EL DOCTOR Y LA SEÑORA WATSON EN CASA – Loren D. Estleman

UNA COMEDIA EN UN SOLO ACTO FICTICIO


AÑO: 1890 y pico.


ESCENA: La sala de estar de JOHN H. y MARY MORSTAN WATSON en su casa de Londres. MARY hace calceta.


MARY: Una del derecho, dos del revés. ¿O es dos del derecho y una del revés? ¿Qué más dará? Desde que esos bufones perdieron el tesoro del Agrá, lo más cerca que he estado de una perla auténtica es con la ocasional ostra en Simpson’s. (Hace un poco más de punto en silencio). Vaya una forma complicada de que una dama victoriana pierda el tiempo. No estaría tan mal si supiera tejer algo más aparte de bufandas. Seguro que si atas por los extremos todas las bufandas que he hecho, darían dos veces la vuelta a Londres. O una vez alrededor del cuello de Mycroft Holmes. Qué aburrido es esto. Sólo se me ocurre una cosa que sea más aburrida que una bufanda.

WATSON: (hablando desde fuera) ¿Mary? Ya estoy en casa.

MARY: Ahí lo tenemos.


(WATSON entra, besa a MARY en la mejilla).


WATSON: Hola, chuletita.

MARY: (sin entusiasmo) Hola, James.

WATSON: John. Me llamo John.

MARY: Ah. Sí, siempre se me olvida.

WATSON: ¿Por qué sigues llamándome James tras tres años de matrimonio?

MARY: ¿Cómo no voy a confundirme? Todo el mundo con el que te relacionas se llama James: James Phillimore, James Mortimer, James Lancaster, los tres hermanos Moriarty…

WATSON: (mirando rápidamente a su alrededor) ¿Moriarty? ¿Dónde? ¿Dónde?

MARY: Oh, cálmate. No está aquí. Te lo juro, tienes una fijación por este pobre hombre tan grave como la de tu amigo Sherlock Holmes.

WATSON: ¿Pobre? ¿El profesor Moriarty? ¿El Napoleón del crimen? ¿El hombre que está detrás de la mitad de los delitos de la ciudad y de casi todo lo que pasa inadvertido en ella?

MARY: Es exactamente lo que quiero decir. ¿Cómo va a llegar a ser un hombre de provecho si lo único que hace todo el mundo es criticarle?

WATSON: (masajeándose las sienes) No empieces Mary. He tenido un día terrible. Resulta mortal estar todo el tiempo entre gente enferma.

MARY: ¿Por qué te hiciste médico entonces?

WATSON: No quedaban plazas en la clase de cerámica. ¿Qué hay de cena?

MARY: Gallineta.

WATSON: Maldición.

MARY: ¿Qué tiene de malo la gallineta?

WATSON: La he tomado de almuerzo.

MARY: Has vuelto a comer con Sherlock Holmes, ¿verdad?

WATSON: ¿Cómo lo has sabido?

MARY: Elemental, mi querido tonelete. La gallineta es lo único que come Holmes.

WATSON: Eso no es verdad. Las pasadas navidades el comisionado Peterson le regaló un ganso.

MARY: Siempre me pareció sospechoso.

WATSON: (pensativo) Sí, se exhibe mucho con su uniforme.

MARY: Hablo de Holmes, no de Peterson.

WATSON: ¡De Holmes! ¿Cómo puedes decir eso del hombre más bueno y más sabio que he conocido? ¿Has olvidado que si no fuera por él, tú y yo nunca nos habríamos conocido?

MARY: (secamente) Eso difícilmente sería un argumento a su favor.

WATSON: Si te aburro, te sugiero que busques un trabajo. Tengo entendido que hay una vacante en Copper Beeches.

MARY: Muy gracioso. ¿En qué está metido ahora el gran detective? ¿En contar semillas de naranja?

WATSON: Está descifrando un palimpsesto, sea lo que sea eso. Y mirando a un montón de bailarines.

MARY: (relamidamente) ¿Qué te decía yo?

WATSON: No, no. Contiene una clave de algún tipo. Tiene algo que ver con un individuo y su esposa en Norfolk. Debo decir que es demasiado complejo para mí.

MARY: El McGuffy's Reader sería demasiado complejo para ti.

WATSON: ¿No es hora de que visites a tu madre?

