4

— Tira — dijo Miles y apretу los dientes.

Ivan tomу la bota por el talуn y la caсa, apoyу la rodilla contra el costado de la cama de Miles y dio un tirуn dubitativo.

— ЎAuuu!

Ivan se detuvo.

— Te duele?

— Sн, vamos, vamos, sigue, mierda.

Ivan mirу el departamento personal de Miles.

— Tal vez deberнas ir otra vez a la enfermerнa de la embajada.

— Despuйs. No quiero que ese matasanos haga una disecciуn de mis botas. Tira.

Ivan reanudу sus esfuerzos y finalmente la bota cediу. La estudiу un segundo entre las manos y sonriу lentamente.

— Sabes que no vas a poder sacarte la otra sin mi ayuda… — observу.

— Y quй?

— Quiero algo a cambio.

— Quй andas tramando?

— Como te conozco bien, supuse que te divertirнas tanto como Vorob'yev con la idea de que hubiera un cadбver de mбs en la cбmara del funeral, pero cuando volviste ponнas una cara como sн hubieras visto el fantasma de tu abuelo.

— Ba Lura se cortу el cuello. Era un asco.

— Vamos, Miles, has visto cadбveres en peor estado.

Ah, sн. Miles mirу la bota que seguнa en su puesto, sintiу latir la pierna en el interior y se imaginу cojeando por el corredor de la embajada en busca de un criado. No. Suspirу.

— En peor estado sн, pero no creo que haya visto uno mбs raro. A ti te habrнa pasado lo mismo. A Ba Lura lo conocimos ayer, tъ y yo. Te enfrentaste a йl en el vehivaina.

Ivan echу un vistazo al cajуn de la comuconsola, escondite del cilindro misterioso, y dejу escapar una maldiciуn.

— Bueno, eso aclara las cosas. Tenemos que informar de todo a Vorob'yev.

— Si es que era ese ba — se apresurу a decir Miles-. Por lo que sй, los cetagandanos clonan a sus sirvientes y el que vimos ayer podrнa ser su gemelo a algo asн.

Ivan dudу.

— Tъ crees?

— No lo sй, pero se me ocurre dуnde averiguarlo. Dйjame hacer una cosa mбs antes de pasar la bandera, eh? Le pedн a Mia Maz, la vervani, que viniera a verme. Si esperas un poco… te dejo quedarte en la reuniуn.

Ivan considerу el soborno.

— ЎBota! — exigiу Miles mientras su primo seguнa pensando.

Con la mente en otra cosa, Ivan le ayudу a sacбrsela.

— De acuerdo — accediу por fin-, pero despuйs de hablar con ella, informaremos a SegImp.

— Ivan yo soy SegImp — ladrу Miles-. Tres aсos de entrenamiento y experiencia de campo, recuerdas? Hazme el favor de considerar la posibilidad de que tal vez, sуlo tal vez, sepa lo que estoy haciendo… — Ojalб lo supiera, mierda. La intuiciуn no era sino el procesamiento inconsciente de pistas subliminales, estaba bastante seguro de eso, pero lo siento en los huesos era una defensa pъblica bastante dйbil para sus actos. Cуmo se puede saber algo antes de saberlo?-. Dame una oportunidad.

Ivan se fue a sus habitaciones a cambiarse de ropa sin hacerle promesas. Libre de las botas, Miles se tambaleу hasta el baсo. Querнa tomar mбs calmantes y sacarse el uniforme de gala. Se puso el de fajina, el negro, mucho mбs cуmodo. A juzgar por la lista de protocolo de la embajada, sуlo podrнa llevar ropa de fajina en sus habitaciones privadas.

Ivan volviу demasiado pronto, elegante en uniforme de fajina verde pero antes de que pudiera seguir haciendo preguntas imposibles de contestar o exigiendo justificaciones inexistentes, sonу la llamada de la comuconsola. Era el personal de vestнbulo de la embajada.

— Mia Maz ha venido a verle, lord Vorkosigan — informу un hombre-. Dice que tiene una cita.

