Nada le hubiera gustado mбs que un dнa libre, pensу Miles, pero no tenнa tiempo. Lo peor era la seguridad de que se habнa metido en aquel atolladero йl solito. Hasta que las consortes consiguieran recuperar los bancos genйticos, lo ъnico que podнa hacer era esperar. Y a menos que Rian enviara un auto a la embajada a recogerlo, lo cual significaba un movimiento tan abierto que tal vez causarнa resistencias vigorosas en ambos grupos de Seguridad Imperial, Miles no podrнa volver a verla hasta las Ceremonias de Portal-Canciуn en el jardнn Celestial. Gruсу entre dientes y pidiу mбs datos a la comuconsola; despuйs, contemplу la pantalla sin verla realmente.
No estaba seguro de que fuera prudente darle a lord X un dнa de ventaja, a pesar de que esa misma tarde el caballero en cuestiуn se verнa en un aprieto cuando su consorte se llevara el banco de genes. Eso eliminarнa su ъltima posibilidad se sentarse a esperar hasta el momento apropiado, y luego alejarse suavemente con el banco y la Llave y tal vez eliminar a la vieja consorte designada por el poder central en algъn lugar de la ruta. El hombre tenнa que darse cuenta de que Rian lo entregarнa aunque tuviera que incriminarse ella misma, tenнa que darse cuenta de que ella estaba dispuesta a todo para atraparlo. Asesinar a la Doncella del Criadero Estrella no habнa formado parte del Plan Original, de eso Miles estaba casi seguro. En el Plan Original, Rian era un tнtere mбs, cuyo papel principal era acusar a Barrayar y a Miles de robar la Gran Llave. A lord X le fascinaban los tнteres. Pero Rian se mantenнa leal a los haut mбs allб de sus propios intereses. Ningъn traidor sensato podнa permitirse el lujo de suponer que ella se quedarнa paralizada durante mucho tiempo.
Lord X era un tirano, no un revolucionario. Querнa llegar al poder dentro del sistema, no cambiarlo. La verdadera revolucionaria era la fallecida emperatriz, con su intento de dividir a los haut en ocho ramas competitivas y dejar que ganara el mejor de los superhombres. Tal vez Ba Lura habнa estado mбs cerca de su ama de lo que Rian querнa suponer. No se puede entregar poder y retenerlo al mismo tiempo. Excepto despuйs de la muerte.
Asн que… cuбl serнa el prуximo movimiento de lord X? Quй podнa hacer ahora excepto luchar hasta el final, intentarlo todo para no caer en el proceso? Eso o cortarse las venas, y Miles no creнa que fuera del tipo suicida. Seguramente seguнa buscando una forma de culpar de todo a Barrayar, preferentemente en la forma de un Miles muerto que no pudiera desmentirlo. Todavнa habнa una remota posibilidad de que pudiera salirse con la suya en eso, dada la falta de entusiasmo de los cetagandanos hacia los extranjeros en general y los barrayareses en particular. Sн, era un buen dнa para quedarse en la embajada.
Habrнan sido mejores los resultados si Miles hubiera devuelto pъblicamente la Llave falsa y declarado la verdad desde el principio? No… en ese caso la embajada y los enviados habrнan estado inmersos en acusaciones falsas y escбndalos pъblicos, y ya no habrнa forma de probar su inocencia. Si lord X hubiera elegido cualquier otra delegaciуn para colocar la Llave falsa… digamos, la de Marilac, los aslunderos o los vervani… tal vez en este momento su plan estarнa funcionando a la perfecciуn, puntual como un reloj. Miles esperaba que lord X estuviera muy, muy arrepentido de haberse decidido por Barrayar. Era una esperanza amarga. Y voy a hacer que te arrepientas mucho mбs, imbйcil.
Miles apretу los labios. Volviу a prestar atenciуn a la comuconsola. Todas las naves de los gobernadores sбtrapas estaban construidas segъn el mismo plano general y, por desgracia, lo ъnico que tenнa el banco de datos de la embajada de Barrayar eran esos datos poco precisos. Tal vez habнa mбs, pero Miles hubiera tenido que acceder a los archivos secretos. Recorriу los niveles y sectores de la nave en el holovнdeo. Si yo fuera un gobernador sбtrapa que urde una revuelta, dуnde esconderнa la Gran Llave? Debajo del colchуn? Seguramente no.
