14

— He encontrado a Ivan, seсor. — Miles sonriу a la comuconsola. El fondo que habнa detrбs de la cabeza del embajador Vorob'yev estaba borroso, pero los sonidos de la comida, voces bajas, tintineos de platos y cubiertos, llegaban con mucha claridad-. Estб visitando el Criadero Estrella. Nos quedaremos un rato… no podemos insultar a la anfitriona… ya me entiende. Pero seguramente voy a poder rescatarlo y volver con ustedes antes de que termine la ceremonia. Tenemos un guнa ba.

La cara de Vorob'yev tenнa una expresiуn que hubiera podido definirse de cualquier manera menos con la palabra «felicidad».

— Bueno. Supongo que no queda mбs remedio que aceptarlo. Pero al coronel Vorreedi no le gustan mucho estas transgresiones de la agenda, aunque tengan valor como contactos culturales, y debo decir que empiezo a compartir su opiniуn. No… No deje usted que lord Vorpatril haga nada… inapropiado, eh? Las haut no son ghem. Eso usted ya lo sabe.

— Sн, seсor. Ivan estб bien. Se estб portando mejor que nunca. — Ivan estaba frнo y quieto, en el compartimiento de embarque, pero el color le volvнa lentamente a la cara gracias a la sinergina.

— Y cуmo ha conseguido obtener ese extraordinario privilegio? — preguntу Vorob'yev.

— Ah, bueno, ya conoce usted a Ivan. No podнa dejarme dar un golpe sin probar йl tambiйn. Mбs tarde se lo explicarй todo. Ahora tengo que irme.

— Estarй esperando con impaciencia. Seguro que es fascinante — murmurу el embajador en tono seco. Miles cortу la comunicaciуn antes de que la sonrisa se desvaneciera.

— Fiuuu. Eso nos da algo de tiempo, pero muy poco. Tenemos que actuar enseguida.

— Sн — dijo la haut que lo escoltaba, la consorte morena de Rho Ceta. Hizo girar la silla y lo guiу fuera de la oficina con la comuconsola; йl tuvo que trotar para seguirla.

Volvieron al compartimiento de carga justo cuando Rian y la haut Pel terminaban de codificar la silla flotante de la haut Nadina. Miles dirigiу una mirada ansiosa a su primo, tendido sobre el suelo labrado. La respiraciуn de Ivan parecнa profunda y normal.

— Estoy listo — informу a Rian-. Mi gente tardarб por lo menos una hora en venir a buscarme. Si Ivan se despierta… bueno… no creo que usted tenga problemas en controlarlo. — Se humedeciу los labios-: Si las cosas salen mal… vaya a ver al ghemcoronel Benin. O a su emperador. No busque a nadie de rango intermedio en Seguridad. Lo que estб pasando, sobre todo el hecho de que el gobernador Kety haya podido meter mano en sistemas que todos creнamos inexpugnables, indica claramente que tiene una buena relaciуn en las altas esferas, probablemente muy arriba, en Seguridad, seсora, y esa relaciуn le ayuda y le apoya. Sospecho que si la rescata esa persona, sea quien fuere, la experiencia puede ser fatal.

— Entiendo — dijo la haut Rian con seriedad-. Y estoy de acuerdo con su anбlisis, lord Vorkosigan. Ba Lura no habrнa llevado la Gran Llave a Kety para que йl la duplicara si no hubiera estado convencido de que era capaz de hacerlo. — Se enderezу sobre el brazo de la silla y dirigiу un gesto a la haut Pel.

Ella se habнa llenado las mangas con los pequeсos objetos de la haut Vio. Se arreglу las tъnicas blancas y se sentу con gracia. Lamentablemente los objetos no incluнan armas de energнa y llevarlas hubiera alertado los sistemas de rastreo de Seguridad, sobre todo porque eran demasiado voluminosas. Ni siquiera un bloqueador, pensу Miles. Realmente lo lamentaba. Me voy a una batalla orbital con mi uniforme de gala y botas de montar, totalmente desarmado. Perfecto… Se acomodу otra vez a la izquierda de la haut Pel, sobre el apoyabrazos, y tratу de no sentirse como un muсeco de ventrнlocuo: lo que mбs se adecuaba a su aspecto. La pantalla de fuerza de la burbuja los envolviу; Rian retrocediу un paso y los saludу con la mano. Pel, con la mano derecha sobre el panel de control, hizo girar la burbuja y flotaron con rapidez hacia la salida, que se dilatу para franquearles el paso; otras dos consortes salieron al mismo tiempo y se alejaron en otras direcciones.

A Miles le dolнa el corazуn, cuando pensaba en lo que hubiera sentido con Rian como camarada de armas. El corazуn, pero no la cabeza. Era esencial que Rian… la testigo mбs creнble de la traiciуn de Kety, no cayera en manos de Kety. Ademбs le gustaba el estilo de Pel. Ya habнa demostrado su capacidad para pensar con claridad y rapidez en una emergencia. Todavнa no estaba seguro de que la caнda desde el edificio hubiera sido realmente necesaria, le parecнa un gesto de mera diversiуn. Una hautmujer con sentido del humor, o casi… Por desgracia tenнa ochenta aсos, era una consorte, era cetagandana y… Quieres acabar con eso, por favor? No eres Ivan y nunca lo serбs. Bueno, en todo caso, йste es el ъltimo dнa para la traiciуn del hautgobernador Isum Kety…

Se unieron al grupo de Kety, casi listo para partir en la puerta sur del Jardнn Celestial. La haut Vio habнa secuestrado a Ivan lo mбs tarde posible, por razones de seguridad. Como correspondнa a su dignidad de gobernador, el sйquito de Kety era numeroso: mбs de veinte ghemguardias, ghemladies, lacayos que no eran ba y, para horror de Miles, el ghemgeneral Chillan. Estarнa al corriente de la traiciуn de su amo, o pensaban matarlo con la haut Nadina en el camino de vuelta y reemplazarlo por algъn otro, designado por Kety? Tenнa que ser una cosa o la otra; el comandante de las tropas imperiales de Sigma Ceta no podнa mantenerse neutral en el golpe de Estado.