— De acuerdo. Ah… podrнa usted acompaсarla hasta aquн arriba, por favor? — Sus habitaciones privadas, estarнan monitoreadas por Seguridad? Mejor serнa no preguntarlo, porque eso llamarнa la atenciуn de todo el mundo. Pero no, no habнa monitoreo. Si SegImp hubiera estado espiando, Miles habrнa tenido que someterse a incуmodos interrogatorios, directamente o a travйs de Vorob'yev. Le estaban extendiendo la cortesнa de la privacidad en su espacio personal, por lo menos de momento… aunque probablemente no en su comuconsola. Todos los foros pъblicos del edificio estaban sometidos a controles, de eso no habнa duda.

Un hombre de personal dejу a Maz en la puerta de Miles. Йl e Ivan se apresuraron a sentarse cуmodamente. Ella tambiйn habнa pasado por sus habitaciones para cambiarse y ahora llevaba un traje de salto bastante ceсido y un chaleco largo hasta las rodillas como ropa de calle. A pesar de sus cuarenta y tantos, Maz tenнa muy buen tipo. Miles se librу del hombre mandбndolo a buscar el tй y, cuando Ivan se lo pidiу, un poco de vino.

Despuйs, se acomodу al otro lado del sillуn y sonriу a la mujer de Vervain. Ivan se vio forzado a buscar una silla.

— Milady Maz, gracias por venir.

— Llбmeme Maz, por favor — sonriу ella-. Nosotros no usamos esas formalidades. Lamento decir que nos cuesta mucho tomarlas en serio.

— Entonces, seguramente tendrб mucha prбctica en disimular la risa… No veo otra forma de funcionar aquн.

El hoyuelo le hizo un guiсo.

— Tengo prбctica, sн, milord.

Ah, sн, Vervain era una de las «democracias», como las llamaban; no tan locamente igualitaria como la de los betaneses, pero con un rasgo cultural que iba definitivamente en esa direcciуn.

— Mi madre hubiera estado de acuerdo con usted — aceptу Miles-. Ella no habrнa visto ninguna diferencia intrнnseca entre los dos cadбveres de la rotonda. Excepto por la forma en que llegaron hasta ahн, claro. Supongo que ese suicidio fue algo inesperado, raro, verdad?

— Sin precedentes — dijo Maz-, y si usted conociera a los cetagandanos, sabrнa que no se puede encontrar un tйrmino mбs fuerte.

— Asн que los sirvientes cetagandanos no siempre acompaсan a sus dueсos en la muerte.

— Supongo que Ba Lura tenнa una extraсa intimidad con la emperatriz… Hacнa mucho que la servнa — dijo la mujer vervani-, desde antes de que nosotros naciйramos.

— Ivan se preguntaba si los hautlores hacнan clones y los usaban en el servicio.

Ivan echу una mirada indignada a Miles por ponerlo en el centro de atenciуn, pero no protestу en voz alta.

— Los ghemlores lo hacen a veces — explicу Maz-, pero no los hautlores, y desde luego es impensable que la Casa Imperial lo hiciera. Los haut consideran que cada servidor es una obra de arte, tanto como todos los demбs objetos con que se rodean. En el Jardнn Celestial todo tiene que ser ъnico, si es posible fabricado a mano, y perfecto. Eso tambiйn se aplica a los seres orgбnicos. La producciуn en masa es para las masas, al menos eso es lo que ellos piensan. No estoy segura de si es una virtud o un vicio… me refiero al estilo haut de hacer las cosas, pero en un mundo inundado de realidades virtuales y duplicaciones infinitas, incluso resulta extraсamente refrescante. El ъnico problema es el esnobismo…

— Hablando de arte — Intervino Miles-, me comentу usted que habнa tenido suerte en la identificaciуn del icono…

— Sн. — La mirada de ella se elevу y se fijу en la cara de Miles-. Dуnde dijo usted que lo habнa visto, lord Vorkosigan?

— No se lo dije.

