20

Una de las primeras уrdenes de Cordelia fue volver a asignar a Droushnakovi a la persona de Gregor, para que conservase cierta continuidad emocional. Esto no significaba renunciar a la compaснa de la joven, un consuelo al cual Cordelia se habнa habituado profundamente, porque al fin Aral habнa cedido a la insistencia de Illyan y se habнan trasladado a la Residencia Imperial. Cordelia sintiу una inmensa alegrнa cuando un mes despuйs de la Feria Invernal, Drou y Kou contrajeron matrimonio.

Cordelia se ofreciу para oficiar como intermediaria entre las dos familias, pero por alguna razуn tanto Kou como Drou rechazaron su oferta, aunque se lo agradecieron profusamente. Teniendo en cuenta las trampas que ocultaban las costumbres sociales barrayaresas, Cordelia tambiйn considerу mejor dejarle la tarea a la seсora mayor contratada por la pareja a tal efecto.

Cordelia y Alys Vorpatril se visitaban con frecuencia. Sin ser exactamente un consuelo para Alys, el pequeсo lord Ivбn sin duda la ayudaba a recuperarse de su odisea psicolуgica. El niсo creciу rбpidamente a pesar de tener cierta tendencia a los caprichos, actitud que segъn la opiniуn de Cordelia era alimentada por Alys.

Ivбn hubiese necesitado tres o cuatro hermanos para que ella repartiese sus atenciones, decidiу mientras la observaba palmearle la espalda despuйs de comer, planeando en voz alta la educaciуn que recibirнa hasta los dieciocho aсos, edad en la cual pasarнa los exбmenes para ingresar en la formidable Academia Militar Imperial.

Por unos momentos, Alys dejу de lamentarse amargamente por Padma y de planificar la vida de Ivбn hasta el ъltimo detalle cuando Drou le contу cуmo serнa su traje de bodas.

— ЎNo, no, no! — exclamу espantada -. Todo ese encaje… parecerбs una gran osa blanca. Seda, querida, tienes que ponerle largas franjas de seda… — Y comenzу a diseсarlo.

Al no tener madre ni hermanas, Drou no podrнa haber encontrado a una consejera mejor. Para estar segura de su perfecciуn estйtica, lady Vorpatril terminу regalбndole el vestido, junto con una «pequeсa cabana» que resultу ser una casa considerable en la costa este. Llegado el verano, el sueсo de Drou en la playa se volverнa realidad. Cordelia sonriу y comprу a la joven una camisa de noche y una bata con suficiente encaje como para satisfacer las necesidades de su alma femenina.

Aral les proporcionу el lugar donde celebrar la fiesta: el Salуn Rojo de la Residencia Imperial, el que tenнa el maravilloso suelo de marqueterнa que, para inmenso alivio de Cordelia, habнa escapado al incendio. En teorнa, este gesto esplйndido fue justo lo que Illyan necesitaba por razones de seguridad, ya que Cordelia y Aral se encontrarнan entre los principales testigos. Personalmente, a Cordelia le parecнa que las cosas tomaban un giro prometedor si Seguridad Imperial comenzaba a ocuparse de organizar bodas.

Aral repasу la lista de invitados y sonriу.

— їHas notado que todas las clases se encuentran representadas? — le dijo a Cordelia -. Hace un aсo, no hubiese sido posible celebrar el banquete aquн. El hijo del tendero y la hija de un militar sin grado. Ellos lo compraron con sangre, pero tal vez el prуximo aсo pueda comprarse con un acuerdo pacнfico. Medicina, educaciуn, ingenierнa, nuevas empresas… їQuй te parecerнa una fiesta para bibliotecarios?

— Y esas brujas con las que estбn casados los amigos de Piotr, їno se quejarбn por estos cambios sociales demasiado progresistas?

— їCon Alys Vorpatril respaldбndolos? Jamбs se atreverнan.

Los preparativos para la boda continuaron. Cuando faltaba una semana, Kou y Drou se sentнan aterrados y consideraban la posibilidad de fugarse, ya que habнan perdido el control de todo. Pero el personal de la Residencia Imperial tenнa una gran prбctica en organizar hasta el mбs mнnimo detalle. El ama de llaves corrнa por todas partes, riendo.

— Y yo que me temнa que cuando el almirante llegara aquн no tendrнamos nada que hacer, aparte de esas cenas mortalmente aburridas para el Estado Mayor.

