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Durante su novena semana en la Casa de Realización, encontrándose varado en aguas estancadas, Staunt buscó al Dr. James y pidió la sacudida de la memoria. Parecía la única alternativa que le quedaba aparte de la Ida misma, y en estos días raras veces pasaba por su mente la idea de Irse. Había terminado la lectura de Jonson y el impulso de pedir otros libros no le había venido; echó una mirada de vez en cuando a la hoja de La nueva posada, pero no volvió a trabajar en ella; mantenía una actitud cautelosa y distante en sus conversaciones con Bollinger y con sus visitas infrecuentes; se daba cuenta de que se deslizaba casi imperceptiblemente hacia una pasividad de muerte, sin acercarse de veras a la salida. No podía regresar a su vida anterior y no podía rendirse e Ir. Posiblemente, la sacudida de la memoria le empujaría fuera del punto muerto.

—Harán falta seis horas para prepararle —dijo el Dr. James, su larga nariz crispándose de entusiasmo por el proyecto de Staunt—. Hay que aclarar el cerebro de todo producto de la fatiga, y el sistema nervioso autónomo necesita ajustarse. ¿Cuándo quiere empezar?

—Ahora —dijo Staunt.

Le limpiaron, le ajustaron, le llevaron a su apartamento, le acostaron y le enchufaron a su monitor metabólico.

—Si se sobreexcita —explicó el Dr. James—, el monitor ajustará, bajándola automáticamente, la intensidad del flujo emocional. —Staunt estaba dispuesto a arriesgarse con la intensidad de su flujo emocional, pero el médico insistió.

El monitor se quedó en su sitio.

—No es el dolor psíquico lo que nos preocupa —dijo el Dr. James—. Nunca hay nada de eso. Pero a veces —un exceso del amor recordado, ¿sabe?— un estallido de felicidad, hemos encontrado que podría ser demasiado.

Staunt asintió con la cabeza. No iba a discutir. El médico sacó una aguja hipodérmica y apretó el pico ultrasónico contra el brazo de Staunt. Brevemente Staunt se preguntó si todo esto era un engaño, si la droga le enviaría a la Ida en vez de hacerle viajar por su camino del tiempo, pero dejó a un lado la idea irracional, el pico hizo su breve son de zángano y el líquido oscuro misterioso saltó hacia sus venas.

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