— Ahhh. — Ella esbozу una leve sonrisa pero aparentemente decidiу no seguir presionando sobre ese punto-. Es el sello del Criadero Estrella. No es habitual que un extranjero se cruce con algo asн todos los dнas. En realidad, no es habitual que un extranjero se cruce con algo asн… en toda su vida. Es muy, muy privado.

Contrуlate.

Y hautesco?

— Extremadamente hautesco.

— Y… perdуn, quй es el Criadero Estrella?

— No lo sabe usted? — Maz parecнa un poco sorprendida-. Bueno, supongo que ustedes se pasan todo el tiempo estudiando asuntos militares cetagandanos…

— La mayor parte del tiempo, sн — suspirу Ivan.

— El Criadero Estrella es el nombre privado del banco genйtico de la raza haut.

_Ah, eso… Supongo que sabнa algo al respecto… Quй? Tienen copias de reserva de sн mismos…? — preguntу Miles.

— El Criadero Estrella es mucho mбs que eso. Entre los haut, no hay contacto directo para unir el espermatozoide y el уvulo y depositar el embriуn resultante en un replicador uterino, como hace la gente normal. Cada cruce genйtico se negocia como contrato entre los jefes de dos lнneas genйticas, que los cetagandanos llaman constelaciones. Supongo que ustedes, en Barrayar, los llamarнan clanes. Ese contrato debe contar con la aprobaciуn del emperador o mбs bien de una mujer de alto rango de la familia del emperador, y se marca con el sello del Criadero Estrella. Desde hace cincuenta aсos, desde que empezу el rйgimen actual, esa mujer de alto rango fue haut Lisbet Degtiar, la madre del emperador. No es sуlo una formalidad. Cualquier alteraciуn genйtica, y los haut hacen muchas, tiene que haber sido examinada y aprobada por el comitй de genetistas de la emperatriz antes de entrar en el genoma haut. Usted me preguntу si las mujeres haut tienen poder. La emperatriz viuda impartнa la aprobaciуn final y tenнa derecho a veto sobre todos los nacimientos haut.

— Y el emperador? Puede cambiar estas decisiones?

Maz apretу los labios.

— No lo sй, en realidad. Los haut se muestran muy reservados en todo lo concerniente a este asunto. Si se producen luchas de poder, las habladurнas no atraviesan las puertas del jardнn Celestial. Lo que sн sй es que nunca me ha llegado el rumor de un conflicto como el que usted imagina.

— Y… quiйn se encarga ahora de este proceso? Quiйn hereda el sello?

— ЎAh! La pregunta del millуn. — Maz iba entusiasmбndose con el tema-. Nadie lo sabe, O, por lo menos, el emperador no ha hecho el anuncio. El sello debe tenerlo la madre del emperador si estб viva, O la madre del heredero si muere la viuda. Pero el emperador cetagandano no ha seleccionado un heredero todavнa. El sello del Criadero Estrella y todo el resto de los objetos de rango de la emperatriz se entregarб a la nueva mujer en el ъltimo rito de los funerales, asн que el emperador tiene por lo menos diez dнas mбs para decidirse. Supongo que esa decisiуn es foco de gran atenciуn en estos dнas entre las hautmujeres. No se pueden aprobar contratos nuevos hasta que se complete la transferencia.

Miles, intrigado, pensу un poco en lo que oнa.

— El emperador tiene tres hijos, verdad? Asн que la mujer elegida serб una de las tres madres.

— No necesariamente — dijo Maz-. El cargo podrнa recaer en una tнa imperial, una mujer de la familia de su madre, al menos provisionalmente.

Unos suaves golpecitos en la puerta de Miles anunciaron la llegada del tй. La cocina de la embajada de Barrayar habнa enviado una bandeja totalmente redundante con tres platos de bombones. Alguien habнa estado haciendo los deberes porque Maz murmurу:

— Aahhh, mis favoritos… — Una mano femenina se lanzу a la pesca de chocolates, a pesar del almuerzo imperial que acababan de tomar. El mayordomo de la embajada sirviу el tй, abriу el vino y se alejу tan discretamente como habнa entrado.