Kety hizo un gesto a la burbuja de la haut Vio y la haut Pel entrу en el vehнculo personal del gobernador, que los llevarнa al puerto de transbordadores, lugar de aterrizaje exclusivo de los altos funcionarios del imperio. El ghemeneral Chilian subiу a otro auto; Miles y la haut Pel se encontraron solos con Kety en el espacio limitado de esa especie de camioneta cerrada, diseсada sin duda para las burbujas de las hautladies.

— Llegas tarde. Has tenido problemas? — preguntу Kety, sin aclarar las cosas mientras se acomodaba en el asiento. Parecнa preocupado y tenso, como correspondнa a un deudo de la emperatriz muerta… o a un hombre montado sobre un tigre furioso y muy hambriento.

Sн, sн… deberнa haberme dado cuenta de que era lord X apenas vi ese cabello teсido… decidiу Miles. Un hautlord que no estaba dispuesto a esperar para conseguir lo que podнa ofrecerle la vida.

— Nada importante. Todo arreglado — Informу Pel. El filtro de voz, al mбximo de la interferencia posible, alteraba los tonos y los convertнa en una imitaciуn no del todo correcta de los timbres de la haut Vio.

— Por supuesto, querida. No bajes el campo de fuerza hasta que estemos a bordo.

— Sн.

S… el ghemgeneral Chilian tiene una cita con un sello de aire no muy amistoso en el camino a casa… ahora lo sй. Pobre tonto, pensу Miles. Tal vez la haut Vio querнa volver a su hautgenoma. Era la amante de Kety o su ama? O tal vez funcionaban en equipo? El hecho de que hubiera dos cerebros detrбs del plan ayudarнa mucho a explicar la rapidez, flexibilidad y confusiуn de los hechos.

La haut Pel tocу un control y se volviу hacia Miles.

— Cuando lleguemos a bordo, debemos decidir si buscamos primero a Nadina o la Gran Llave.

Miles casi se ahogу del espanto.

— Em… — Hizo un gesto hacia Kety, sentado a menos de medio metro de sus rodillas.

— No nos oye — le asegurу Pel.

Parecнa cierto, porque Kety dirigiу una mirada distraнda hacia el paisaje que se veнa a travйs del techo descubierto del auto de superficie.

— La recuperaciуn de la Llave — siguiу diciendo Pel— sigue siendo nuestro primer objetivo.

— Mm… Pero si la haut Nadina estб viva, es un testigo importante desde el punto de vista de Barrayar. Y… tal vez sabrб dуnde estб la Llave. Yo supongo que estб en un laboratorio. Tienen que estar tratando de descifrarla, estoy seguro, pero la nave es muy grande y hay mucho espacio para montar un laboratorio de decodificaciуn.

— Tanto la Llave como Nadina tienen que estar cerca de las habitaciones de Kety — dijo Pel.

— No la habrб metido en un calabozo?

— Dudo que Kety quiera que muchos de sus soldados y servidores sepan que su consorte estб presa. No. Seguramente la tiene en un camarote.

Me pregunto dуnde tiene pensado poner en escena el crimen en que planea involucrar a Ivan. Las consortes se mueven dentro de lнmites muy estrechos. No puede hacerlo en su nave ni en su residencia. Y seguramente no se atreverб a repetir un asesinato dentro del jardнn Celestial… eso serнa demasiado. Supongo que ha tramado algo distinto… para esta misma noche.

El gobernador Kety levantу la vista y mirу la burbuja.

— Ya se estб despertando? — preguntу.

Pel se tocу los labios con la mano y luego apretу los controles.

— Todavнa no.

— Quiero interrogarlo primero. Tengo que averiguar cuбnto saben…

— Hay tiempo…

— No tanto…

Pel cerrу el sonido exterior otra vez.

— La haut Nadina primero — votу Miles con firmeza.

— Creo… creo que tiene usted razуn, lord Vorkosigan — suspirу Pel.

No mantuvieron mбs conversaciones peligrosas con Kety porque la confusiуn del embarque del grupo que iba a entrar en уrbita absorbiу por completo a Kety. El gobernador se comunicaba constantemente con el comu. No volvieron a estar a solas con el gobernador hasta que la multitud entrу en el corredor del transbordador, pasу a la nave oficial de Kety y se alejу hacia sus muchas obligaciones y placeres. El ghemgeneral Chilian ni siquiera intentу hablar con su esposa. Pel siguiу a Kety, que le habнa hecho un gesto claro despuйs de despedir a sus guardias. Miles supuso que ahн empezaba la diversiуn. Limitar el nъmero de testigos tambiйn reduce la cantidad de asesinatos necesarios para mantener el secreto si las cosas salen mal.

Kety los llevу a un corredor ancho, lujoso, evidentemente destinado a las habitaciones de clase alta. Miles tocу a la haut Pel en el hombro:

— Mire. En el pasillo. Ve?

Habнa un lacayo frente a la puerta de un camarote. Cuando pasу el dueсo de la nave, se puso firme, pero Kety entrу en otro camarote. El guardia se relajу.

Pel doblу el cuello.

— Puede ser la haut Nadina?

— Sн. Bueno… Tal vez. No creo que se atreviera a poner un verdadero soldado. No si no estб al mando de las estructuras de comando. — Miles pensу que habнa sido una tonterнa no notar el cisma entre Kety y su ghemgeneral. Йsa habнa sido una gran oportunidad perdida…

La puerta se cerrу detrбs del grupo y Miles se volviу para examinar aquel lugar. La habitaciуn estaba limpia y no tenнa decoraciones ni efectos personales: un camarote sin uso.