El gobernador tenнa la Llave, pero le faltaba la llave de la Llave: Rian conservaba el anillo. Si lord X conseguнa abrir la Gran Llave podrнa volcar los datos, conseguir un duplicado de la informaciуn, y tal vez, en circunstancias tan complejas, decidirнa devolver el original y librarse de la prueba material de sus planes de traiciуn. O destruirla… claro. Pero si la Llave hubiera sido fбcil de abrir, deberнa haberlo hecho en cuanto sus planes empezaron a fallar. Asн que… si estaba tratando de acceder a la Llave, seguramente la tenнa en algъn laboratorio de decodificaciуn. Y dуnde se encontrarнa el laboratorio de decodificaciуn en esa vasta nave…?
Un sonido en la puerta interrumpiу los pensamientos de Miles. La voz del coronel Vorreedi:
— Lord Vorkosigan, puedo pasar?
Miles suspirу.
— Adelante. — Sн, tanta actividad en la comuconsola tenнa que atraer la atenciуn de Seguridad. Seguramente el oficial de protocolo habнa estado monitoreando desde abajo.
Vorreedi entrу al trote, estudiу el holovнdeo por encima de los hombros de Miles.
— Interesante. Quй es?
— Un recorrido por las naves de guerra cetagandanas. Sigo con mi educaciуn de oficial y todo eso… La esperanza de que me destinen a una nave nunca desaparece del todo.
— Ya. — Vorreedi se enderezу-. Supuse que le interesarнa recibir las ъltimas noticias sobre su amigo lord Yenaro.
— No creo que le deba nada pero… no le habrб ocurrido nada grave, espero — dijo Miles con sinceridad. Tal vez Yenaro fuera un buen testigo mбs tarde; ahora que habнa reflexionado al respecto, Miles estaba empezando a lamentar no haberle ofrecido asilo en la embajada.
— Todavнa no. Pero han emitido una orden de arresto contra йl.
— Y de quiйn es la orden? De Seguridad de Cetaganda? Por traiciуn?
— No. De la policнa civil. Por robo.
— Es una acusaciуn falsa. Estoy seguro. Alguien estб usando el sistema para sacarlo de su escondite. Puede usted averiguar quiйn lo ha acusado?
— Un ghemlord, un tal Nevic. Le dice algo este nombre?
— No. Tiene que ser un tнtere. Lo que necesitamos es la identidad de quien ordenу a Nevic que acusara a Yenaro. El mismo que le dio los planos y el dinero para la fuente de Marilac. Pero ahora usted tiene dos pistas. Puede seguir ambos caminos.
— Cree que se trata del mismo hombre?
— Lo que estoy haciendo no tiene nada que ver con suposiciones, coronel — dijo Miles-. Necesito pruebas, pruebas que puedan utilizarse en un juicio.
La mirada de Vorreedi lo estaba poniendo nervioso: una mirada constante, permanente, firme.
— Por quй creнa que acusarнan a Yenaro de traiciуn?
— Ah, bueno… en realidad era sуlo una suposiciуn. Si lo que quiere el enemigo de Yenaro es que la policнa civil lo ponga en un lugar donde йl pueda dispararle sin problemas, el robo es mejor, mucho menos escandaloso.
Las cejas de Vorreedi se le crisparon en la frente.
— Lord Vorkosigan… — Pero se interrumpiу, pensу mejor lo que estaba a punto de decir. Meneу la cabeza y se fue.
Ivan entrу un rato despuйs, se echу en el sofб de Miles, puso las botas en el apoyabrazos y suspirу.
— Todavнa estбs aquн? — Miles apagу la comuconsola. Las letras y los dibujos habнan empezado a nublarle la vista-. Pensй que estarнas por ahн, retozando o revolcбndote sobre la paja en un granero o algo asн. Son nuestros ъltimos dos dнas y todo eso… Te has quedado sin invitaciones? — Miles apuntу al techo con el pulgar. Tal vez nos estбn escuchando.
Los labios de Ivan formaron tres palabras. Que se jodan.
