ingeniosos métodos y adaptaciones de las que se sirvieron estos seres para invadir y minar otros organismos, en especial los humanos, para conseguir su destrucción. Sólo mencionaré una mascota especial de los neomaniqueos, la avispa.

« Esta deliciosa criatura ponía sus huevos en otros insectos, después de paralizarlos, para que cuando sus larvas salieran del huevo, éstas tuvieran un buen suministro de carne viva y fresca.

« Los neomaniqueos eran capaces de estar hablando durante horas de cosas de este tipo, exponiendo los caprichos de la Naturaleza, como prueba de que Alfa era, si no extremadamente malo, sí indiferente por completo a los criterios humanos de moralidad y bondad. No te preocupes, no puedo imitarles, y no lo haré.

« Sin embargo debo mencionar otra de sus pruebas favoritas, el Argumento de la Catástrofe. Un ejemplo típico que podría producirse incontables veces: unos adoradores de Alfa se reúnen para pedir ayuda ante la proximidad de un desastre; y todos mueren porque se derrumba su refugio, mientras que la mayoría de ellos se habrían salvado si se hubieran quedado en sus Casas.

« Los neomaniqueos reunieron volúmenes enteros de horrores de este tipo, como hospitales y residencias de ancianos incendiados, colegios de párvulos sepultados por terremotos, y volcanes o maremotos que destruyeron ciudades. La lista es inacabable.

« Naturalmente, los adoradores de Alfa rivales no se rindieron ante eso, y reunieron el mismo número de ejemplos contrarios, las maravillas que se habían producido, una y otra vez, para salvar de la catástrofe a los devotos creyentes.

« Este debate duró, en formas diversas, varios miles de años. No obstante, hacia el siglo XXI, las nuevas tecnologías de la información y los métodos de análisis estadístico, junto con una comprensión más amplia de la teoría de la probabilidad, ayudaron a encontrar la solución.

« Pasaron varias décadas antes de que aparecieran las respuestas, y tuvieron que pasar otras más para que fueran aceptadas por la casi totalidad de los hombres inteligentes: las cosas malas sucedían con la misma frecuencia que las buenas. Como ya se sospechaba desde hacía mucho tiempo, el universo simplemente obedecía a las leyes de la probabilidad matemática. Por supuesto, no había ningún signo de intervención sobrenatural, ni para bien ni para mal.

« De modo que el problema del mal nunca existió en realidad. Esperar que el universo fuera benévolo era como imaginar que uno pudiera ganar siempre en un juego de azar.

« Algunos devotos intentaron salvar la situación fundando una religión que veneraba a Alfa el Supremo Indiferente, y utilizaron la curva acampanada de la distribución normal como símbolo de su fe. No hace falta decir que una divinidad tan abstracta no inspiraba mucha devoción.

« Y ya que hablamos de matemáticas, éstas infligieron a Alfa otro golpe aplastante en el siglo XXI (¿o fue en el XXII?). Un brillante terrícola llamado Kurt Godel probó que existían ciertos límites fundamentales absolutos del conocimiento, y así, la idea de un Ser Omnisciente—una de las definiciones de Alfa—era, por lógica, absurda. Este descubrimiento ha llegado hasta nosotros a través de uno de esos inolvidables malos juegos de palabras: « Con Godel, adiós Dios. » Los estudiantes solían escribir pintadas en las paredes con las letras D, I, O y la sigma griega, y, por supuesto, había versiones que decían: « Con Dios, adiós Godel. »

« Pero volvamos a Alfa. Hacia mediados del milenio, éste había dejado de formar parte más o menos de las inquietudes humanas. Prácticamente todos los hombres pensadores habían acabado estando de acuerdo con el duro veredicto del gran filósofo Lucrecio: todas las religiones eran fundamentalmente inmorales, porque las supersticiones que divulgaban forjaban el mal más que el bien.

« Aún así, algunas de las viejas confesiones lograron sobrevivir, aunque con sus formas drásticamente alteradas, hasta el fin de la Tierra. Los Mormones del Ultimo Día y las Hijas del Profeta llegaron incluso a crear sus propias naves sembradoras. A menudo me pregunto qué habrá sido de ellas.

« Desacreditado Alfa, sólo quedaba Omega, el Creador de todas las cosas. No es tan sencillo deshacerse de Omega; el universo precisa una buena cantidad de explicaciones. ¿No estás de acuerdo conmigo? Existe un antiguo chiste filosófico que es mucho más sutil de lo que parece. Pregunta: ¿Por qué está aquí el Universo? Respuesta: ¿Dónde, si no, podría estar? Y pienso que esto es suficiente para una mañana.

— Gracias, Moses—contestó Mirissa, algo aturdida—. Todo esto ya lo habías contado antes, ¿verdad?

— Claro que sí, muchas veces. Y prométeme sólo una cosa.

—¿Cuál?

— No creas nada de lo que te he dicho por el mero hecho de que te lo haya contado yo. No hay ningún problema filosófico que llegue a solucionarse nunca. Omega sigue estando cerca, y a veces pienso lo mismo de Alfa…

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