— Podemos ponerlo aquн — dijo Kety, seсalando un jergуn en un rincуn del cuarto-. Puedes mantenerlo bajo control quнmico, o necesitamos guardias?

— Bastarб con algunas sustancias quнmicas — contestу Pel-, pero necesito algunas cosas. Sinergina. Pentarrбpida. Y serб mejor que lo sometamos a algunas pruebas por si tiene alergia inducida a la penta. Se la producen a mucha gente importante, ya lo sabes… No creo que tъ quieras que Vorpatril muera en este lugar.

— Clarium?

Pel mirу a Miles con los ojos llenos de preguntas. No conocнa la palabra. El clarium era un tranquilizante de interrogatorio muy comъn entre los militares. Miles asintiу.

— Buena idea — se arriesgу ella.

— No hay posibilidad de que despierte antes de que yo vuelva? — preguntу Kety, preocupado.

— Lamento decir que se me fue un poco la mano con la droga…

— Mmm. Por favor, ten cuidado, mi amor. No tiene que haber demasiados residuos quнmicos en la autopsia. Aunque con suerte, no creo que tengan material para una autopsia.

— No me gusta tentar demasiado a la suerte.

— Bien dicho — dijo Kety, con una exasperaciуn especial-. Por fin estбs aprendiendo.

— Te espero — dijo Pel con frialdad, como para que se fuera. Probablemente la haut Vio habrнa dicho lo mismo.

— Dйjame que te ayude a acostarlo — dijo Kety-. Seguramente estбs muy incуmoda ahн dentro.

— No, no. Lo estoy usando de apoyapiйs. La silla flotante es… tan cуmoda. Me gustarнa… bueno, disfrutar del privilegio de una haut un poquito mбs, mi amor — suspirу Pel-. Hace tanto que…

Los labios de Kety se afinaron en una sonrisa divertida.

— Muy pronto tendrбs mбs privilegios que la emperatriz, y todos los extranjeros que quieras a tus pies. — Hizo un gesto hacia la burbuja y saliу a toda prisa. Adуnde irнa un gobernador con una lista de drogas para interrogatorio? A la enfermerнa? A Seguridad? Y cuбnto tiempo tardarнa?

— Ahora — dijo Miles-. Por el corredor. Tenemos que librarnos del guardia… Ha traнdo usted la sustancia que le dio la haut Vio a Ivan?

Pel sacу el bulbo de la manga y lo levantу.

— Cuбntas dosis quedan?

Pel afinу la vista.

— Dos. Vio preparу de mбs. — Habнa un tono de desaprobaciуn en su voz, como si Vio hubiera perdido puntos con esa redundancia.

— Yo me hubiera llevado cien, por si acaso. De acuerdo. ъsela… no toda, si no es necesario.

Pel sacу la burbuja del camarote y doblу por el corredor. Miles se deslizу detrбs de la silla y se aferrу al respaldo. Las botas le resbalaban un poco sobre la base que sostenнa la fuente de energнa de la silla. Escondido detrбs de las faldas de una mujer? Ese medio de transporte — y cualquier otra cosa que significara estar bajo el control de un cetagandano o cetagandana— era frustrante, pero la misiуn de rescate era su principal objetivo. Para el hambre no hay pan duro. Pel se detuvo frente al guardia de librea.

— Servidor — le dijo.

— Haut. — El hombre hizo una reverencia frente a la burbuja blanca-. Estoy de guardia y no puedo ayudarla.

— No necesito mucho tiempo. — Pel bajу la pantalla de fuerza. Miles oyу un siseo y un ruido de toses. La silla se sacudiу y йl se deslizу hacia el suelo. Cuando se levantу, descubriу a Pel con el guardia caнdo sobre la falda en una posiciуn incуmoda y extraсa.

— Mierda — — dijo Miles, con pena-, deberнamos haberle hecho esto a Kety en el primer camarote… Bueno, veamos quй hacemos con esta almohadilla de palma.

Una almohadilla estбndar. Quй palmas la abrirнan? Muy pocas, seguramente: Kety, tal vez Vio, y el guardia, para casos de emergencia.

— Levбntelo un poco — dijo Miles y apretу la palma del hombre inconsciente contra el lector. — Ah — suspirу, aliviado. La puerta se deslizу sin alarmas ni protestas. Miles le quitу el bloqueador al guardia y entrу de puntillas con la haut Pel detrбs.

— Ay — gimiу Pel, furiosa. Habнan encontrado a la haut Nadina.

La anciana estaba sentada en un jergуn similar al del otro camarote, cubierta sуlo con la malla blanca. Los efectos de un siglo de gravedad eran suficientes para daсar incluso ese cuerpo haut: sacarle las tъnicas exteriores, voluminosas y llamativas, era una indignidad deliberada que hubiera podido superarse sуlo con la desnudez absoluta. Le habнan sujetado el cabello al suelo a un metro de la punta con un aparato que no habнa sido diseсado para ese propуsito. No era una posiciуn cruel, fнsicamente hablando — el largo del cabello le dejaba dos metros para moverse alrededor-, pero habнa algo terriblemente ofensivo en el asunto. Idea de la haut Vio, tal vez? Miles pensу que ahora entendнa la reacciуn de Ivan frente al бrbol de gatitos. Estaba mal hacerle eso a la anciana seсora (aunque fuera una anciana seсora de una raza tan aborrecible como la de los haut). Y para colmo, Nadina le recordaba a su abuela betanesa… bueno, no exactamente, Pel era la que se parecнa mбs a su abuela Naismith en carбcter pero…

Pel arrojу al guardia al suelo y corriу hacia su hermana consorte.