Al fin llegу el dнa y la hora de la boda. En el suelo del salуn habнa un gran cнrculo de sйmola coloreada, acompaсado por una estrella con un nъmero variable de puntas una para cada padre o testigo principal. En este caso eran cuatro. Segъn la costumbre barrayaresa, las parejas se casaban a sн mismas, pronunciando sus votos en el interior del cнrculo, sin necesidad de un sacerdote o un magistrado. Un asistente permanecнa fuera del cнrculo y leнa el texto para que la pareja lo repitiese. Esto permitнa prescindir de esfuerzos mentales mayores, tales como el aprendizaje de memoria por parte de la pareja. Los contrayentes ni siquiera tenнan que utilizar la coordinaciуn motora, ya que cada uno contaba con un amigo que lo conducнa al interior del cнrculo. Todo era muy prбctico, decidiу Cordelia, y tambiйn esplйndido.

Con una sonrisa y una reverencia, Aral situу a Drou en su punta de la estrella como si depositase un ramo, y luego fue a ocupar su propio lugar. Lady Vorpatril habнa insistido en que Cordelia se hiciese confeccionar ropa adecuada para la ocasiуn, y el vestido elegido era amplio y largo en azul y blanco, con adornos en flores rojas a juego con el uniforme de desfile de Aral, rojo y azul. El padre de Drou, muy nervioso y henchido de orgullo, tambiйn vestнa su uniforme rojo y azul. Cordelia solнa asociar a los militares con el totalitarismo, y le resultaba extraсo imaginarlos como punta de lanza del igualitarismo en Barrayar. Era el obsequio de cetagandaneses, decнa Aral; su invasiуn habнa obligado a promocionar el talento sin preocuparse por el origen, y a partir de entonces la sociedad barrayaresa seguнa siendo barrida por las oleadas del cambio.

El sargento Droushnakovi era un hombre mбs bajo y delgado de lo que Cordelia habнa esperado. Los genes maternos, una mejor nutriciуn, o una mezcla de los dos factores, habнan hecho que todos sus hijos fuesen mбs altos que йl. Los tres hermanos, desde el capitбn hasta el cabo, habнan recibido permiso militar para poder asistir a la ceremonia, y se encontraban en el cнrculo mбs amplio de los otros testigos junto con la emocionada hermana menor de Kou. La madre de йste se encontraba en la ъltima punta de la estrella, entre llantos y sonrisas, con un vestido azul tan perfecto que Cordelia supuso que, de alguna manera, Alys Vorpatril tambiйn habнa logrado llegar hasta ella.

Koudelka entrу primero, apoyado en su bastуn con funda nueva y en Bothari. El sargento vestнa la versiуn mбs reluciente de la librea marrуn y plata de Piotr, y trataba de ayudar murmurando sugerencias terribles como «Si le vienen ganas de vomitar, baje la cabeza». La sola idea hizo que el rostro de Kou se volviera mбs verdoso aъn, de forma que contrastaba extraordinariamente con el uniforme rojo y azul que, sin lugar a dudas, Alys Vorpatril hubiese desaprobado.

Las cabezas se volvieron cuando apareciу la novia. Alys habнa tenido toda la razуn al elegir el vestido de Drou. La joven avanzу graciosa, en una perfecta combinaciуn de formas: seda marfil, cabello dorado, ojos azules, flores blancas, azules y rojas. Sуlo cuando se detuvo junto a Kou, quedу en evidencia lo alto que debнa de ser йl. Alys Vorpatril, en gris y plateado, dejу a Drou en la orilla del cнrculo con un gesto parecido al de una diosa cazadora que liberara a un halcуn blanco para que partiese volando y fuera a posarse en los brazos extendidos de Kou.

Kou y Drou lograron pronunciar sus votos sin tartamudear ni desmayarse, y disimularon la vergьenza que sintieron ante la declaraciуn pъblica de sus despreciados nombres de pila: Clement y Ludmilla.

Entonces, como testigo principal, Aral rompiу el cнrculo deslizando una bota sobre la sйmola y los dejу salir. La fiesta comenzу con mъsica, baile, comida y bebida.

El banquete estuvo increнble, la mъsica muy animada y la bebida… tradicional. Despuйs de la primera copa del excelente vino enviado por Piotr, Cordelia se acercу a Kou y le murmurу algunas palabras acerca de ciertas investigaciones betanesas segъn las cuales el etanol tenнa efectos perjudiciales sobre las funciones sexuales. Despuйs de oнrla, Kou se marchу al lavabo.

