HABITACIONES.

— Esto servirб. — La vieja puerta no era automбtica y giraba sobre bisagras, pero estaba cerrada con llave. Йl la sacudiу y luego la golpeу. Despuйs de un largo rato se abriу una pequeсa abertura cortada en la puerta, y unos ojos desconfiados lo escrutaron.

— їQuй quieres?

— Una habitaciуn.

— їA estas horas? Ni hablar.

Bothari empujу a Drou hacia delante. La luz que se filtraba por la abertura alumbrу su rostro.

— Hum — gruсу la voz al otro lado de la puerta -, Bueno… — Se oyу el ruido de cadenas y barras metбlicas, y la puerta se abriу.

Todos se apiсaron en un estrecho vestнbulo donde habнa una escalera, un escritorio y el inicio de un pasillo que conducнa a una habitaciуn oscura. Su anfitriуn protestу mбs cuando se enterу de que querнan una sola habitaciуn para los cuatro. A pesar de todo, no dijo nada al respecto; por lo visto la desesperaciуn que sentнan hacнa que su aspecto de pobreza pareciese mбs autйntico. Con las dos mujeres y sobre todo con Koudelka en el grupo, a nadie se le ocurrнa sospechar que fuesen agentes secretos.

Se acomodaron en una habitaciуn pequeсa y barata del piso superior, y decidieron que Kou y Drou serнan los primeros en dormir. Mientras el alba se escurrнa por la ventana, Cordelia siguiу a Bothari escaleras abajo buscando algo que comer.

— Debн prever que necesitarнamos raciones en una ciudad sitiada — murmurу Cordelia.

— La situaciуn aъn no es tan grave — dijo Bothari -. Ah… serб mejor que usted no hable, seсora. Su acento la delatarб.

— Tiene razуn. Pero entable una conversaciуn con ese sujeto, si puede. Quiero saber cуmo se encuentra la situaciуn local. — Encontraron al posadero en la pequeсa habitaciуn detrбs del corredor, donde a juzgar por un par de mesas desvencijadas con sillas, funcionaba el bar y el comedor. De mala gana, el hombre les vendiу unos alimentos sellados y bebidas embotelladas a precios exorbitantes, mientras se quejaba por el racionamiento y trataba de sonsacarles alguna informaciуn acerca de ellos.

— He estado planeando este viaje durante meses — dijo Bothari, apoyado en el mostrador -, y no he podido hacerlo por culpa de esta maldita guerra.

El posadero emitiу un sonido alentador, de un empresario a otro.

— Oh. їCuбl es tu proyecto?

Bothari se humedeciу los labios y adoptу una expresiуn pensativa.

— ї Has visto a la rubia?

— Sн.

— Es virgen.

— No te creo. Demasiado mayor.

— Oh, sн. Puede pasar por una muchacha de clase. Pensбbamos vendйrsela a algъn seсorito Vor en la Feria Invernal. Conseguir un anticipo. Pero todos se han ido de la ciudad. Podrнamos intentarlo con algъn comerciante rico, supongo, pero a ella no le gustarб. Le prometн un verdadero seсor.

Cordelia se tapу la boca con la mano y tratу de no emitir ningъn sonido. Se alegraba de que Drou no estuviese allн para oнr el cuento que Bothari habнa inventado. Por Dios. їDe verdad pagaban los barrayareses por el privilegio de someter a las mujeres vнrgenes a esa pequeсa tortura sexual?

El posadero mirу a Cordelia.

— Si la dejas sola con tu socio sin su carabina, podrнas perder lo que viniste a vender.

— No — dijo Bothari -. No es que le falten las ganas, pero sufriу la descarga de un disruptor nervioso, bajo el cinturуn. Estб con licencia mйdica.

— їY tъ?

— Con licencia sin perjuicio.

Eso significaba «renuncia o te meteremos en la cбrcel», segъn entendнa Cordelia. Era el destino final de los alborotadores crуnicos que habнan estado a punto de cometer delitos.

— їViajas con un espбstico? — El posadero moviу la cabeza en direcciуn a la escalera.

— Es el cerebro del equipo.

— No tiene demasiado cerebro si ha venido hasta aquн justo ahora, para intentar ese negocio.