— Nadina, te han hecho daсo?

— ЎPel! — Cualquiera hubiera caнdo en brazos de la salvadora pero como Pel y Nadina eran haut, se limitaron a un apretуn de manos, aunque fue un apretуn muy afectuoso.

— ЎAh! — — dijo Pel, furiosa por la situaciуn de Nadina. Se quitу algunas tъnicas, seis mбs o menos, y se las entregу a Nadina, que se las puso con gracia y se irguiу con mбs decisiуn. Miles completу la revisiуn del lugar para asegurarse de que estaban solos y se volviу hacia las mujeres que estaban de pie, mirando las puntas del cabello. Pel se arrodillу y tirу de algunos mechones, pero no pudo desprenderlos.

— Ya lo he intentado — suspirу Nadina-. No salen ni de uno en uno.

— Dуnde estб la llave de eso?

— La tenнa Vio.

Pel vaciу los bolsillos de su arsenal misterioso, pero Nadina meneу la cabeza.

— Mejor lo cortamos — dijo Miles-. Tenemos que irnos de aquн cuanto antes.

Las dos mujeres lo miraron, horrorizadas.

— ЎLas hautmujeres nunca se cortan el pelo! — exclamу Nadina.

— Mmm, discъlpenme, milady, pero esto es una emergencia. Si nos vamos ahora mismo a los compartimientos de emergencia de la nave, puedo llevarlas a terreno seguro antes de que Kety se dй cuenta. Tal vez incluso logremos salir de aquн sin hacer ruido. Cada segundo de retraso representa un grave peligro con este margen limitado de tiempo.

— ЎNo! — dijo Pel-. Antes necesitamos la Gran Llave.

Miles sabнa que no le serнa posible mandar a las dos mujeres de vuelta hacia el planeta y quedarse a buscar la Llave: йl era el ъnico piloto orbital calificado del trнo. Iban a tener que seguir los tres juntos, Mierda. Manejar a una hautlady ya constituнa un problema, pero tratar con dos iba a ser peor que intentar conducir un rebaсo de gatos.

— Haut Nadina, sabe usted dуnde estб la Llave?

— Sн. Йl me llevу a verla anoche. Se le ocurriу que a lo mejor yo sabнa cуmo abrirla. Se trastornу mucho cuando vio que no era posible.

Miles levantу la vista; el tono de la anciana le habнa llamado la atenciуn. Por lo menos, no habнa seсales de violencia en sus hermosos rasgos. Pero los movimientos de Nadina eran tensos y rнgidos. Artritis por la edad, o trauma por el uso de algъn objeto contundente? Volviу al cuerpo del guardia inconsciente y lo registrу buscando ъtiles, tarjetas de cуdigo, armas… ah, un vibracuchillo plegable. Lo escondiу en la ropa y retrocediу hacia las damas.

— Yo sй de animales que se arrancan una pierna para escapar de una trampa — explicу tentativamente.

— ЎAj! — dijo Pel-. Barrayareses…

— Usted no lo entiende — dijo Nadina, ansiosa.

Por desgracia, Miles lo entendнa muy bien. Las dos mujeres iban a quedarse ahн de pie discutiendo sobre el pelo atrapado de Nadina hasta que Kety las atrapara a ellas…

— ЎMiren! — dijo de pronto y seсalу la puerta.

Pel se puso de pie de un salto y Nadina gritу:

— Quй pasa?

Miles sacу el vibracuchillo, tomу la melena plateada y la cortу lo mбs cerca del suelo que pudo.

— Ya estб. Vбmonos.

— ЎBбrbaro! — exclamу Nadina. Pero no se estaba poniendo histйrica; expresу su protesta indignada con bastante tranquilidad, dadas las circunstancias.

— Un sacrificio por los haut — le jurу Miles.

Habнa una lбgrima en los ojos de ella; Pel… Pel parecнa secretamente agradecida de que Miles se hubiera encargado del asunto. Subieron otra vez a la silla flotante. Nadina se acomodу sobre el regazo de Pel y Miles se colocу detrбs, como siempre. Pel saliу de la cбmara y volviу a conectar la pantalla de fuerza. Las sillas flotantes eran silenciosas, pero el motor de йsta protestaba por la carga. Avanzaba a trompicones.

— Por ahн. Dobla aquн — les indicу la haut Nadina.

A medio camino en el pasillo pasaron junto a un criado, que se apartу con una reverencia y no los volviу a mirar.

Kety usу pentarrбpida con usted? — preguntу Miles a Nadina-. Cuбnto sabe de las sospechas del Criadero Estrella?

La Pentarrбpida no funciona en las hautmujeres — le informу Pel por encima del hombro.

— Ah. no? Y en los hauthombres?

— No muy bien — dijo Pel.

— De todos modos…

— Aquн. — Nadina seсalу un tubo elevador. Descendieron una cubierta y siguieron por otro pasillo mбs estrecho. Nadina tocу el cabello plateado que tenнa sobre la falda, mirу las puntas cortadas con el ceсo fruncido, despuйs lo soltу con un sonido despectivo, desdichado y concluyente-. ЎQuй desagradable es todo esto! Espero que estйs disfrutando la oportunidad de divertirte, Pel. Y espero que la oportunidad sea muy breve.

Pel hizo un ruido y no quiso comprometerse con una respuesta.

Miles no entendнa muy bien por quй, pero йsa no era la misiуn heroica que habнa previsto — Una misiуn secreta, en la nave de Kety, con dos hautladies mayores y decorosas-. A decir verdad, se podнa sospechar de la alianza de Pel con la correcciуn y la decencia, pero Nadina parecнa intentar compensarla. Miles tenнa que admitir que la idea de la burbuja era mucho mejor que la de disfrazar sus peculiaridades fнsicas como ba, especialmente porque esas criaturas extraсas tenнan siempre un aspecto muy saludable. Habнa bastantes hautmujeres en esa nave y una burbuja en un pasillo no llamaba la atenciуn de nadie.