— Eres una mujer cruel — le susurrу Aral al oнdo, riendo.

— Para Drou no lo soy — respondiу ella.

Cordelia fue presentada formalmente a los hermanos, ahora cuсados, quienes la miraron con ese respeto reverencial que le hacнa apretar los dientes. De todas formas, relajу la mandнbula cuando el padre hizo callar a uno de ellos para permitir que la novia hiciese cierto comentario sobre las armas de fuego.

— Cбllate, Jos — le dijo el sargento Droushnakovi a su hijo -. Tъ nunca has manejado un disruptor nervioso en combate. — Drou parpadeу, y luego sonriу con un brillo en la mirada.

Cordelia aprovechу la ocasiуn para charlar un momento con Bothari, a quien veнa en raras ocasiones ahora que Aral habнa abandonado la casa de Piotr.

— їCуmo se encuentra Elena ahora que ha vuelto? їLa seсora Hysopi ya se ha recuperado de todo lo ocurrido?

— Estбn bien, seсora. — Bothari inclinу la cabeza y casi sonriу -. Los visitй hace cinco dнas, cuando el conde Piotr viajу para visitar a sus caballos. Elena ya ha empezado a gatear. Si la dejas un momento, al volver ya no la encuentras donde la habнas dejado. — Frunciу el ceсo -. Espero que Karla Hysopi se mantenga alerta.

— Cuidу perfectamente bien a Elena durante la guerra de Vordarian. Supongo que le resultarб igual de fбcil vigilar sus gateos. Es una mujer valiente. Deberнa encontrarse en la fila para recibir una de esas medallas que estбn entregando.

— No creo que signifiquen mucho para ella — respondiу Bothari.

— Hum. Espero que entienda que puede llamarme siempre que necesite algo. En cualquier momento.

— Sн, seсora. Pero nos las arreglamos bien por ahora. — Hubo un cierto destello de orgullo en sus palabras -. En invierno Vorkosigan Surleau es un lugar muy tranquilo. Limpio. Me parece el sitio ideal para un bebй. — No es como el lugar donde yo crecн, casi le oyу decir Cordelia -. Yo quiero que tenga todo lo mejor. Hasta el padre.

— їY usted, cуmo se encuentra?

— La nueva medicina es mejor. Ya no tengo la cabeza llena de bruma como antes. Y duermo toda la noche. Aparte de eso, no conozco sus efectos.

Bothari parecнa relajado y sereno, casi libre del aspecto siniestro que siempre lo acompaсaba. De todos modos, fue la primera persona en el salуn que observу la mesa del bufet y preguntу:

— їSe supone que todavнa debe andar por ahн despierto?

Vestido con su pijama, Gregor se escurrнa junto a la mesa, tratando de pasar inadvertido y hurtar algunos comestibles antes de que lo descubrieran y volvieran a llevбrselo. Cordelia llegу a йl primero, antes de que un invitado desprevenido lo empujara o los aterrados guardaespaldas que esa noche ocupaban el lugar de Drou volvieran a capturarlo. Detrбs de los guardias venнa Illyan, con el rostro blanco como un papel. Afortunadamente para el corazуn de Illyan, Gregor sуlo habнa desaparecido formalmente durante unos sesenta segundos. El niсo se encogiу contra la falda de Cordelia cuando los agitados adultos se abalanzaron sobre йl.

Drou, quien habнa notado que Illyan hablaba por el intercomunicador, palidecнa y se ponнa en marcha, se acercу de inmediato a preguntar quй ocurrнa.

— їCуmo logrу salir? — gruсу Illyan a los guardianes de Gregor, quienes balbucearon algo inaudible como «Creн que estaba dormido» y «No le he quitado los ojos de encima».

— Йl no ha salido — intervino Cordelia con dureza -. Йsta es su casa. Al menos deberнan permitirle caminar por las estancias… si no, їpara quй tienen todos esos guardias apostados en los muros?

— Droushie, їno puedo venir a tu fiesta? — preguntу Gregor con tono quejumbroso, buscando desesperadamente una autoridad por encima de la de Illyan.

Drou mirу a Illyan, quien pareciу desaprobar la idea. Cordelia le respondiу con firmeza:

— Sн, tienes mi permiso.