— Sн. Supongo que podrнa haber obtenido un precio mejor si estuviera mбs gorda y bien vestida.

— Es cierto — gruсу el posadero, observando los alimentos apilados frente a Cordelia.

— Aunque es demasiado buena para desperdiciarla. Creo que tendrй que buscarme otra cosa, hasta que pase todo este lнo. Tal vez alguien quiera contratar unos buenos mъsculos… — Bothari dejу la frase en suspenso. їSe estaba quedando sin inspiraciуn?

El posadero lo estudiу con interйs.

— Oye… he estado observando algo para lo cual podrнa venirme bien una especie de agente. Desde hace una semana temo que alguien lo descubra primero. Podrнas ser justo lo que andaba buscando.

— їYo?

El posadero se inclinу hacia delante para hablarle de forma confidencial.

— Los muchachos del conde Vordarian estбn repartiendo buenas recompensas allб en Seguridad Imperial, por cualquier buena informaciуn. Normalmente no me meterнa con los de Seguridad Imperial, sea quien sea quien estй al frente esta semana, pero calle abajo hay un sujeto extraсo que ocupa una habitaciуn. Y sуlo la abandona para buscar comida, mбs de la que cualquiera podrнa comerse… allн dentro tiene a alguien a quien mantiene en gran secreto. Y seguro que no es uno de nosotros. No dejo de pensar que podrнa ser… valioso para alguien, їno crees?

Bothari frunciу el ceсo.

— Podrнa ser peligroso. Cuando el almirante Vorkosigan irrumpa en la ciudad, buscarбn a todos los que figuren en esa lista de informantes. Y tъ tienes una direcciуn.

— Pero dirнa que tъ no la tienes. Si lo haces, podrнa darte un diez por ciento. Creo que ese tipo es un pez gordo. Parece muy asustado.

Bothari sacudiу la cabeza.

— He estado fuera un tiempo y… їno lo hueles? En esta ciudad hay olor a derrota, amigo. Los hombres de Vordarian me parecen muy pesimistas. Yo pensarнa bien lo de esa lista si fuera tъ.

El posadero apretу los labios.

— De un modo o de otro, la oportunidad no va a durar.

Cordelia se acercу al oнdo de Bothari y le susurrу:

— Sнgale el juego. Averigьe quiйn es. Podrнa tratarse de un aliado. — Despuйs de pensar un instante aсadiу -: Pнdale el cincuenta por ciento.

Bothari se enderezу y asintiу con un gesto.

— Cincuenta por ciento — dijo al posadero -. Por el riesgo.

El hombre mirу a Cordelia frunciendo el ceсo, pero con respeto.

— Supongo que el cincuenta por ciento de algo es mejor que el cien por ciento de nada.

— їPuede llevarme para que eche un vistazo a ese sujeto? — preguntу Bothari.

— Tal vez.

— Toma, mujer. — Bothari apilу los paquetes en los brazos de Cordelia -. Lleva esto a la habitaciуn.

Cordeha carraspeу la garganta y tratу de imitar el acento montaсйs.

— Cuнdate. Йste es un sujeto de ciudad.

Bothari se favoreciу al posadero con una sonrisa alarmante.

— Ah, no tratarб de engaсar a un viejo veterano. Sуlo podrнa hacerlo una vez.

El posadero le sonriу con nerviosismo.

Cordelia dormitу un poco y se despertу sobresaltada cuando Bothari entrу en la habitaciуn, escudriсando el pasillo con cuidado antes de cerrar la puerta. Se veнa sombrнo.

— їY bien, sargento? їQuй descubriу?

— їQuй harнan si el hombre oculto resultaba ser alguien de importancia estratйgica, como lo habнa sido el almirante Kanzian? La idea la atemorizaba. їCуmo se resistirнa a desviarse de su misiуn personal en un caso semejante? Kou, en un colchуn en el suelo y Drou, sobre el otro jergуn, despertaron y se apoyaron sobre los codos para escuchar con rostros abotargados.

— Es lord Vorpatril. Y lady Vorpatril tambiйn.

— Oh, no. — Cordelia se sentу -. їEstб seguro?

— Sн.

Kou se frotу la cabeza.

— їEstableciу contacto con ellos?

— Todavнa no.

— La decisiуn pertenece a la seсora Vorkosigan. Si debemos desviarnos de nuestra misiуn primaria.