No es eso. Es que hasta ahora hemos tenido suerte.

Llegaron a una puerta sin indicaciones.

— Aquн es — anunciу Nadina.

No habнa guardias que custodiaran la puerta: йsa era la pequeсa habitaciуn inexistente.

— Cуmo entramos? — preguntу Miles-. Llamamos a la puerta?

— Supongo — dijo Pel. Bajу la pantalla un segundo, llamу y volviу a subirla.

— ЎEra una broma…! — exclamу Miles, horrorizado. Seguramente no habнa nadie ahн dentro… se habнa imaginado la Gran Llave guardada a solas en un compartimiento con cerradura codificada…

La puerta se abriу. Un hombre pбlido, enfundado en la librea de Kety, con grandes ojeras oscuras bajo los ojos, apuntу a la burbuja con un aparato, leyу la firma electrуnica y dijo:

— Sн, haut Vio?

— Traigo a la haut Nadina para que lo intente de nuevo — dijo Pel. Nadina hizo un gesto. No estaba de acuerdo.

— No creo que vayamos a necesitarla — objetу el hombre de librea-, pero puede usted hablar con el general. — Se colocу a un costado de la puerta para dejarlos pasar.

Miles, que habнa estado calculando cуmo dormir al hombre con el aerosol de Pel, empezу a urdir nuevas estrategias. Habнa tres hombres en… sн, era un laboratorio de decodificaciуn. Una gran cantidad de mбquinas, conectadas con cables provisionales, ocupaban hasta la ъltima superficie de la habitaciуn. Habнa un tйcnico con aspecto aъn mбs cansado, ataviado con el uniforme de fajina negro de Seguridad militar Cetagandana, sentado frente a una consola, con aire de haber permanecido en esa posiciуn durante dнas y dнas. A su alrededor habнa un cнrculo de envases de bebida con cafeнna y sobre una mesa cercana, un par de botellas de calmantes. Pero el que llamу la atenciуn de Miles era el tercer hombre, que se inclinaba sobre el hombro del tйcnico.

No era el ghemgeneral Chillan, como habнa supuesto al principio. Era un hombre mбs joven, mбs alto, de rasgos severos y firmes, y llevaba el uniforme formal rojo sangre de Seguridad Imperial del Jardнn Celestial. Sin rayas de cebra en la cara. Tenнa la guerrera arrugada y abierta. No era el jefe de Seguridad — la mente de Miles revisу la lista que habнa memorizado hacнa semanas en un trabajo muy equivocado de preparaciуn para el viaje-, sн, sн, era el ghemgeneral Naru, tercero en la lнnea de mando. El contacto de Kety en Seguridad Imperial de Cetaganda. Aparentemente, estaba ahн para ayudar a romper los cуdigos que protegнan la Gran Llave.

— De acuerdo — dijo el tec de cara agotada-, empecemos con la rama siete mil trescientos seis. Setecientos mбs y la tenemos, lo juro.

Pel jadeу con fuerza y seсalу hacia adelante. Mбs allб de la consola, apiladas en un montуn desordenado sobre la mesa, habнa ocho copias de la Gran Llave. O una Gran Llave y siete copias…

Estarнa Kety tratando de cumplir con el sueсo de la emperatriz Lisbet? Y entonces, acaso las ъltimas dos semanas habнan sido sуlo un enorme malentendido? No… no. Tenнa que ser otra trampa. Tal vez Kety planeaba enviar a los otros gobernadores a casa con copia y todo, o hacer que Seguridad Imperial tuviera que perseguir siete copias… y habнa muchas otras posibilidades… todas en la orden del dнa de Kety… sуlo Kety.

Miles pensу que si disparaba el bloqueador empezarнan a sonar todas las alarmas… No, eso tenнa que reservarlo como ъltimo recurso. Mierda, si sus vнctimas eran inteligentes — y Miles suponнa que la inteligencia de los tres hombres que tenнa adelante estaba mбs allб de toda duda-, saltarнan sobre йl para que disparara. Йl lo hubiera hecho.

— Quй mбs esconde usted en su manga? — le susurrу Miles a Pel.

— Nadina — Pel hizo un gesto hacia la mesa-, cuбl es la Gran Llave?

— No estoy segura — dijo Nadina, que miraba ansiosamente el montуn de aparatos.

— Lo mejor serб que nos las llevemos todas — pidiу Miles con urgencia.

— Pero tal vez todas son falsas — objetу Pel-. Tenemos que averiguar cuбl es la verdadera. Si no volvemos con la Gran Llave, nuestra misiуn habrб fracasado. — Buscу en la ropa y sacу un anillo conocido, un anillo con el dibujo de un ave chillando…

Miles se quedу sin aliento.

— ЎPor Dios santo!, cуmo se le ha ocurrido traer eso? ЎQue no lo vea nadie! Despuйs de dos semanas de tratar de reproducir lo que hace ese anillo, le aseguro que esos hombres estбn mбs que dispuestos a matarla por йl.

El ghemgeneral Naru girу en redondo y se enfrentу a la burbuja blanca.

— Sн, Vio, quй pasa ahora? — Tenнa la voz llena de aburrimiento y de desprecio.

A Miles le pareciу que Pel trataba de dominar un ataque de pбnico. La vio ensayar la respuesta en la garganta, sin voz, y despuйs, descartarla definitivamente.

— No vamos a poder mantener este asunto asн por mucho tiempo — urgiу Miles-. Propongo que ataquemos, tomemos lo que queremos y nos vayamos de aquн.