Ivan tomу un trago de su vaso de cristal y preguntу, intrigado:

— Se casan los hautlores, entonces? Esos contratos genйticos equivalen al matrimonio, no es cierto?

— Bueno… no exactamente. — Maz se tragу el tercer bombуn y jugueteу con el tй-. Existen varios tipos de contratos. El mбs simple establece el uso del genoma de una persona una sola vez. Se crea un solo hijo, que es… el tйrmino no es del todo correcto pero equivaldrнa a propiedad… queda registrado en la constelaciуn del padre y crece en el criadero de esa constelaciуn. No sй si me explico… estas decisiones no las toman los protagonistas… en realidad, puede pasar que la madre y el padre ni siquiera lleguen a conocerse. Esos contratos se deciden en el nivel mбs alto de la constelaciуn y las decisiones estбn en manos de los lнderes mбs viejos y presumiblemente mбs sabios. Se pretende capturar una lнnea genйtica favorable o sentar las bases de un cruce deseable en la generaciуn siguiente.

— En el otro extremo hay contratos que significan un monopolio vitalicio, o todavнa mбs largo en el caso de cruces imperiales. Cuando se elige a una hautmujer para que sea la madre de un heredero potencial, el contrato es absolutamente exclusivo: tiene que ser alguien que no haya aceptado ningъn contrato y que nunca vuelva a negociar con su genoma, a menos que el emperador decida tener mбs de un hijo con ella. Esas mujeres viven en el jardнn Celestial, en un pabellуn separado, durante el resto de sus dнas.

Miles hizo una mueca.

— Es una recompensa o un castigo?…

— Es el puesto de poder mбs importante que pueda alcanzar una hautmujer es una oportunidad para convertirse ella tambiйn en emperatriz, si su hijo — y casi siempre es un ъnico hijo— resulta elegido para suceder a su padre. Aunque termine siendo la madre de uno de los perdedores, un candidato a prнncipe o gobernador de satrapнa no estб nada mal. Un lнder de constelaciуn, jefe de clan en terminologнa de Barrayar, nunca serб emperador o padre de un emperador, y el brillo que puedan tener sus hijos carece de importancia. Pero a travйs de sus hijas, tiene la oportunidad de ser el abuelo de un emperador. Por lo tanto, como puede imaginarse, las ventajas se acumulan en la constelaciуn de la emperatriz. Los Degtiar no eran particularmente importantes hasta hace cincuenta aсos.

— Asн que el emperador tiene hijos. — Miles trataba de asimilar toda aquella informaciуn-. Pero todos los demбs necesitan hijas. Y sуlo una o dos veces cada siglo, cuando sube al poder un nuevo emperador, se puede ganar en el juego.

— Correcto.

— Y… dуnde queda el sexo en todo esto? — preguntу Ivan, con voz quejosa.

— No hay sexo — dijo Maz.

— ЎNo hay sexo!

Maz se riу de la expresiуn horrorizada de lord Vorpatril.

— Bueno, los haut mantienen relaciones sexuales, pero es un juego puramente social. Tienen amistades sexuales de larga duraciуn que casi podrнan calificarse de matrimonios. Estaba a punto de decir que no hay nada formal, pero claro, la etiqueta de esas asociaciones es increнblemente compleja… Supongo que la palabra que estoy buscando es legalizadas, mбs que formales, porque los rituales son intensos. Y raros, realmente raros a veces, por lo poco que alcanzo a entender. Afortunadamente, los haut son tan racistas que casi nunca salen de su propio genoma, asн que no es nada probable que los extranjeros tengan que enfrentarse con esos peligros personalmente.

— Ah — dijo Ivan. Parecнa un poquito desilusionado-. Pero… si los haut no contraen matrimonio, establecen sus propias casas y manejan sus asuntos desde las casas mismas, cuбndo salen?

— Nunca.

— ЎAu! Eso quiere decir que viven con… bueno, con sus madres toda la vida?