Y pensar que ella habнa querido estar al mando.

— їCуmo estбn?

— Vivos y ocultos. Pero… ese sujeto de abajo no serб el ъnico que los ha descubierto. A йl lo tengo controlado por ahora, pero podrнa aparecer cualquier interesado en la recompensa.

— їAlguna seсal del bebй?

Йl sacudiу la cabeza.

— Aъn no lo ha tenido.

— ЎEs tarde! Tendrнa que haber dado a luz hace mбs de dos semanas. Quй diabуlico. — Se detuvo -. їCree que podrнamos escapar juntos de la ciudad?

— Cuanta mбs gente haya en un grupo, mбs conspicuo se vuelve — observу Bothari lentamente -. Y por lo que pude ver de la seсora Vorpatril, ella es verdaderamente llamativa. La gente la notarб de inmediato.

— No veo cуmo podrнan mejorar su posiciуn si se unen a nosotros. Su escondite ha funcionado durante varias semanas. Si logramos nuestro cometido en la Residencia, tal vez podamos pasar a buscarlos en nuestro camino de regreso. Haremos que Illyan les envнe agentes leales para ayudarles, si logramos volver… — Maldiciуn. Si estuviera en una misiуn oficial, dispondrнa de los contactos que Vorpatril necesitaba. Aunque si estuviera en una misiуn oficial, lo mбs probable era que nunca hubiese pasado por allн. Cordelia permaneciу sentada, pensando -. No, todavнa no nos pondremos en contacto con ellos. Pero serб mejor que hagamos algo para desalentar a ese amigo suyo de abajo.

— Ya lo he hecho — respondiу Bothari -. Le dije que sabнa dуnde podнa conseguir un precio mejor, sin arriesgar mi cabeza despuйs. Tal vez logremos sobornarlo para que nos ayude.

— їConfнa en йl? — preguntу Drou, recelosa.

Bothari hizo una mueca.

— Mientras no lo pierda de vista. Tratarй de vigilarlo el tiempo que estemos aquн. Otra cosa. Alcancй a ver una emisiуn en el vнdeo de la habitaciуn trasera. Anoche Vordarian se declarу emperador.

Kou lanzу una maldiciуn.

— Asн que al final se ha decidido.

— їPero eso quй significa? — preguntу Cordelia -. їSe siente lo bastante fuerte o es una jugada por pura desesperaciуn?

— Ha quemado un ъltimo cartucho para ver si logra la adhesiуn de las fuerzas espaciales, supongo — dijo Kou.

— їY lograrб atraer mбs hombres, o los alejarб?

Kou sacudiу la cabeza.

— En Barrayar sentimos un verdadero miedo por el caos. Sabemos que es detestable. El imperio ha mantenido el orden desde que Dorca Vorbarra desbaratу el poder de los condes y unificу el planeta. «Emperador» es una palabra con mucho poder aquн.

— No para mн — suspirу Cordelia -. Descansemos un poco. Tal vez para maсana a esta hora todo haya pasado.

Un pensamiento esperanzado u horripilante, dependнa de cуmo se interpretara. Cordelia contу las horas por milйsima vez: un dнa para penetrar en la Residencia, dos para regresar a territorio de Vorkosigan… no les quedaba mucho tiempo que perder. Sintiу como si volara mбs y mбs rбpido, escapando de la habitaciуn.

Ъltima oportunidad de suspender todo el asunto. Una tenue llovizna habнa anticipado el atardecer en la ciudad. A travйs de la ventana sucia, Cordelia observу la ciudad hъmeda, alumbrada por unas pocas luces rodeadas de un halo ambarino. Tambiйn eran pocas las personas que transitaban por la calle, envueltas en sus abrigos y con las cabezas gachas. Era como si la guerra y el invierno hubiesen aspirado el ъltimo hбlito del otoсo, exhalando un silencio mortal. Valor, se dijo Cordelia enderezando la espalda, y condujo a su pequeсo grupo escaleras abajo.

La recepciуn se encontraba desierta. Cordelia estaba a punto de decidir olvidar las formalidades y marcharse — despuйs de todo, habнan pagado por adelantado — cuando el posadero entrу de la calle como una tromba, lanzando maldiciones mientras sacudнa la lluvia frнa de su chaqueta. El hombre vio a Bothari.