MARY: Mi madre está muerta. ¿Quién es el que olvida ahora? Hablas igual que escribes.

WATSON: Deja en paz mi forma de escribir. Paga las facturas, ¿no?

MARY: Algo tiene que hacerlo.

WATSON: ¿Qué se supone que quiere decir eso?

MARY: Afrontémoslo, James…

WATSON: John. Me llamo John.

MARY: Lo que sea. La banda de lunares no podría vivir de lo que ganas con esa mísera profesión tuya.

WATSON: Sabías lo que era cuando te casaste conmigo. ¿Quién ha oído hablar de un médico rico?

MARY: A Anstruther le va bien. Le compró un abrigo de pieles a su mujer en su cumpleaños. ¿Y sabes porqué puede permitírselo?

WATSON: No empieces, Mary.

MARY: Puede permitírselo porque no paras de enviarle a tus pacientes para poder irte a hacer Dios sabe qué con tu amigo Sherlock Holmes.

WATSON: Ya empiezas otra vez.

MARY:¿Y cómo te demuestra Holmes su afecto? Tratándote como a un criado. ¿Alguna vez se ha ofrecido a compartir contigo la recompensa por resolver un misterio?

WATSON: ¿Qué me dices del regalo que nos hizo las pasadas navidades?

MARY: ¡Aleluya! Una caja de rapé en oro de seis quilates con una amatista en la tapa. ¡Para que luego hablemos de tu mal gusto!

WATSON: Pues a mí me parece muy bonita. De todos modos, Holmes nunca me insultaría ofreciéndome dinero.

MARY: Podría ser descortés de cuando en cuando.


(Llaman a la puerta.)

WATSON: Ya voy yo. (sale)

MARY: (haciendo punto) Ojalá sea Jack el Destripador haciendo una visita a domicilio.

WATSON: (vuelve, llevando una hoja de papel) Era un mensajero.

MARY: ¿Le has dado propina?

WATSON: No podía. No hay metálico en la casa y me he dejado la libreta de cheques en el escritorio de Holmes.

MARY: Es lo mismo que le dijiste al anterior mensajero. Acabarán dándose cuenta

WATSON: (desdoblando el papel) Es de Holmes.

MARY: Lo que pensaba. Propaganda.

WATSON: Me necesita, Mary. Tiene un caso.

MARY: ¿Cuándo no?

WATSON: Debo ir con él. ¿Dónde está mi fiel revólver?

MARY: En el cajón superior de la cómoda, bajo tus fieles calcetines.

WATSON: Olvídalo. No hay tiempo. Usaré el de Holmes.

MARY: No me digas que ese animal sarnoso ha vuelto a meterse con los Baskerville. ¿Por qué no pueden llamar a la perrera como todo el mundo?

WATSON: Ya te lo explicaré luego, (la besa en la mejilla) No me esperes. Quizá vuelva tarde.

MARY: (con frialdad) ¿Quién es esta vez? ¿Violet Hunter o esa vampiresa de la Ferguson?

WATSON: ¿De qué estás hablando?

MARY: Lo sabes perfectamente. Holmes, ¡ja! La última vez que dijiste que le necesitaba, volviste con un largo cabello castaño en el abrigo.

WATSON: ¡Te dije que era de una mangosta!

MARY: No me importa su nacionalidad. Te dejaré, como no dejes de verte con otras mujeres. ¡Pon eso en tu pipa y ve fumándolo!

WATSON: Luego hablaremos de eso.

MARY: Desde luego que sí. James.

WATSON: John. Me llamo John.

MARY: Lo que sea.


(WATSON sale de escena, MARY sigue haciendo punto durante un momento y luego se incorpora en actitud de escucha. Ya segura de que se ha ido su marido, coge el teléfono y gira la manivela.)


MARY: El profesor Moriarty, por favor, (espera) ¿Hola? ¿Jimmy? Mary. Se ha ido. No, no volverá hasta tarde. ¿Estás libre esta noche? Estupendo. ¿Cómo? (hace una pausa) ¿Una nueva monografía? Sí, tráela de todos modos, (coqueta) Sí, me encantará discutir la dinámica de tu asteroide. Contaré los minutos. Adiós, amor.


(Cuelga el teléfono. TELÓN).

Загрузка...