Por lo tanto, bajo la supervisiуn de Cordelia, el emperador bailу con la novia, comiу tres pasteles de crema y al final dejу que lo acostaran muy satisfecho. El pobre niсo sуlo querнa un ratito de diversiуn.

La fiesta continuу, muy animada.

— їBailamos, seсora? — le preguntу Aral, esperanzado.

їSe atreverнa a intentarlo? Estaban tocando la danza del espejo… No lo harнa demasiado mal. Cordelia asintiу con la cabeza y despuйs de vaciar la copa, Aral la condujo hasta la pulida pista. Paso, desliz, ademбn; mientras se concentraba, hizo un descubrimiento interesante e inesperado. Cualquiera de los dos integrantes podнa conducir, y si los bailarines se mantenнan alerta, los espectadores no notarнan la diferencia. Cordelia intentу algunas inclinaciones y deslices propios, y Aral la siguiу sin problemas. Los dos continuaron bailando cada vez mбs absortos, hasta que al fin se quedaron sin mъsica ni aliento.

Las ъltimas nieves del invierno se derretнan en las calles de Vorbarr Sultana cuando el capitбn Vaagen llamу del Hospital Militar preguntando por Cordelia.

— Ha llegado el momento, seсora. He hecho todo lo posible por medios artificiales. La placenta ya tiene diez meses y su envejecimiento ya es evidente. Ya no puedo sobrealimentar mбs la mбquina para compensarlo.

— їCuбndo?

— Maсana estarнa bien.

Cordelia apenas si durmiу esa noche. A la maсana siguiente todos se encaminaron al Hospital Miliar Imperial: Aral, Cordelia y el conde Piotr flanqueado por Bothari. Cordelia no estaba segura de querer que Piotr se encontrase presente, pero hasta que el anciano les hiciese a todos el favor de caer muerto, deberнa soportarlo. Tal vez si apelara una vez mбs a la razуn, volviendo a presentarle los hechos, con un intento mбs, lograrнan convencerlo. El antagonismo apenaba a Aral; al menos el responsable de alimentarlo serнa Piotr, y no ella.

Haz lo que quieras, viejo. Tu ъnico futuro es a travйs de mн. Mi hijo encenderб tu pira funeraria. De todos modos, se alegraba de volver a ver a Bothari.

El laboratorio nuevo de Vaagen ocupaba toda una planta en el edificio mбs moderno del complejo. Cordelia habнa hecho que se trasladase del antiguo laboratorio para que no conviviese con los fantasmas, pues un dнa en que fue a visitarlo lo encontrу casi paralizado e incapaz de trabajar. Cada vez que entraba en la habitaciуn, le habнa confesado, recordaba la muerte violenta e inъtil del doctor Henri. No podнa pisar el lugar donde habнa caнdo su amigo, y siempre daba un rodeo. Cualquier ruido lo sobresaltaba.

«Soy un hombre racional — le habнa dicho con voz ronca -. Estas supersticiones absurdas no significan nada para mн.»

Por lo tanto Cordelia le habнa ayudado a encender una ofrenda privada en un brasero del laboratorio, y luego habнa disimulado la mudanza diciendo que era una promociуn.

El nuevo laboratorio era luminoso, amplio y libre de apariciones. Cuando Vaagen la hizo entrar, Cordelia se encontrу con una multitud de personas que aguardaban dentro: eran investigadores a quienes habнa convocado para que exploraran la nueva tecnologнa, obstetras civiles entre los cuales estaba el doctor Ritter, el futuro pediatra de Miles, y su cirujano consultivo. Los padres de la criatura tuvieron que abrirse paso para entrar.

Vaagen iba y venнa a toda prisa, sintiйndose alegremente importante. Todavнa llevaba el parche en el ojo, pero le prometiу a Cordelia que ahora dispondrнa de tiempo para someterse a una intervenciуn con la cual recuperarнa la visiуn. Un tйcnico entrу con la rйplica uterina en una mesa con ruedas y Vaagen se detuvo, como si tratara de determinar el modo mбs dramбtico y ceremonioso de efectuar lo que, segъn sabнa Cordelia, era un hecho de lo mбs simple. Al final decidiу brindar un discurso tйcnico para sus colegas, detallando la composiciуn de las soluciones hormonales que inyectaba en los conductos de alimentaciуn, interpretando las lecturas y describiendo la separaciуn placentaria que se efectuaba dentro de la rйplica, las similitudes y diferencias entre esta tйcnica y el parto natural. Existнan varias diferencias que Vaagen pasу por alto.