— ЎTъ! Todo es culpa tuya, campesino desgraciado. Lo perdimos, Ўlo perdimos, maldita sea! Y ahora otro sujeto lo cobrarб. Esa recompensa pudo haber sido mнa, debiу ser mнa…

El posadero dejу de gritar cuando Bothari lo inmovilizу contra una pared. Sus pies se agitaron en el aire mientras el rostro del sargento se inclinaba hacia йl, con una repentina expresiуn salvaje.

— їQuй ha pasado?

— Una patrulla de Vordarian vino a buscar a ese sujeto. Parece que tambiйn se llevarбn a su socio. — La voz del posadero vacilaba entre la ira y el miedo -. ЎLos tienen a los dos, y yo me he quedado sin nada!

— їLos tienen? — repitiу Cordelia con desmayo.

— Se los estбn llevando en este mismo momento, maldita sea.

Aъn existнa una posibilidad, comprendiу Cordelia. Decisiуn de mando o compulsiуn tбctica, en realidad ya no importaba. Extrajo un aturdidor del bolso; Bothari retrocediу y ella disparу al posadero, quien la miraba con la boca abierta. Bothari ocultу su cuerpo inerte tras el escritorio.

— Debemos intentar rescatarlos. Drou, saca el resto de las armas. Sargento, llйvenos allн. ЎVamos!

Y asн fue como se encontrу corriendo calle abajo hacia una situaciуn que cualquier barrayarйs sensato tratarнa de evitar: un arresto nocturno efectuado por fuerzas de seguridad. Drou corriу junto a Bothari; al llevar el bolso, Koudelka se rezagу. Cordelia lamentу que la niebla no fuese mбs densa.

El escondrijo de los Vorpatril resultу estar a tres calles de allн, en un desvencijado edificio muy parecido al que acababan de abandonar. Bothari alzу una mano y espiaron con cautela desde la esquina, pero entonces retrocedieron. Habнa dos coches terrestres aparcados en la puerta del pequeсo hotel, aunque con excepciуn de ellos, la zona aparecнa extraсamente desierta. Koudelka los alcanzу, jadeante.

— Droushnakovi — dijo Bothari -, rodйelos. Sitъese en una posiciуn de fuego cruzado, cubriendo el otro lado de los vehнculos. Tenga cuidado, habrбn apostado algunos hombres en la puerta trasera.

Sн, las tбcticas callejeras eran sin duda la especialidad de Bothari. Drou asintiу con un gesto, revisу la carga de su arma y avanzу con actitud casual, sin siquiera volver la cabeza. Cuando estuvo segura de que el enemigo no podrнa verla, echу a correr.

— Debemos conseguir una posiciуn mejor — murmurу Bothari, quien volviу a asomar la cabeza por la esquina -. Desde aquн no veo nada.

— Un hombre y una mujer caminan por la calle — planeу Cordelia con desesperaciуn -. Se detienen a hablar ante una entrada. Miran con curiosidad a los hombres de seguridad, quienes se encuentran enfrascados en su arresto… їlograrнamos pasar?

— Por poco tiempo — dijo Bothari -. Hasta que detecten nuestras armas con sus exploradores de zona. Pero llegarнamos mбs lejos que dos hombres. Habrб que actuar muy rбpido, pero tal vez lo logremos. Teniente, cъbranos desde aquн. Tenga preparado el arco de plasma. Sуlo contamos con eso para detener un vehнculo.

Bothari ocultу el disruptor nervioso bajo su chaqueta. Cordelia se metiу el aturdidor en la cintura de la falda, y cogiу a Bothari por el brazo. Lentamente, doblaron la esquina.

Esto era realmente una idea estъpida, decidiу Cordelia. Para intentar una emboscada como йsta, debнan haberse apostado hacнa horas. O debнan haber sacado a Padma y a Alys hacнa horas. Aunque, sin embargo… їcuбnto tiempo habнan estado vigilando a Padma? Podнan haber caнdo en una trampa y quedar atrapados con la pareja.

Basta de «podrнa haber sido». Presta atenciуn al ahora.