— Cуmo? — preguntу Nadina.

Pel levantу la mano para pedir silencio en la discusiуn y tratу de ganar algo de tiempo.

— Su tono de voz es inadmisible, seсor.

Naru hizo una mueca.

— Volver a esa burbuja no le sienta bien, haut. Demasiado orgullo. Bueno, disfrъtelo mientras pueda. Despuйs de esto, vamos a sacar a todas las perras de sus fortalezas. Sus dнas de esconderse detrбs de la ceguera y la estupidez del Emperador estбn contados. Se lo aseguro, haut Vio.

Bueno… Naru no habнa entrado en el complot por fidelidad a los planes de la emperatriz sobre el destino genйtico de los haut, eso era evidente. Miles comprendнa que los privilegios tradicionales de las hautladies se hubieran convertido en una ofensa irritante y profunda para la decisiуn y la paranoia que debe tener un hombre de Seguridad. Era йse el soborno que habнa ofrecido Kety a Naru por su cooperaciуn? La promesa de que el nuevo rйgimen abrirнa las puertas cerradas del Criadero Estrella y luces en cada rincуn secreto de las hautmujeres? La promesa de destruir la extraсa base del poder de las haut para ponerlo todo en manos de los ghemgenerales, es decir, al lugar que le correspondнa (segъn Naru)? Era Kety quien estaba manipulando a Naru, o los dos ocupaban un puesto similar en el complot? Tenнan el mismo grado de responsabilidad, decidiу Miles. Naru es el hombre mбs peligroso de la habitaciуn, tal vez de toda la nave. Puso el bloqueador en potencia baja. La esperanza de que de esta forma el arma no disparara las alarmas era muy remota pero…

— Pel — dijo con urgencia-, use la ъltima dosis de droga contra el ghemgeneral Naru. Yo tratarй de amenazar a los demбs, de dominarlos sin disparar. Los atamos, cogemos las Llaves y nos vamos de aquн. No serб elegante, pero al menos lo haremos con rapidez, y en este momento el tiempo es un factor crнtico.

Pel asintiу sin entusiasmo, recogiу las manos y preparу el bulbo de aerosol. Nadina se aferrу a la silla; Miles se preparу para saltar.

Pel bajу la pantalla de fuerza y echу el aerosol sobre la cara asustada de Naru. El general tratу de no respirar y dio un paso atrбs, y la nube de droga apenas lo rozу. Cuando el general soltу el aliento retenido, emitiу un grito de advertencia.

Miles maldijo, saltу al suelo y disparу tres veces, una detrбs de otra, con rapidez. Los dos tйcnicos cayeron al suelo; Naru casi consiguiу esquivar el rayo pero la nube lo paralizу. Por el momento. Se derrumbу sobre la mesa como un jabalн que se hunde en un pantano, la voz reducida a un gruсido incomprensible.

Nadina corriу hacia la mesa de las Llaves, las puso sobre las tъnicas y se las llevу a Pel. Pel tomу el anillo y probу:

— No… йsa no…

Miles dirigiу una mirada a la puerta, que seguнa cerrada y se mantendrнa asн hasta que el lector recibiera a una palma autorizada. Quiйn estaba autorizado? Kety… Naru, que ya estaba dentro… algъn otro? Pronto lo averiguaremos.

— No… — seguнa diciendo Pel-. Y si son todas falsas…? No…

— Claro que son todas falsas — comprendiу de pronto Miles-. La verdadera tiene que estar… — Empezу a seguir los cables de la comuconsola del tйcnico en decodificaciуn. Todos iban hacia una caja, escondida detrбs del equipo y la caja tenнa… otra Gran Llave. Pero йsa estaba en un rayo-luz de comunicaciones, que llevaba las seсales de los cуdigos-. ЎAquн! — Miles la arrancу del lugar y se la devolviу a Pel-. Tenemos la Llave, tenemos a Nadina, sabemos lo que necesitamos de Naru, lo tenemos todo. Larguйmonos.

La puerta siseу al abrirse. Miles girу sobre sus talones y disparу.

Un hombre armado con un bloqueador y ataviado con la librea de Kety se tambaleу hacia delante. Gritos y golpes llegaron desde el corredor y una docena de hombres se apartу hacia un lado para no quedar en la lнnea de fuego.

— Sн — gritу Pel con alegrнa cuando se abriу la tapa de la Gran Llave. Ahн estaba: la habнan encontrado.

— -ЎAhora no! — aullу Miles-. Vuelva a la silla, Pel, y conecte la pantalla de fuerza.

Miles se agachу a bordo de la silla; la pantalla se cerrу bruscamente a su alrededor. Una nube de fuego de bloqueador en masa atravesу el umbral. El fuego se extinguiу con un crujido sobre la esfera brillante, sin daсos: el ъnico efecto fue un brillo mayor alrededor de la silla. Pero la haut Nadina estaba fuera. Gritу y se tambaleу, dolorida, al recibir el impacto de la nube del rayo. Los hombres pasaron por la puerta.

— ЎTienes la Llave, Pel! — gritу la haut Nadina-. ЎVete!

Una sugerencia muy poco prбctica: los hombres del gobernador Kety apresaron a Nadina y bloquearon la puerta, y el triunfador pasу por el umbral y lo cerrу tras йl con la palma.

— Bueno, bueno — dijo en tono muy lento, los ojos llenos de curiosidad frente a la carnicerнa que tenнa delante-. Bueno. — Por lo menos podrнa tener la cortesнa de maldecir y patear el suelo, pensу Miles con amargura, pero el gobernador parecнa tener… un control absoluto de la situaciуn—. Quй tenemos aquн?