— Bueno, con sus madres, no. Con sus abuelos o bisabuelos. Pero los jуvenes, y cualquiera menor de cincuenta se considera joven, viven como pensionistas de las constelaciones. Me pregunto si йsa es la razуn por la que tantos haut de mбs edad se recluyen. Viven lejos de todos porque finalmente pueden hacerlo.

— Pero… y todos esos ghemgenerales y ghemlores famosos y de renombre que consiguieron esposas haut?

Maz se encogiу de hombros.

— No todas pueden aspirar a ser madres imperiales, no les parece? En realidad, me gustarнa seсalarle ese aspecto, lord Vorkosigan. Nunca se ha preguntado cуmo es posible que los haut controlen a los ghem, que son tan buenos militares? Sobre todo, si tenemos en cuenta que los haut no tienen ni entrenamiento ni experiencia en ese campo.

— Ah, sн. Hace dos aсos que espero que esa loca aristocracia cetagandana de dos niveles desaparezca en medio de una lucha intestina. Cуmo es posible que un grupo de literatos como esos hautlores tengan poder sobre ghemejйrcitos enteros?

Maz sonriу.

— Los ghemlores cetagandanos lo explicarнan como la fidelidad debida a una cultura y civilizaciуn superiores. El hecho es que se apropian genйticamente de cualquiera que sea lo bastante competente y poderoso como para constituir una amenaza. No hay mayor recompensa en el sistema cetagandano que la asignaciуn de una esposa haut, y las asignaciones las decide el Emperador. Йsa es la principal preocupaciуn de los ghemlores. Es el ъltimo golpe social y polнtico.

— Estб usted sugiriendo que los haut controlan a los ghem a travйs de esas esposas? — dijo Miles-. Quiero decir, estoy seguro de que las hautmujeres son hermosas y todo eso, pero los ghemgenerales son unos hijos de puta tan duros, tan difнciles… no me puedo imaginar a nadie en la cumbre en el Imperio de Cetaganda que sea tan susceptible.

— Si yo supiera cuбl es el truco de las hautmujeres. — suspirу Maz— lo embotellarнa y lo venderнa muy caro. No, mejor todavнa, creo que me lo quedarнa para mн sola. Pero por lo visto, hace cientos de aсos que funciona bien. Por supuesto que no es el ъnico mйtodo de control imperial. Pero sin duda es el menos evidente. Para mн eso es significativo. Los haut son sutiles, eso por encima de cualquier otra cosa.

— Y la hautnovia llega al matrimonio con… digamos… una dote? — preguntу Miles.

Maz sonriу de nuevo y cogiу otro bombуn.

— Es un punto importante, lord Vorkosigan. No. No hay dote.

— Yo suponнa que mantener a una esposa haut en el nivel de vida al cual estбn acostumbradas podнa ser bastante caro.

— Muy caro.

— Entonces… si el Emperador deseara deprimir a un sъbdito excesivamente importante, podrнa entregarle unas cuantas esposas haut y dejarlo en bancarrota?

— No… no creo que se trate de nada tan evidente. Pero es algo parecido, sн. Es usted muy perspicaz, milord.

— Pero quй le pasa a la hautlady a la que entregan asн, como si se tratara de una medalla de buena conducta? — preguntу Ivan-. Quй siente? Quiero decir… si la mayor ambiciуn de una hautlady es transformarse en monopolio imperial, eso de ir a parar a manos de un ghemlord tiene que ser el extremo opuesto. Que la arrojen para siempre fuera del hautgenoma… Los descendientes nunca vuelven a casarse entre los haut, verdad?

— No — confirmу Maz-. Creo que la psicologнa de todo el proceso es bastante peculiar. En primer lugar, la hautnovia tiene mбs rango que cualquier otra esposa del ghemlord, y sus hijos son los herederos. Es automбtico. Eso puede desatar algunas tensiones interesantes en casa del ghemlord, sobre todo si el nuevo casamiento, como suele suceder, se da en la mitad de la vida, cuando las otras asociaciones maritales del lord ya estбn bien establecidas y son antiguas.