— Vorreedi nos puso mбs guardaespaldas. Es imposible ser… espontбneo con tanta gente mirando. — Contemplу el techo con ojos muy fijos y abiertos-. Ademбs tengo miedo hasta del suelo que piso. No fue una reina de Egipto la que trasladaron en una alfombra enrollada? Pienso que podrнa pasar otra vez.
— Claro que sн. — Miles no podнa negarlo-. En realidad, estoy casi seguro de que va a pasar de nuevo.
— Excelente. Recuйrdame que no me ponga muy cerca de ti.
Miles hizo una mueca.
Despuйs de un minuto, Ivan agregу:
— Me aburro.
Miles lo echу de la habitaciуn.
Las Ceremonias de Portal-Canciуn, cuyo nombre completo era Ceremonias para Abrir el Gran Portal con Canciones, no tenнan nada que ver con la apertura de ningъn portal, pero sн con canciones. Un numeroso coro formado por varios cientos de ghem, tanto hombres como mujeres, vestidos de blanco sobre blanco, se situу cerca de la entrada este al Jardнn Celestial. Se trataba de hacer una procesiуn por los cuatro puntos cardinales y terminar en la puerta norte, durante las horas de la tarde. El coro se ponнa de pie para cantar en un бrea ondulante de terreno con propiedades acъsticas sorprendentes, mientras los enviados galбcticos y los ghem y haut de luto se quedaban alrededor para escuchar. Miles flexionу las piernas dentro de las botas y se preparу para aguantar. El espacio abierto permitнa que las burbujas de las hautladies se movieran con libertad y habнa muchнsimas en todas partes… cientos de burbujas esparcidas bajo el brillo del sol. Cuбntas hautmujeres vivнan en ese lugar?
Miles echу una mirada a su pequeсa delegaciуn: йl, Ivan, Vorob'yev y Vorreedi, todos en uniforme de gala negro; ademбs de Mнa Maz, vestida con tanto gusto como en otras ocasiones, impresionante en blanco y negro. Ese dнa, Vorreedi parecнa mбs barrayarйs, mбs oficial y un poco mбs siniestro — Miles tenнa que admitirlo— ahora que no lucнa su ropa civil cetagandana deliberadamente anodina. Maz apoyaba una mano sobre el brazo de Vorob'yev. Cuando empezу la mъsica, se puso de puntillas.
Esto quita el aliento hubiera sido una frase bastante literal: Miles tuvo que abrir la boca un poco y sintiу que se le erizaba el cabello cuando los increнbles sonidos de la mъsica lo baсaron de arriba abajo. — Armonнas y disonancias se persiguieron por la escala con tal precisiуn que el pъblico oнa todas y cada una de las palabras por lo menos cuando las voces no se convertнan en simples vibraciones inarticuladas que parecнan subir por la espina dorsal y resonar en la parte posterior del crбneo como una sucesiуn de emociones puras. Hasta Ivan estaba transfigurado. Miles hubiera querido hacer un comentario, expresar su asombro, pero romper la concentraciуn absoluta que exigнa la mъsica habrнa sido un sacrilegio. Despuйs de unos treinta minutos, la mъsica se detuvo de pronto y el coro se preparу para desplazarse con gracia hacia la siguiente parada, seguido con algo mбs de torpeza por los delegados galбcticos.
Los grupos tomaron diferentes rutas. Guнas ba condujeron a los delegados a una mesa con comida bajo la direcciуn de un mayordomo ghemlord de mirada digna. La idea era que los invitados descansaran un poco y tambiйn que aguardaran hasta que el coro estuviera listo para la siguiente funciуn en la puerta sur. Miles mirу ansiosamente las burbujas de las hautladies, que no acompaсaron a los delegados ni al coro y se alejaron flotando en una tercera direcciуn. Se daba cuenta de que el Jardнn Celestial lo impresionaba cada vez menos. Era posible que alguien diera por sentado ese sitio? No cabнa duda de que los haut ya no se sorprendнan.
— Creo que me estoy acostumbrando a este lugar — le confiу a Ivan, mientras caminaba entre йl y Vorob'yev siguiendo el desaliсado desfile de los extranjeros-. Sй que podrнa.