Un soldado de Kety se arrodillу junto al ghemgeneral Naru y lo ayudу a levantarse, sosteniйndolo por los hombros. Naru, que tuvo dificultades para sentarse, se pasу una mano temblorosa por la cara, que sin duda le dolнa y le picaba — Miles lo sabнa: habнa experimentado mбs de una vez la desagradable sensaciуn del bloqueo— y ensayу una respuesta inteligible. En el segundo intento, consiguiу articular unas palabras comprensibles:

— Consortes Pel y Nadina. Y el… barray… ЎLe dije a usted que esas burbujas eran un peligro…! — Volviу a caer en los brazos del soldado-. Pero no im… Los tenemos a todos…

— Cuando ese cerdo se someta a juicio por traiciуn — dijo la haut Pel con odio profundo-, pienso pedirle al Emperador que le saque los ojos antes de ejecutarlo.

Miles se preguntу de nuevo por la secuencia de hechos de la noche anterior: cуmo habrнan conseguido el gobernador y el ghemgeneral sacar a la haut Nadina de la burbuja?

— Creo que se estб adelantando, milady — suspirу.

Kety caminу alrededor de la burbuja de la haut Pel, estudiбndola. Tenнa que romper ese huevo: un lindo rompecabezas para el gobernador. O no? Ya lo habнa hecho una vez.

Escapar era imposible: los movimientos de la burbuja estaban fнsicamente bloqueados. Kety podнa sitiarlos, hacerlos morir de hambre si no le importaba esperar… pero no. Lo cierto era que Kety no podнa esperar. Miles sonriу con amargura y le dijo a Pel:

— Esta silla tiene comunicaciуn con el exterior, verdad? Lamento decirlo, pero es hora de pedir ayuda.

Por Dios, casi lo habнan conseguido, casi habнan acabado con el problema sin que nadie se enterara, sin dejar pistas. Pero ahora que habнan identificado a Kety y a Naru, el apoyo interno del gobernador estaba neutralizado. Seguridad Imperial no constituнa un peligro para las haut. Los cetagandanos tendrнan que terminar el asunto ellos mismos. Si es que consigo ponerme en contacto con ellos…

El gobernador Kety hizo un gesto para que los hombres que sostenнan a Nadina la arrastraran hacia lo que consideraba la parte delantera de la burbuja. Estaba unos cuarenta grados desplazado pero… Pidiу el vibracuchillo a uno de los guardias, se acercу a Nadina y le levantу el cabello plateado. Ella aullу de terror, pero se relajу de nuevo cuando йl se limitу a ponerle el cuchillo en el cuello con mucha suavidad.

— Baje usted la pantalla de fuerza, Pel, y rнndase. Inmediatamente. No me obligue a recitar amenazas sangrientas.

— Mierda — gruсу Miles, angustiado-. Nos tiene. A nosotros, al anillo, a la Gran Llave… — La Gran Llave. Estaba llena de… informaciуn codificada. Informaciуn cuyo valor surgнa del hecho de que era ъnica y secreta. En cualquier otro lugar del universo, la gente caminaba vadeando rнos de informaciуn, la informaciуn les llegaba hasta las orejas: una masa enorme de datos, seсales y ruido… fбcil de transmitir y reproducir. Si nadie se lo impedнa, la informaciуn se multiplicaba como una colonia de bacterias siempre que hubiera dinero o poder detrбs de ella y, finalmente, se ahogaba en su propia duplicaciуn y el aburrimiento de los receptores humanos.

— La silla flotante, el comu… es equipo del Criadero Estrella. Se puede usar para transmitir la informaciуn de la Gran Llave?

— Quй? Pero… — Pel lo mirу, luchando con el asombro-.

Supongo que sн, pero este comu. no tiene la potencia necesaria para transmitirlo todo al jardнn Celestial.

— No se preocupe por eso. Pбselo a la red de comunicaciуn de emergencia, la red de navegaciуn comercial. Tiene que haber un elevador de potencia en la estaciуn de transferencia orbital. Tengo los cуdigos estбndar del elevador, son simples… tienen que ser fбciles de recordar. Y son cуdigos de mбxima emergencia: el elevador divide la seсal y la deposita en los ordenadores de todas las estaciones y naves, tanto comerciales como militares, que se encuentren dentro del sistema estelar de Eta Ceta. Estб pensado como sistema de socorro para naves en peligro. Que Kety se quede con la Gran Llave si quiere. Йl y doscientas mil personas mбs… A quй quedarб reducido el complot? Tal vez no podamos ganar, pero asн le robaremos la victoria…

La mirada en la cara de Pel, que asimilaba rбpidamente esa sugerencia inconcebible, pasу de un gesto de horror a una expresiуn de alegrнa desmayada y despuйs, al espanto.

— Para eso necesitamos tiempo… mucho tiempo, minutos… ЎKety no nos va a permitir…! No. Ya tengo la soluciуn. — Los ojos de Pel se iluminaron de rabia e inteligencia-. Cuбl es el cуdigo?

Miles recitу los nъmeros y los dedos de Pel teclearon sobre el panel de control. Pel puso la Gran Llave abierta sobre el lector. Kety llamу desde fuera de la burbuja:

— ЎAhora, Pel! — La mano se le tensу sobre el cuchillo. Nadina cerrу los ojos y permaneciу de pie, callada y digna.

Pel marcу el cуdigo del comu, bajo la pantalla de fuerza de la burbuja y saltу del asiento, arrastrando a Miles con ella.

— ЎDe acuerdo! — dijo en voz alta, alejбndose de la burbuja-. Estamos afuera.

La mano de Kety se relajу. La pantalla volviу a cerrarse. La fuerza del golpe hizo que Miles se tambaleara. Tropezу y cayу en los brazos de los guardias del hautgobernador, que le dieron una afectuosa bienvenida.