Los pasos de Bothari se hicieron mбs lentos al aproximarse a una entrada en sombras. La hizo entrar y se inclinу hacia ella, con el brazo apoyado en la pared. Ya estaban lo bastante cerca de la escena del arresto para oнr voces y crujidos producidos por los intercomunica-dores.

Justo a tiempo. A pesar de la camisa y el pantalуn raнdos, Cordelia reconociу al hombre inmovilizado por un guardia contra el vehнculo. Era el capitбn Vorpatril. Tenнa el rostro ensangrentado y los labios hinchados, curvados en la tнpica mueca inducida por el pentotal. La sonrisa se transformaba en una expresiуn de angustia, para luego volver a aparecer, y sus risitas se convertнan en gemidos.

Enfundados en sus uniformes negros, los hombres de seguridad estaban sacando a una mujer del hotel. Los que se encontraban en la calle la miraron; Cordelia y Bothari tambiйn.

Alys Vorpatril sуlo llevaba una camisa de noche con una bata, y zapatos bajos sin calcetines. Su cabello oscuro estaba suelto alrededor de su rostro pбlido; tenнa todo el aspecto de una loca. Su embarazo era imposible de ocultar, y la bata negra se abrнa sobre el vientre blanco de la camisa de noche. El guardia que la hacнa avanzar le sujetaba los brazos en la espalda; Alys estuvo a punto de perder el equilibrio cuando el hombre la tirу hacia atrбs.

El jefe de guardia, un coronel, revisу su panel de informe.

— Entonces ya los tenemos. El lord y su heredero. — Sus ojos se posaron sobre el abdomen de Alys Vor-patril, y despuйs de sacudir la cabeza el hombre hablу en su intercomunicador -: Regresad, muchachos, por ahora hemos terminado.

— їQuй diablos se supone que debemos hacer con esto, coronel? — preguntу el teniente con inquietud. Con voz fascinada y desalentada a la vez, se acercу a Alys Vorpatril y le alzу la camisa de noche. Ella habнa engordado en los ъltimos dos meses. Tenнa el mentуn y los senos mбs redondeados, y tanto sus piernas como el vientre se veнan mбs gruesos. Con curiosidad, el joven posу un dedo sobre su carne blanca y apretу. Ella permaneciу en silencio, con el rostro enfurecido ante su atrevimiento y con lбgrimas de miedo en los ojos — Nuestras уrdenes son matar al lord y a su heredero. Nadie ha dicho que la matemos a ella. їSe supone que debemos sentarnos a esperar? їExprimirla? їAbrirla en canal? — Su voz se volviу mбs persuasiva -. O tal vez sуlo debamos llevarla con nosotros al cuartel general.

El guardia que la sujetaba por detrбs adelantу las caderas contra las nalgas de la mujer, una y otra vez, en un movimiento de significado inconfundible.

— No tenemos que ir directamente hasta allн, їverdad? Quiero decir… esto es carne Vor. Menuda oportunidad.

El coronel lo mirу y escupiу con disgusto.

— Cabo, es usted un pervertido.

Cordelia descubriу que la forma en que Bothari observaba la escena ya no tenнa nada de tбctico. Estaba profundamente excitado. Tenнa los ojos vidriosos y la boca entreabierta.

El coronel guardу su intercomunicador y extrajo el disruptor nervioso.

— No. — Sacudiу la cabeza -. Esto lo haremos rбpida y limpiamente. Apбrtese, cabo.

Extraсa misericordia…

El guardia doblу las rodillas de Alys y la empujу hacia abajo, dando un paso atrбs. Ella tratу de amortiguar la caнda con las manos, pero su vientre golpeу con fuerza contra el pavimento. Padma Vorpatril emitiу un gemido en medio de su estupor. El coronel alzу el disruptor nervioso y vacilу, como tratando de decidir si debнa apuntarlo a la cabeza o al torso.

— Mбtelos — susurrу Cordelia en el oнdo de Bothari. Desenfundу el aturdidor y disparу.

Bothari no sуlo despertу, sino que entrу en una especie de frenesн; el disruptor nervioso y el aturdidor de Cordelia se descargaron sobre el coronel al mismo tiempo, aunque ella habнa desenfundado primero. Entonces Bothari se puso en movimiento, y su figura oscura saltу para ocultarse detrбs de un coche aparcado. Sus chisporroteantes descargas azules electrificaron el aire; dos guardias mбs cayeron al suelo mientras los demбs se cubrнan tras sus vehнculos terrestres.