Alys Vorpatril deberнa ver esto, pensу Cordelia.

Vaagen alzу la vista y la mirу a los ojos. Entonces se interrumpiу, cohibido, y sonriу.

— Seсora Vorkosigan. — Seсalу los cierres que sellaban la rйplica -. їQuerrнa hacernos el honor?

Ella extendiу la mano, vacilу, y mirу a su alrededor en busca de Aral. Allн estaba, solemne y muy atento entre el gentнo.

— їAral?

Йl avanzу.

— їEstбs segura?

— Si puedes abrir una nevera campestre, podrбs hacer esto.

Cogieron un cierre cada uno y los alzaron al mismo tiempo, rompiendo el precinto estйril. Entonces levantaron la tapa. El doctor Ritter se acercу con un escalpelo vibratorio, para cortar la maraсa de conductos nutrientes con un movimiento tan delicado que el argйnteo saco amniуtico permaneciу intacto. Luego liberу a Miles de sus ъltimas capas biolуgicas y le despejу la boca y la nariz de fluidos antes de que, con gran sorpresa, realizara su primera inhalaciуn. Alrededor de Cordelia, el brazo de Aral la estrechу con tanta fuerza que le doliу. Una risita ahogada, casi inaudible, escapу de sus labios. Entonces tragу saliva y parpadeу, logrando que sus facciones llenas de regocijo y dolor volvieran a mantenerse bajo estricto control.

Feliz cumpleaсos, pensу Cordelia. Tienes buen color…

Por desgracia, eso era prбcticamente lo ъnico que estaba bien. El contraste con el pequeсo Ivбn le resultу abrumador. A pesar de las semanas suplementarias de gestaciуn, diez meses contra los nueve y medio de Ivбn, Miles apenas si tenнa la mitad del tamaсo del otro bebй, y estaba mucho mбs marchito y arrugado. La columna tenнa una visible deformaciуn, y las piernas estaban plegadas con fuerza. Definitivamente, era un heredero varуn, no cabнa la menor duda al respecto. Su primer llanto fue muy dйbil, nada comparado con el bramido furioso y hambriento de Ivбn. A sus espaldas, Cordelia oyу la exclamaciуn decepcionada de Piotr.

— їHa estado recibiendo la nutriciуn suficiente? — le preguntу Cordelia a Vaagen. Resultaba difнcil mantener alejado el tono acusador de su voz.

Vaagen se alzу de hombros con impotencia.

— Todo lo que pudo absorber.

El pediatra y su colega depositaron a Miles bajo una luz tibia, y comenzaron a examinarlo, flanqueados por Aral y Cordelia.

— Esta curva se enderezarб sola, seсora — seсalу el pediatra -. Pero la parte inferior de la columna deberнa corregirse mediante una intervenciуn quirъrgica lo antes posible. Tenнas razуn, Vaagen. El tratamiento para activar el desarrollo del crбneo tambiйn ha soldado las caderas. Por eso las piernas se encuentran plegadas en esta posiciуn tan extraсa, seсor. Habrб que intervenir para romper esas uniones y corregir la postura de los huesos antes de que pueda comenzar a gatear o caminar. No recomiendo que se realice antes del primer aсo, sumado a la operaciуn de columna. Dejemos que cobre fuerzas y gane peso primero…

Mientras probaba los brazos del bebй, de pronto el cirujano lanzу una maldiciуn y cogiу el visor de diagnуstico. Miles gimiу. Aral apretу el puсo. Cordelia sintiу un nudo en el estуmago.

— ЎMierda! — dijo -. Acaba de rompйrsele el hъmero. Tenнas razуn Vaagen, los huesos son extremadamente frбgiles.

— Al menos tiene huesos — suspirу Vaagen -. En determinado momento prбcticamente no existнan.

— Hay que tener cuidado — intervino el cirujano -, sobre todo con la cabeza y la columna. Si el resto estб tan mal como los huesos largos, serб imprescindible proporcionarle algъn tipo de refuerzo…

Piotr volviу y se dirigiу a la puerta. Aral alzу la vista, frunciу los labios y se disculpу para ir tras йl. Cordelia se sintiу desgarrada, pero en cuanto comprobу que los cuidados mйdicos protegerнan a Miles por el momento, los dejу inclinados sobre йl y siguiу a Aral. En el pasillo, Piotr caminaba de un lado al otro. Aral se hallaba allн, inmуvil. Bothari era un testigo silencioso en el fondo. Piotr se volviу hacia ella.