— Ya — dijo el embajador-. Pero cuando a estos curiosos personajes se les ocurriу soltar a sus mascotas ghemlores para que buscaran propiedades mбs allб de Komarr, murieron cinco millones de los nuestros. Espero que no se le olvide, milord.
— No — dijo Miles, tenso-. jamбs. Pero… ni siquiera usted tiene edad suficiente como para recordar la guerra, seсor. Estoy empezando a preguntarme si alguna vez verй un ataque cetagandano semejante.
— Optimista — murmurу Ivan.
— No, no, me gustarнa explicar lo que quiero decir. Mi madre dice siempre que si un comportamiento recibe recompensa, se repite. Y viceversa. Creo… creo que si los ghemlores no consiguen conquistas territoriales en nuestra generaciуn, tardarбn mucho tiempo en intentarlo de nuevo. Despuйs de todo… los perнodos aislacionistas que siguen a las expansiones son fenуmenos muy conocidos en la historia…
— No sabнa que supieras tanto de ciencias polнticas — dijo Ivan.
Miles se encogiу de hombros.
— Es sуlo una intuiciуn. Si me das un aсo y un departamento, tal vez pueda ofrecerte un anбlisis razonado con grбficos y todo.
— Admito que es difнcil imaginarse a… digamos, lord Yenaro, conquistando algo — aceptу Ivan.
— No es que no fuera capaz de hacerlo, creo yo. Pero cuando se le presentara la oportunidad, serнa demasiado viejo y estarнa demasiado desinteresado. No sй… Claro que cuando termine el perнodo aislacionista este razonamiento perderб validez. Cuando los haut decidan dejar de manipularse a sн mismos, dentro de diez generaciones…, no sй en quй se habrбn convertido. — Y pensбndolo bien, ellos tampoco lo saben. Eso sн que es interesante. Nadie estб a cargo aquн?-. La conquista del universo parece un juego de niсos despuйs de eso… O tal vez… tal vez entonces nadie pueda detener el ataque — agregу con amargura.
— Bonita idea — gruсу Ivan.
Se habнa organizado un delicado desayuno en un pabellуn cercano. Al otro lado esperaban autos de superficie tapizados de blanco para llevar a los enviados dos kilуmetros mбs allб, hasta el Portal del Sur, cuando terminara la comida. Miles tomу una bebida caliente, rechazу con asco una bandeja de dulces — tenнa un nudo en el estуmago— y mirу los movimientos de la multitud ba con ojos de halcуn. Tiene que ser hoy, hoy. Ya no queda tiempo. Vamos, Rian… Y cуmo diablos iba a recibir el informe de Rian con Vorreedi pegado a sus talones como una lapa? El hombre tomaba nota de cada uno de sus gestos. Miles ya se habнa dado cuenta.
El dнa prosiguiу con una repeticiуn del ciclo de mъsica, comida y transporte. Habнa una cantidad de delegados con cara de fatiga despuйs de varias comidas y hasta Ivan habнa dejado de aceptar bocados en un gesto de autodefensa despuйs de la tercera mesa. Cuando llegу el contacto, durante la comida que siguiу a la cuarta y ъltima actuaciуn del coro, Miles apenas se dio cuenta. Estaba charlando con Vorreedi sobre la cocina del distrito Keroslav y preguntбndose cуmo conseguirнa distraerlo y engaсarlo cuando llegara el momento. Habнa llegado a un punto tal de desesperaciуn que incluso consideraba la posibilidad de administrar un vomitivo al embajador Vorob'yev y ponerlo en manos del oficial de protocolo cuando vio por el rabillo del ojo que Ivan hablaba con Ba No Sй Quй en tono grave. No reconociу a la criatura; no era la favorita de Rian porque era joven y tenнa una leve capa de pelo rubio. Las manos de Ivan giraron en el aire con la palma hacia arriba, se encogiу de hombros y siguiу al servidor por el pabellуn, extraсado. Ivan? Para quй diablos quiere a Ivan?
— Discъlpeme, seсor — Miles interrumpiу bruscamente a Vorreedi y pasу por su lado como una flecha. Para cuando el Jefe se volviу, Miles ya habнa pasado junto a otra delegaciуn y estaba a medio camino de la salida, detrбs de Ivan. No cabнa duda de que Vorreedi lo seguirнa, pero Miles se preocuparнa por eso mбs tarde.