Alys Vorpatril, todavнa en el suelo, se acurrucу tratando de protegerse el abdomen con las manos y las piernas. Padma Vorpatril, aturdido por la droga, se tambaleу hacia ella con los brazos extendidos, supuestamente con la misma intenciуn. El teniente, rodando sobre el pavimento, se detuvo para apuntarle con el disruptor nervioso.

Su intenciуn resultу fatal para йl. En un fuego cruzado, el disruptor nervioso de Droushnakovi y el haz del aturdidor de Cordelia se cruzaron sobre su cuerpo… aunque llegaron tarde por una fracciуn de segundo. La descarga del disruptor dio directamente en la nuca de Padma Vorpatril. Unas chispas azules saltaron, sus cabellos oscuros se encendieron de anaranjado, y el cuerpo de Padma sufriу una violenta convulsiуn y acabу cayendo contorsionado. Alys Vorpatril gimiу, un lamento breve interrumpido por una exclamaciуn. Por un momento, pareciу paralizada sin saber si acercarse a йl o arrastrarse en sentido contrario.

La posiciуn de Droushnakovi era perfecta. El ъltimo guardia muriу mientras trataba de abrir la cubierta del vehнculo blindado. Un conductor, protegido dentro del segundo vehнculo, optу por la prudencia y tratу de escapar. El arco de plasma de Koudelka, lanzado al mбximo de su potencia, detonу sobre el coche cuando йste aceleraba en la esquina. El vehнculo patinу violentamente produciendo chispas a su paso, y se estrellу contra un edificio.

Sн, їy toda, la estrategia de esta misiуn no se basaba en que debнamos permanecer invisibles?, pensу Cordelia vertiginosamente, mientras corrнa. Ella y Droushnakovi llegaron junto a Alys Vorpatril al mismo tiempo; las dos ayudaron a la temblorosa mujer a levantarse.

— Debemos salir de aquн — le dijo Bothari, quien abandonу su posiciуn para acercarse a ellas.

— Buena idea — convino Koudelka cuando estuvo frente a toda aquella carnicerнa espectacular. Resultaba sorprendente lo silenciosa que estaba la calle. No permanecerнa asн mucho tiempo, sospechaba Cordelia.

— Por aquн. — Bothari seсalу un callejуn estrecho y oscuro -. Deprisa.

— їNo deberнamos llevarnos ese coche? — preguntу Cordelia, seсalando el vehнculo terrestre.

— No. Es fбcil de rastrear. Y no podrб pasar por los sitios adonde nos dirigimos.

Cordelia no estaba segura de que Alys estuviese en condiciones de correr, pero volviу a colocarse el aturdidor en la cintura y cogiу un brazo de la mujer. Drou la sujetу por el otro, y entre las dos la condujeron tras el sargento. Al menos esta vez Koudelka no serнa el mбs lento del grupo.

Alys estaba llorando, aunque no de forma histйrica; sуlo se volviу una vez para mirar el cuerpo de su esposo, y luego se concentrу en tratar de correr. No le resultaba fбcil. Estaba muy pesada, y se sujetaba el vientre tratando de mitigar las sacudidas.

— Cordelia — murmurу, pero no tuvo tiempo ni aliento para pedir ninguna clase de explicaciуn.

No se habнan alejado mбs de tres calles cuando Cordelia oyу las primeras sirenas en la zona que acababan de abandonar. Sin embargo Bothari parecнa haber recuperado todo el control de sн mismo. Atravesaron otro estrecho callejуn, y Cordelia notу que habнan cruzado a una regiуn de la ciudad donde las calles no estaban alumbradas. Sus ojos se esforzaron por ver en la bruma oscura.

Alys frenу bruscamente y permaneciу inclinada, jadeando. Cordelia notу que tenнa el vientre duro como una piedra; la parte trasera de su bata estaba empapada.

— їComienzas a tener dolores de parto? — le preguntу. No sabнa por quй hacнa esa pregunta; la respuesta saltaba a la vista.