— Seguramente que caiga una de estas hautmujeres sobre la cabeza de su marido es la pesadilla de cualquier ghemlady — musitу lvan-. Nunca se niegan? No obligan a los maridos a rechazar el honor?

— Por lo visto no es un honor que se pueda rechazar.

— Mmmm. — Miles arrancу con dificultad su imaginaciуn de la fascinaciуn de esos detalles sociales y procurу centrarse en su mayor preocupaciуn-. El sello del Criadero Estrella… No tendrб usted un dibujo?

— He traнdo unos vнdeos, milord — dijo Maz-. Con su permiso, los podemos pasar en su comuconsola.

Aahh. Cуmo me gustan las mujeres competentes. No tiene usted una hermana menor, milady Maz?

— Sн, por favor — dijo Miles.

Todos se amontonaron detrбs del escritorio de la comuconsola y Maz empezу con su pequeсa conferencia ilustrada sobre la cъpula de los haut y una media docena de sellos imperiales de varios tipos.

— Aquн estб, milord: el sello del Criadero Estrella.

Era un bloque cъbico, de unos quince centнmetros de lado y con el pбjaro de trazos rojos sobre la parte superior. El terror que habнa sentido Miles desde que Maz le comunicara que existнa el sello, el terror de que tal vez йl e Ivan hubieran robado accidentalmente una pieza de los objetos imperiales, se desvaneciу como por ensalmo. El cilindro era un objeto imperial, sin duda, y tendrнan que devolverlo — anуnimamente, de ser posible-, pero por lo menos no era…

Maz llamу a la siguiente unidad de datos.

— Y este objeto es la Gran Llave del Criadero Estrella, que se entrega junto con el sello — siguiу diciendo.

Ivan se atraganto con el vino. Miles, sъbitamente marcado, se reclinу contra el escritorio y mirу la imagen del cilindro con una sonrisa fija. El original estaba unos pocos centнmetros mбs abajo, en el cajуn.

— Y… ah, quй es la Gran Llave del Criadero Estrella, mila… Maz? — consiguiу murmurar-. Para quй sirve?

— No estoy muy segura. En algъn momento, en el pasado, tuvo que ver con la recuperaciуn de datos en los bancos genйticos de los haut, segъn creo, pero en la actualidad tal vez sуlo se trate de un objeto ceremonial. Tiene unos doscientos aсos por lo menos… Tiene que ser obsoleto.

Esperemos. Gracias a Dios no lo habнa abandonado por ahн. Todavнa.

— Ya veo.

— Miles… — musitу Ivan.

— Mбs tarde — siseу Miles entre dientes-. Entiendo tu preocupaciуn.

Ivan musitу una obscenidad por encima de la cabeza de Maz.

Miles se inclinу contra el escritorio de la comuconsola y moviу los labios en una mueca realista.

— Algo anda mal, milord? — Maz levantу la vista, preocupada.

— Lo lamento, las piernas me molestan un poco. Probablemente tenga que consultar con el mйdico de la embajada…

— Preferirнa usted seguir con esto mбs tarde? — preguntу Maz instantбneamente.

— Bueno… a decir verdad, creo que ya he recibido todas las lecciones de etiqueta que puedo asimilar en una sola tarde.

— Ah… pero hay mucho, muchнsimo mбs. — Sin embargo, Miles debнa de estar realmente pбlido porque ella se levantу y dijo-: Demasiado para una sola clase, sн, por supuesto. Le molestan mucho sus heridas? No creн que fueran tan graves.

Miles se encogiу de hombros, como avergonzado. Tras la despedida de rigor y la promesa de volver a ver a su tutora vervani muy pronto, Ivan se hizo cargo de los deberes de anfitriуn y escoltу a Maz a la planta baja.

Volviу inmediatamente, sellу la puerta detrбs de йl y se lanzу sobre Miles.

— Tienes alguna idea del lнo en que nos hemos metido? exclamу.