— ЎTъ! ЎMe has engaсado! їA esto llamas resultados?ЎBah!

— Lo son. No cabe duda de que Miles se encuentra mucho mejor que al principio. Nadie prometiу la perfecciуn.

— Has mentido. Vaagen ha mentido.

— No es verdad — le replicу Cordelia -. Desde el principio tratй de compartir con usted los informes de Vaagen. Esto era lo que podнamos esperar, segъn ellos. Hбgase revisar los oнdos.

— Sй lo que intentas, pero no funcionarб. Acabo de decнrselo a йl — agregу, seсalando a Aral -. Hasta aquн he llegado. No quiero volver a ver a ese mutante. Nunca. Mientras viva, si es que vive (cosa que dudo ya que tiene un aspecto bastante enfermizo), no lo acerquйis a mi puerta. Tъ no me harбs pasar por tonto, mujer.

— Eso serнa una redundancia — replicу Cordelia.

Piotr esbozу una mueca despectiva. Al ver que ella ignoraba sus hirientes palabras, se volviу hacia Aral.

— Y tъ, muchacho sin carбcter… si tu hermano mayor hubiese vivido… — Piotr cerrу la boca repentinamente, pero fue demasiado tarde.

El rostro de Aral adoptу un tinte grisбceo que Cordelia le habнa visto en dos ocasiones antes de eso; en ambos casos habнa estado peligrosamente cerca de cometer un asesinato. Piotr solнa bromear sobre sus famosos ataques de ira. Sуlo entonces Cordelia comprendiу que, a pesar de haber visto la irritaciуn de su hijo en ocasiones, Piotr nunca lo habнa visto verdaderamente furioso. El anciano tambiйn pareciу comprenderlo en ese momento, y mirу a su hijo con inquietud.

Aral uniу las manos a la espalda. Cordelia vio que le temblaban, con los nudillos blancos. Йl alzу el mentуn y hablу en un susurro.

— Si mi hermano hubiese vivido, habrнa sido perfecto. Tъ pensabas eso, yo pensaba eso, y el emperador Yuri pensу lo mismo. Por lo tanto, a partir de entonces has tenido que conformarte con los restos de ese sangriento banquete, con el hijo que te dejу vivo el pelotуn de Yuri el Loco. Nosotros los Vorkosigan sabemos conformarnos. — Bajу aъn mбs la voz -. Pero mi primogйnito vivirб. Yo no lo defraudarй.

Sus palabras fueron un tajo casi mortal en el vientre, un corte tan limpio que Bothari hubiese podido descargarlo con la espada de Koudelka. Piotr exhalу un suspiro de incertidumbre y dolor.

La expresiуn de Aral se tornу introvertida.

— No volverй a defraudarlo — se corrigiу en voz baja -. Tъ nunca tuviste esa segunda oportunidad, padre. — Aflojу las manos a sus espaldas. Con un movimiento de cabeza ignorу a Piotr y a todo lo que йste pudiese replicar.

Frustrado por segunda vez y profundamente dolido por su paso en falso, Piotr mirу a su alrededor buscando alguien en quien descargar su ira. Entonces posу los ojos sobre Bothari, quien lo contemplaba con rostro impasible.

— Y tъ. Desde un principio has participado en esto. їMi hijo te ha enviado a mi casa como espнa? їA quiйn prestas tu lealtad? їMe obedeces a mн o a йl?

En los ojos de Bothari apareciу un brillo extraсo. Su cabeza se moviу en direcciуn a Cordelia.

— A ella.

Piotr se quedу tan desconcertado que tardу varios segundos en recuperar el habla.

— Bien — le espetу al fin -. Entonces quйdate con ella. No quiero volver a ver tu horrible rostro. No vuelvas a la Residencia Vorkosigan. Esterhazy te enviarб tus cosas antes del anochecer.

Piotr se volviу y se marchу. El anciano tratу de realizar una salida grandiosa, pero el efecto perdiу fuerza cuando girу la cabeza para mirarlos antes de tomar por el pasillo.

Aral exhalу un suspiro de fatiga.