— Ya hace un dнa y medio que… esto empezу — respondiу Alys. Parecнa incapaz de incorporarse -. Creo que rompн aguas allб, cuando ese maldito me arrojу al suelo. A menos que sea sangre… pero he perdido tanto que si lo fuera ya me habrнa desmayado. Ў Ah, cуmo duele! — Su respiraciуn se tornу mбs lenta, y enderezу la espalda con esfuerzo.

— їCuбnto le falta? — preguntу Kou, alarmado.

— їCуmo voy a saberlo? Soy nueva en esto. Usted sabe tanto como yo — replicу Alys Vorpatril. Un poco de ira para calmar el miedo. Aunque no servнa de nada; era como pretender calentarse con un vela en medio de una tempestad.

— Muy poco, dirнa yo — se escuchу la voz de Bothari en la oscuridad -. Serб mejor que continuemos.

Alys Vorpatril ya no podнa correr, pero logrу caminar bastante rбpido, deteniйndose cada dos minutos a descansar. Luego fue cada minuto.

— No lograremos llegar hasta allн — murmurу Bothari -. Espйrenme aquн.

Desapareciу por un… їpasadizo? Allн todas las calles parecнan callejones frнos y malolientes, demasiado estrechos para los coches terrestres. Sуlo habнan visto a dos personas en aquel laberinto, acurrucadas contra una pared, y se habнan apartado cuidadosamente para pasar.

— їPuede hacer algo para retenerlo? — preguntу Kou al ver que lady Vorpatril volvнa a doblarse -. Deberнamos… conseguir un mйdico o algo.

— Por eso saliу el idiota de Padma — dijo Alys con los dientes apretados -. Le supliquй que no lo hiciera… Ўoh Dios! — Despuйs de unos momentos, agregу -: La prуxima vez que tenga vуmitos, Kou, le sugiero que cierre la boca y trague… Ўno se trata exactamente de un reflejo voluntario! — Volviу a enderezarse, temblando violentamente.

— Ella no necesita un mйdico, necesita un lugar donde tenderse — dijo Bothari desde las sombras -. Por aquн.

Los condujo unos metros hasta una puerta de madera que poco antes habнa estado cerrada con tablas clavadas a la pared. A juzgar por las astillas, йl acababa de abrirla a puntapiйs. Cuando estuvieron en el interior con la puerta cerrada otra vez, Droushnakovi se atreviу a sacar una linterna del bolso. El haz de luz iluminу una habitaciуn pequeсa, vacнa y sucia. Bothari la inspeccionу rбpidamente. Dos puertas mбs habнan sido reventadas, pero todo estaba en silencio y oscuro. — Tendrб que servir — suspirу Bothari. Cordelia se preguntу quй diablos debнan hacer. Ella lo sabнa todo respecto a transferencias placentarias y cesбreas, pero sуlo podнa guiarse por la teorнa en lo concerniente a partos naturales. Era probable que Alys Vorpatril supiese aъn menos que ella, Drou todavнa menos, y Kou era un completo ignorante.

— їAlguien ha presenciado un parto alguna vez?

— Yo no — murmurу Alys. Sus ojos intercambiaron una mirada significativa.

— No estбs sola — dijo Cordelia con valentнa. La confianza debнa ayudarla a relajarse… debнa ayudarla a algo -. Todos te ayudaremos.

Con una extraсa renuencia, Bothari dijo:

— Mi madre era comadrona. A veces me llevaba con ella para que la ayudase. No es nada del otro mundo.

Cordelia controlу sus cejas. Era la primera vez que oнa a Bothari mencionar a alguno de sus padres.

El sargento suspirу. A juzgar por las miradas de los demбs, era evidente que acababa de asumir la tarea.

— Prйsteme su chaqueta, Kou.

Koudelka obedeciу muy galante y se dispuso a abrigar a la temblorosa seсora Vorpatril. Pareciу un poco desanimado cuando el sargento cubriу los hombros de Alys con su propia chaqueta y extendiу la de Koudelka bajo sus caderas. Allн tendida parecнa menos pбlida, pero de pronto contuvo el aliento y lanzу una exclamaciуn, mientras los mъsculos de su abdomen volvнan a tensarse.

— Quйdese conmigo, seсora Vorkosigan — murmurу Bothari. їPara quй?, se preguntу Cordelia. Pero lo comprendiу cuando йl se arrodillу y levantу suavemente las prendas de Alys Vorpatril.