Emergiу, parpadeando, a la iluminaciуn vespertina de la cъpula justo a tiempo para ver cуmo desaparecнan la sombra oscura y el brillo de las botas de Ivan tras un arbusto florido, frente a un espacio abierto con una fuente en el centro. Trotу para alcanzarlo; las botas se le resbalaban sobre las piedras irregulares que enlosaban el camino.
— Lord Vorkosigan? — llamу Vorreedi desde atrбs.
Miles no se volviу pero levantу la mano sin detenerse. Vorreedi era demasiado educado para maldecir a gritos, pero Miles podнa imaginar los tacos sin dificultad.
Los arbustos, altos como una persona, se abrнan hacia grupos artнsticos de бrboles, no exactamente un laberinto pero casi. La primera elecciуn de Miles lo llevу a una especie de prado desierto, con un arroyo que brotaba en la fuente y corrнa como una filigrana de plata por el centro del terreno. Miles volviу atrбs, maldiciendo sus piernas y su cojera, y se dirigiу hacia otro conjunto de arbustos.
En el medio de un cнrculo de bancos bajo la sombra de los бrboles, habнa una silla-flotante cuya ocupante daba la espalda a Miles, con la pantalla activada. Ba Rubio ya no estaba. En ese momento, Ivan se inclinaba hacia la ocupante de la silla, con la boca abierta en una expresiуn fascinada, las cejas levantadas y llenas de sospecha. Un brazo cubierto de blanco se levantу en el aire. Una nube leve de niebla iridiscente golpeу la cara sorprendida de Ivan, quien puso los ojos en blanco y cayу sobre las rodillas de la ocupante de la silla. La pantalla de fuerza se cerrу sobre йl, opaca y blanca. Miles aullу y corriу hacia la pareja.
Las sillas — flotantes de las hautladies no eran coches de carrera ni nada parecido, pero podнan desplazarse a mayor velocidad que Miles. En dos vueltas por los arbustos desapareciу por completo y cuando Miles saliу del ъltimo macizo de flores, se vio frente a uno de los caminos principales del Jardнn Celestial, tallados en jade blanco. Flotando en ambas direcciones por el sendero habнa media docena de hautburbujas y todas avanzaban a la misma velocidad digna y tranquila. Miles se habнa quedado sin aliento y le asaltу un torbellino de negros temores.
Girу sobre los talones y se tropezу de bruces con el coronel Vorreedi.
La mano de Vorreedi bajу hasta el hombro de Miles y lo agarrу con una fuerza decidida y firme.
— Quй diablos estб pasando aquн, Vorkosigan? Y dуnde estб Vorpatril?
— Eso quiero descubrir… seсor, si me lo permite.
— Seguridad de Cetaganda tiene que saberlo. Voy a colgarlos de un бrbol si…
— No… no creo que Seguridad pueda ayudarnos esta vez, seсor. Creo que tengo que hablar con ba… con alguien. Enseguida.
Vorreedi frunciу el ceсo, tratando de procesar la informaciуn. Obviamente no le resultaba fбcil. Miles no lo culpaba. Una semana antes, йl tambiйn habrнa supuesto que Seguridad Imperial Cetagandana se ocuparнa. Pueden solucionar algunos problemas, sн. Pero no todos.
Precisamente por ahн rondaban: mientras Miles y Vorreedi se volvнan para retroceder hacia el pabellуn, un guardia de uniforme rojo, con el maquillaje a rayas, avanzу rбpidamente hacia ellos. Un perro pastor, juzgу Miles, cuya misiуn era buscar a las ovejas perdidas y devolverlas al rebaсo de enviados galбcticos. Un hombre rбpido, aunque no lo suficiente.
— Milores. — El guardia, que no tenнa un rango muy alto, hizo un gesto de respeto-. Les ruego que vuelvan al pabellуn. Los autos los llevarбn al portal sur.
Vorreedi tomу una decisiуn rбpida.
— Gracias. Pero me temo que hemos perdido a un miembro de nuestra delegaciуn. Harнa el favor de buscar a lord Vorpatril?