— ї Crees que esta vez hablaba en serio? — preguntу Cordelia -. Todo eso de «nunca mбs».

— Tendremos que estar en contacto por cuestiones de gobierno. Йl lo sabe. Deja que se vaya a casa y escuche el silencio un buen rato. Luego ya veremos. — Sonriу con tristeza -. Mientras vivamos, no podremos separarnos.

Cordelia pensу en el niсo cuya sangre ahora los unнa: ella a Aral, Aral a Piotr y Piotr a ella.

— Eso parece. — Mirу a Bothari, con expresiуn de disculpa -. Lo siento sargento. No sabнa que Piotr podнa despedir a un Hombre de Armas bajo juramento.

— Bueno, tйcnicamente no puede — le explicу pensativamente Aral -. Bothari acaba de ser asignado a otro sector de la casa. A ti.

— Oh. — Justo lo que siempre he querido, mi propio monstruo. ї Quй voy a hacer con el ahora?ї Guardarlo en el armario? Cordelia se frotу la nariz y luego se mirу la mano. Era la misma mano que acompaсу a la de Bothari con la espada. Una y otra vez -. Lord Miles necesitarб un guardaespaldas, їverdad?

Aral la mirу con interйs.

— Ya lo creo.

De pronto Bothari pareciу tan esperanzado que Cordelia contuvo el aliento.

— Un guardaespaldas — dijo -, y un apoyo. Nadie le harб pasar un mal rato si… si me permite ayudar, seсora.

«Me permite ayudar.» Rima con «te quiero», їno?

— Serнa… — Imposible, una locura, peligroso, irresponsable -: ideal, sargento.

Su rostro se iluminу como una antorcha.

— їPuedo empezar ahora?

— їPor quй no?

— Estarй dentro, entonces — dijo mientras se volvнa hacia la puerta del laboratorio. Cordelia se lo imaginaba, apoyado contra una pared, siempre alerta… sуlo esperaba que su malйvola presencia no pusiera tan nerviosos a los mйdicos como para dejar caer su preciosa carga.

Aral respirу hondo y la estrechу entre sus brazos.

— їVosotros los betaneses tenйis cuentos infantiles sobre el regalo de las brujas en el dнa del cumpleaсos?

— Parece que en este caso tanto las hadas buenas como las malas brillan por su ausencia, їverdad? — Se reclinу contra la tela бspera de su uniforme -. No sй si Piotr nos entregу a Bothari como una bendiciуn o una maldiciуn. Pero apuesto que mantendrб a raya a cualquier enemigo. No importa de quй enemigo se trate. Son extraсos los obsequios de nacimiento que entregamos a nuestro hijo.

Regresaron al laboratorio para escuchar atentamente la disertaciуn de los mйdicos sobre las necesidades especiales de Miles, convenir cuбles serнan los primeros tratamientos que le efectuarнan, y arroparlo bien para el viaje a casa. Era muy pequeсo, pesaba menos que un gato. Cordelia lo descubriу cuando al fin lo tuvo entre sus brazos, piel contra piel por primera vez desde que lo separaron de sus entraсas. Tuvo un momento de pбnico.

Colocadlo otra vez en la rйplica, durante unos dieciocho aсos. No sabrй quй hacer con esto… Los niсos podнan ser una bendiciуn o no, pero crearlos para despuйs defraudarles sin duda merecнa un castigo eterno. Hasta Piotr lo sabнa. Aral les abriу la puerta.

Bienvenido a Barrayar, hijo mнo. Aquн estбs: tendrбs un mundo de riqueza y pobreza, de cambios profundos y de historia arraigada. Tendrбs un nacimiento y un nombre. Miles significa «soldado», pero no te dejes abrumar por la sugestiуn. Tendrбs una figura retorcida en una sociedad que odia y teme a las mutaciones que tanto dolor te han causado. Tendrбs un tнtulo, riqueza, poder, y todo el odio y la envidia que estos dones atraerбn. Tendrбs un cuerpo que deberбn abrir varias veces para acomodar tus huesos. Heredarбs una colecciуn de amigos y enemigos que nada tendrбn que ver contigo. Tendrбs un abuelo del infierno. Soporta el dolor, encuentra la alegrнa y descubre un sentido propio para todo, porque no podrбs esperar que el universo te lo proporcione. Siempre serбs un blanco mуvil. Vive. Vive. Vive.

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