— Eso es molesto — dijo Kety con frialdad, mirando la burbuja con la Gran Llave dentro-. Pero es un inconveniente pasajero, nada mбs. Llйvenselos. — Hizo un gesto a los guardias con la cabeza y se alejу de Nadina-. ЎTъ! — dijo sorprendido, cuando descubriу a Miles entre los guardias.

— Yo. — Los labios de Miles se abrieron en una mueca de dientes brillantes que no tenнa nada que ver con una sonrisa-. Siempre he sido yo, gobernador. De principio a fin, se lo aseguro. — Y usted estб en las ъltimas. Claro que tal vez yo estй demasiado muerto para disfrutar del espectбculo… Kety no se atreverнa a dejar con vida a los tres testigos. Pero le llevarнa tiempo disponer las muertes con cierta discreciуn. Cuбnto tiempo, cuбntas posibilidades de…?

Kety apretу el puсo y se dominу justo antes de lanzarlo contra la mandнbula de Miles. Seguramente, el golpe habrнa quebrado algъn hueso.

— No, tъ eres el que se rompe… — musitу para sн. Dio un paso atrбs e hizo un gesto al guardia con la cabeza—. Un poco de picana para йl. Para todos.

El guardia sacу la picana, un instrumento militar corriente, dirigiу una mirada a las consortes vestidas de blanco y dudу. Mirу a Kety con ojos implorantes.

Miles casi oyу los dientes apretados del gobernador.

— De acuerdo… sуlo al barrayarйs.

Muy aliviado, el guardia hizo girar la picana y tocу a Miles tres veces, primero en la cara, luego en el vientre y entre las piernas. El primer roce hizo gritar a Miles, el segundo lo dejу sin aliento y el tercero lo arrojу al suelo en agonнa, con los brazos y las piernas plegados en posiciуn fetal. No mбs cбlculos, al menos de momento. El ghemgeneral Naru, que se estaba levantando con algo de ayuda, riу en el tono de quien ve que por fin se hace justicia.

— General — le dijo Kety e hizo un gesto hacia la burbuja-, cuбnto tardarб en abrir eso?

— A ver… — Naru se inclinу junto al tйcnico de cara agotada y le sacу un aparatito que apuntу a la burbuja-. Han cambiado los cуdigos. Media hora. A partir del momento en que los tйcnicos empiecen a reaccionar.

Kety hizo una mueca. Sonу la alarma del comu de muсeca. Las cejas de Kety se alzaron en la frente y dijo:

— Sн, capitбn?

— Hautgobernador — llegу la voz formal, inquieta, de un subordinado-, hemos detectado una comunicaciуn especial en canales de emergencia. Estбn transmitiendo una enorme cantidad de datos a los sistemas. Algъn tipo de mensaje codificado. Excede la capacidad de memoria del receptor y se estб volcando en todos los sistemas, como un virus. Viene marcado con el sнmbolo imperial de emergencia. Y la seсal parece provenir de nuestra nave… Es… son уrdenes suyas?

Las cejas de Kety se alzaron mбs en un gesto de sorpresa. Despuйs observу la burbuja blanca, que brillaba en el centro de la habitaciуn. Maldijo entre dientes, una palabra larga, aguda, sibilante.

— ЎNo! ЎGhemgeneral Naru! Tenemos que anular esa cortina de fuerza… Ўahora, ahora mismo!

Se volviу para dedicar a Pel y Miles una mirada venenosa que prometнa una retribuciуn infinita; despuйs, йl y Naru se hundieron en una conversaciуn frenйtica. Inyectaron a los tйcnicos enormes dosis de sinergina que no consiguieron devolverles instantбneamente la conciencia, aunque los dos se sacudieron y gruсeron con movimientos muy prometedores. Kety y Naru estaban solos frente al problema. A juzgar por la luz malйvola que ardнa en los ojos de Pel, abrazada a Nadina, iban a llegar demasiado tarde. El dolor de los golpes de la picana se desvanecнa despacio en el cuerpo de Miles, pero se quedу en el suelo, encogido y quieto, para que al gobernador no se le ocurriera repetir sus atenciones.

Kety y Naru estaban concentrados en la tarea, tan hundidos en discusiones airadas sobre la forma mбs rбpida de proceder, que sуlo Miles reparу en un redondel brillante que se formу en la puerta de entrada a la habitaciуn. Sonriу a pesar del dolor. Un segundo despuйs, la puerta se derrumbу hacia el interior en medio de una lluvia de plбstico y metal derretido. Otro segundo de espera, para prevenir alguna reacciуn rбpida desde el interior.

Y despuйs, el ghemcoronel Benin, impecablemente vestido con su uniforme rojo, con el maquillaje reciйn aplicado, cruzу el umbral con paso firme. No iba armado, pero el escuadrуn de uniforme terracota que lo acompaсaba llevaba un arsenal suficiente como para destrozar cualquier obstбculo menor que un acorazado. Kety y Naru se paralizaron en mitad de una palabra; los criados del gobernador lo pensaron mejor, abrieron las manos, levantaron los brazos y se quedaron quietos. El coronel Vorreedi, impecable en uniforme negro de la Casa, aunque con el rostro no tan sereno como Benin, entrу en ъltimo lugar. En el corredor, mбs allб, Miles alcanzу a ver a Ivan, asomado detrбs de los hombres y las armas, con un pie en el aire y expresiуn preocupada.

— Buenas noches, haut Kety, ghemgeneral Naru. — Benin se inclinу con cortesнa exquisita-. Por orden personal del emperador Fletchir Giaja, es mi deber arrestarlos bajo la acusaciуn de traiciуn al imperio. Y… — dijo mirando a Naru con una sonrisa afilada como una navaja— complicidad en el asesinato de Ba Lura, asistente imperial.

Загрузка...