— Claro. — El guardia tocу un comu de muсeca y transmitiу la informaciуn en tono neutral, mientras conducнa a Miles y a Vorreedi hacia el pabellуn como un ovejero. Evidentemente, suponнa que Ivan era un huйsped perdido; debнa de ser un hecho bastante frecuente: el jardнn estaba diseсado para distraer a los visitantes con sus delicias. Le doy diez minutos a Seguridad de Cetaganda para darse cuenta de que Ivan ha desaparecido en pleno Jardнn Celestial. Despuйs, todo se irб al diablo.
El guardia se separу de ellos cuando avanzaban hacia el pabellуn. Miles buscу con la mirada en la multitud de ba que poblaba el pabellуn.
— Discъlpeme, ba — dijo con respeto a la criatura de mayor edad. Ba Como Se Llamara levantу la vista. Le sorprendнa que alguien hubiera notado su existencia-. Debo ponerme en contacto inmediatamente con la haut Rian Degtiar. Una emergencia. — Abriу las manos y dio un paso atrбs.
La criatura asimilу la informaciуn, se inclinу e hizo un gesto a Miles para que lo siguiera. Vorreedi fue con ellos. Al otro lado del pabellуn, en la intimidad que ofrecнa un бrea de servicio, el comu. de muсeca de Ba Mayor empezу a transmitir una serie incomprensible de palabras y cуdigos. La frente de Ba Mayor se arrugу de sorpresa al oнr el mensaje. Tomу el comu, se lo sacу y se lo pasу a Miles con una reverencia. Se retirу prudentemente. Miles hubiera querido que Vorreedi hiciera lo mismo — lo tenнa pegado al hombro-, pero el coronel no se dio por aludido.
— Lord Vorkosigan? — llegу la voz de Rian desde el comu, sin filtro. Seguramente hablaba desde dentro de su burbuja.
— Milady. Ha enviado a alguien de… de su gente a… para que recogiera a mi primo Ivan?
Hubo una corta pausa.
— No.
— Yo lo vi.
— Ah. — Se produjo otra pausa, mucho mбs larga. Cuando la voz volviу a surgir, sonу mucho mбs baja y temerosa-. Ya sй lo que estб pasando.
— Me alegro de que alguien lo sepa.
— Ahora mismo le envнo a mi criado.
— Y quй pasa con Ivan?
— Nosotras nos ocuparemos de eso. — La comu se cortу.
Miles tuvo deseos de sacudir el aparato, frustrado; en lugar de eso, se dominу y lo devolviу a Ba Mayor, que lo tomу, se inclinу y finalmente se alejу.
— Quй fue lo que vio, lord Vorkosigan? — exigiу Vorreedi.
— Ivan… se ha ido con una dama.
— Quй? Otra vez? Aquн? Ahora? Quй le pasa a ese chico, no tiene sentido del tacto? No sabe dуnde estб? Mierda, esto no es la fiesta de cumpleaсos del emperador Gregor…
— Creo que podrй recuperarlo con discreciуn, seсor, si usted me permite. — Miles sintiу un escozor de culpa por la acusaciуn a Ivan, pero la culpa se perdiу en el miedo que le atenazaba el corazуn. El aerosol, habrнa sido una droga para dormirlo o un veneno letal?
Vorreedi se tomу un minuto largo para pensarlo; mientras contemplaba frнamente a Miles. Miles se recordу que Vorreedi pertenecнa a Inteligencia, no al servicio de contraespionaje; la fuerza que lo impulsaba era la curiosidad, no la paranoia. Miles metiу las manos en los bolsillos de los pantalones y tratу de parecer tranquilo, despreocupado, apenas molesto por aquel lнo. El largo silencio lo impulsу a aсadir:
— Si no confнa en lo demбs, seсor, confнe al menos en mi habilidad. Es lo ъnico que pido.
— Con discreciуn, eh? — dijo Vorreedi-. Usted tiene amigos interesantes en este lugar, lord Vorkosigan. Me gustarнa saber algo mбs sobre ellos.
— Pronto. Espero que pronto, seсor.
— Mmm… De acuerdo. Pero sea rбpido.