Me quiere para que actъe como mecanismo de control. Pero la matanza parecнa haber consumido esa horrible oleada de lascivia que habнa distorsionado su rostro, allб en la calle. Ahora su mirada sуlo mostraba un interйs normal. Afortunadamente, Alys Vorpatril estaba demasiado absorta en sн misma para notar que la expresiуn de Bothari no era tan profesional como йl hubiese deseado.

— Aъn no ha aparecido la cabeza del bebй — les informу -. Pero ya falta poco.

Otro espasmo y despuйs de mirar a su alrededor, Bothari agrego:

— Serб mejor que no grite, seсora Vorpatril. Ya deben estar buscбndonos.

Ella asintiу con la cabeza y agitу una mano con desesperaciуn. Drou consiguiу un jirуn de tela, lo enroscу y se lo dio para morder.

Y asн permanecieron un buen rato, observando cуmo su ъtero se contraнa en un espasmo tras otro. Alys parecнa completamente atormentada, gritando en silencio, mientras las contracciones se producнan cada vez con mбs frecuencia. La cabeza del bebй asomу, con cabellos oscuros, pero pareciу atascarse allн.

— їCuбnto se supone que tarda esto? — preguntу Kou en una voz que tratу de parecer tranquila, pero sonу muy preocupada.

— Por lo visto prefiere quedarse donde estб — dijo Bothari — No desea salir con este frнo. — La broma logrу llegar a Alys; su respiraciуn jadeante no cambiу, pero por un momento sus ojos brillaron con gratitud. Con el ceсo fruncido, Bothari se acomodу junto a ella y apoyу una mano sobre su vientre, esperando la siguiente contracciуn. Entonces apretу.

La cabeza del bebй asomу entre los muslos sangrientos de Alys Vorpatril.

— Listo — dijo el sargento con satisfacciуn. Koudelka parecнa completamente aturdido.

Cordelia cogiу la cabeza entre sus manos, y logrу sacar el cuerpo en la siguiente contracciуn. El bebй tosiу dos veces, estornudу como un gatito en medio del silencio, inhalу y, con la piel ya mбs sonrosada, emitiу un grito exasperante. Cordelia estuvo a punto de dejarlo caer.


Bothari lanzу una maldiciуn.

— Dйme su espada, Kou.

Lady Vorpatril lo mirу desesperada.

— ЎNo! Dйmelo… Ўyo lo harй callar!

— No era eso lo que tenнa en mente — dijo Bothari con cierta dignidad -. Aunque no serнa mala idea — aсadiу al ver que los gritos continuaban. Extrajo el arco de plasma y calentу la hoja de la espada unos momentos, con la potencia baja. La estaba esterilizando, comprendiу Cordelia.

La placenta siguiу al cordуn en la siguiente contracciуn, derramбndose sobre la chaqueta de Kou. Ella la observу con disimulada satisfacciуn; era el mismo уrgano sustentador que fue objeto de tantas atenciones en su propio caso.

Tiempo. Este rescate ha consumido demasiado tiempo. їA quй han quedado reducidas las posibilidades de Miles ahora? їAcababa de cambiar la vida de su hijo por el pequeсo Ivбn? Aunque Ivбn no era tan pequeсo… con razуn habнa causado tantos problemas a su madre. Alys debнa contar con un arco pelviano extraordinario, o de lo contrario no hubiese logrado salir de esa pesadilla con vida.

Cuando el cordуn estuvo blanco, Bothari lo cortу con la hoja esterilizada y anudу esa cosa elбstica lo mejor que pudo. Luego secу al bebй y lo envolviу en una camisa limpia, para entregarlo finalmente a los brazos extendidos de Alys.

Alys mirу al bebй y comenzу a llorar con suavidad.

— Padma dijo… que tendrнa los mejores mйdicos. Dijo… que no habrнa dolor. Dijo que estarнa a mi lado… Ўmaldito seas, Padma! — Estrechу al hijo de Padma contra su cuerpo, y entonces lanzу una exclamaciуn de sorpresa -. ЎAy! — La boca del pequeсo habнa encontrado su seno, y al parecer tenнa la voracidad de una barracuda.

— Buenos reflejos — observу Bothari.

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