El anarquista, que resultó llamarse Phyleas Chups, dio idéntica versión que Sherlock de sus delitos cuando se halló cara a cara con los severos jueces de las blancas pelucas y el acento gangoso.
Y al final de la última sesión del proceso, del que Phyleas salió absueltísimo, todo el público se puso de su parte.
Y el anarquista fue sacado en hombros.