Miles estaba sentado frente a la comuconsola, releyendo la descripciуn oficial — totalmente inexacta, por cierto— de la Gran Llave, mientras la imagen del objeto flotaba como un conjuro frente a su nariz por encima de la placa de vнdeo.

— Sн. Tambiйn sй que vamos a salir bien parados. Tъ lo sabes?

Eso hizo que Ivan se detuviera.

— Sabes algo que yo no sepa?

— Si me lo dejaras a mн, creo que podrнa devolver esa cosa a su verdadero dueсo sin que el asunto trascendiese.

— Por lo que dijo Maz, el verdadero dueсo es el emperador de Cetaganda.

— Bueno, en realidad, sн. Deberнa decir, devolvйrsela a su verdadera guardiana. Que, si leo bien las seсales, estб tan desesperada por haberla perdido como nosotros por haberla encontrado. Si puedo devolvйrsela sin armar jaleo, no creo que vaya por ahн diciendo a todo el mundo que la perdiу. Aunque… me pregunto cуmo fue que la perdiу. — Algo no encajaba, y estaba ahн, justo por debajo de su percepciуn consciente.

— ЎNosotros atacamos a un servidor imperial! ЎAsн la perdiу!

— Sн, pero quй estaba haciendo Ba Lura con ese objeto en la estaciуn orbital de transferencia? Por quй habнa manipulado los monitores de Seguridad del compartimiento de embarque?

— Lura se estaba llevando la Gran Llave a alguna parte. Por lo que sй, tal vez la llevaba a la Gran Cerradura. — Ivan caminaba alrededor de la comuconsola como un leуn enjaulado-. Asн que el pobre hombre se corta la garganta a la maсana siguiente porque perdiу este objeto, que estaba a su cuidado, y todo por culpa nuestra… Mierda, Miles. Me siento como si hubiйramos matado a ese vicio chiflado. No nos hizo ningъn daсo, sуlo se equivocу de lugar y tuvo la mala suerte de asustarnos.

— Es eso lo que pasу? — murmurу Miles-. En serio? — Es йsa la razуn por la que estoy tan desesperado? Es йsa la razуn por la que quiero que la historia tenga otro sentido, cualquier sentido menos йse? A la idea de Ivan no le faltaba lуgica. El viejo ba, encargado y responsable de transportar el precioso objeto, pierde la Gran Llave a manos de unos bбrbaros extranjeros, confiesa su desgracia a su seсora y se mata para expiar sus culpas. Listo. De pronto, Miles tenнa nбuseas-. Pero… si la llave era tan importante… por quй no estaba rodeado de un escuadrуn de ghemguardias imperiales?

— ЎDios, Miles! ЎOjalб hubiera habido guardias!

Un golpe firme en la puerta. Miles apagу rбpidamente la comuconsola y abriу la cerradura.

— Adelante.

El embajador Vorob'yev entrу en la habitaciуn y le dirigiу una inclinaciуn de cabeza mбs o menos cordial. Llevaba un montуn de papeles perfumados, de colores delicados.

— Hola, milores. Le ha resultado ъtil su clase con Maz, lord Vorkosigan?

— Sн, seсor — dijo Miles.

— Me alegro. Lo suponнa. Esa mujer es muy competente. — Vorob'yev levantу los papeles-. Mientras ustedes estaban con ella, llegу esta invitaciуn para los dos, de lord Yenaro. Junto con varias sinceras disculpas por el incidente de anoche. Seguridad de la embajada abriу, rastreу y analizу quнmicamente la escultura. Informaron que los йsteres eran inocuos. — Con ese pronunciamiento sobre Seguridad, le entregу los papeles a Miles-. Ustedes deciden si quieren aceptar. Si considera que el infortunado efecto colateral del campo de fuerza de la escultura fue un accidente, lord Vorkosigan, tal vez convendrнa que asistiera a la fiesta. Completarнa la disculpa y todo quedarнa reparado.

— Ah, claro que iremos… — La disculpa y la invitaciуn estaban escritas a mano en el mejor estilo cetagandano-. Pero voy a mantener los ojos bien abiertos. Ah… no volvнa hoy el coronel Vorreedi?

Vorob'yev hizo una mueca.

— Le han surgido unos aburridos problemas. Pero en vista del extraсo incidente en la embajada marilacana, ya lo he dispuesto todo para que lo sustituyan maсana mismo. Desea usted un guardaespaldas? No abiertamente, claro, eso serнa otro insulto…

— Mmmm… Tenemos un conductor, no es cierto? Que sea un hombre entrenado, y quiero comunicaciуn con йl. Comus. Y que no se aleje mucho, por si acaso.

— Muy bien, lord Vorkosigan. Ahora mismo lo dispongo. — Vorob'yev asintiу-. Y… en cuanto al incidente de la rotonda…

A Miles le latнa el corazуn.

— Sн?

— Por favor, no vuelva a separarse del grupo.

— Recibiу usted una queja? — Y de quiйn?

— Uno aprende a interpretar ciertas miradas heridas. Los cetagandanos considerarнan poco correcto protestar… pero si los incidentes desagradables se acumulan…, no creo que les parezca tan poco correcto tomarse algъn tipo de venganza indirecta y extraсa. Ustedes dos se irбn dentro de diez dнas, pero yo tengo que seguir aquн mucho tiempo. Por favor, no me hagan el trabajo mбs difнcil de lo que ya es…

— Entendido, seсor — dijo Miles con voz alegre.

Ivan parecнa hondamente preocupado: no pensarнa confesбrselo todo a Vorob'yev? Todavнa no, porque el embajador saliу sin que Ivan se arrojara a sus pies.

— Por poco no es suficiente para un guardaespaldas — seсalу apenas la puerta se sellу otra vez.

— Ah, entonces estбs empezando a ver las cosas a mi manera, no? Pero si vamos a casa de Yenaro, no puedo evitar el riesgo. Tengo que comer, beber y respirar… todas rutas de ataque que un guardia armado no tiene muchos medios de controlar. De todos modos, mi mayor defensa es que serнa un terrible insulto para el emperador cetagandano si alguien de una delegaciуn extranjera quedara realmente lastimado en las ceremonias del funeral de su augusta madre. Yo predigo que, si es que ocurre algъn otro incidente, serб igualmente sutil y no fatal. — E igualmente enfurecedor, claro estб.

Ah, sн? Cuando ya hay una baja definitiva? — Ivan se quedу callado por un tiempo-. Crees que… todos estos incidentes estбn relacionados? — Hizo un gesto con la cabeza hacia los papeles perfumados que Miles sostenнa en la mano y el cajуn del escritorio de la comuconsola-. Admito que no sй de quй modo podrнan relacionarse.

— Te parece que se puede tratar de simples coincidencias?

— Mmmm… — Ivan frunciу el ceсo mientras reflexionaba la respuesta-. Y dime — dijo, seсalando otra vez el escritorio y el cajуn-: Cуmo piensas sacarte de encima el aparatito de la emperatriz?

Miles torciу la boca en una sonrisa al reparar en la diplomбtica construcciуn que Ivan habнa utilizado para la frase.

— No te lo puedo decir por el momento. — Sobre todo, porque no lo sй. No todavнa. Pero la haut Rian Degtiar tenнa que estar pensбndolo en ese mismo momento. Miles toqueteу, distraнdo, el ojo de Horus plateado, insignia de SegImp, prendido al cuello negro de su uniforme-. La reputaciуn de una dama estб en juego.

Los ojos de Ivan adquirieron una expresiуn burlona por la forma en que Miles habнa aludido a las relaciones personales de su primo.

— A la mierda con eso. En serio estбs haciendo algo secreto para Simуn Illyan?

— Si fuera asн, no podrнa decнrtelo, no te parece?

— No tengo la menor idea. Mierda. — Ivan lo mirу, frustrado, durante otro momento y luego se encogiу de hombros-. De todos modos, es tu funeral, no el mнo…

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