— Harй cuanto estй en mi mano, seсor — mintiу Miles. Tenнa que ser aquel mismo dнa. Si conseguнa alejarse de su guardiбn, tenнa que aprovechar para hacer el trabajo. Todo el trabajo. O nos iremos todos a pique. Hizo una venia y se alejу antes de que Vorreedi pudiera cambiar de parecer.
Saliу por el costado abierto del pabellуn y caminу hacia el sol artificial. justo en ese momento, llegу un auto sin decoraciones fъnebres: una plataforma flotante simple de dos pasajeros con lugar para carga posterior. Esta vez le pareciу reconocer al guнa: en los controles habнa una criatura ba de edad avanzada, calva. En cuanto distinguiу a Miles, se acercу y detuvo el vehнculo. Un vehнculo rбpido con guardias vestidos de rojo frenу a un costado para interceptar el movimiento.
— Seсor. Los invitados galбcticos no pueden circular por el Jardнn Celestial sin compaснa.
Miles abriу palma y seсalу a su guнa ba.
— Milady requiere y exige la presencia de este hombre. Tengo que llevarlo.
El guardia hizo un gesto. No estaba satisfecho pero asintiу de mala gana.
— Mi superior hablarб con su ama.
— Por supuesto. — Los labios de su guнa se torcieron en lo que Miles interpretу como una mueca de desprecio.
El guardia les dirigiу una mueca de furia y se alejу. Buscaba el comu mientras caminaba. Vamos, vamos, pensу Miles mientras subнa al vehнculo, que afortunadamente arrancу enseguida. Esta vez, el auto tomу un atajo, elevбndose sobre el jardнn y alejбndose hacia el sudoeste en lнnea recta. Se movнan tan rбpido que la brisa revolvнa el cabello de Miles. Unos minutos despuйs bajaron hacia el Criadero Estrella, que brillaba, pбlido, entre los бrboles.
Una extraсa procesiуn de burbujas blancas se acercaba a una abertura, evidentemente la entrada trasera. Cinco esferas, dos a cada lado y otra por arriba, estaban… persiguiendo a una sexta que saltaba para escapar. Sin embargo, las otras la empujaron hacia la puerta ancha y alta del compartimiento de embarque. Las burbujas zumbaban como avispas enfurecidas cuando los campos de fuerza se tocaban. El pequeсo auto de Miles flotу con calma detrбs de la procesiуn y siguiу a las burbujas hacia el interior. La puerta se cerrу detrбs del grupo y se sellу con el chasquido sуlido y los chirridos tнpicos de los instrumentos de alta seguridad.
Excepto por el revestimiento — de piedras pulidas en diseсos geomйtricos en lugar de cemento gris-, el compartimiento de entrada era utilitario y bastante normal. En ese momento estaba vacнo excepto por la haut Rian Degtiar, de pie en sus tъnicas blancas y holgadas, junto a su propia silla-flotante. La cara pбlida estaba tensa
Las cinco burbujas que habнan perseguido a la sexta se acomodaron en el suelo y desconectaron la pantalla de fuerza. Aparecieron cinco de las consortes que Miles habнa conocido en la reuniуn nocturna. La sexta burbuja siguiу cerrada, blanca sуlida, impenetrable.
Miles se apeу en cuanto el vehнculo se posу sobre el pavimento y corriу cojeando hacia Rian.
— Ivan estб ahн? — quiso saber, seсalando la sexta burbuja.
— Eso suponemos.
— Quй estб pasando?
— Shhh. Espere. — Ella hizo un gesto gracioso, un gesto con las palmas hacia abajo; Miles apretу los dientes. La impaciencia lo consumнa. Rian avanzу un paso con la cabeza erguida.
— Rнndase y coopere — dijo Rian claramente-. Si lo hace, podemos llegar a un acuerdo. Si nos desafнa, no tendrб ninguna oportunidad.
La burbuja siguiу en blanco; no se rendнa. No tenнa forma de escapar ni de atacar. Pero Ivan estб ahн dentro.
— Muy bien — suspirу Rian. Sacу un objeto parecido a un lбpiz de la manga, con el dibujo del ave grabado en rojo en un lado; ajustу un control, lo apuntу a la burbuja y pulsу. La burbuja parpadeу y la silla-flotante cayу al suelo con un ruido seco que reverberу, sin energнa. Un aullido flotу de una nube de tela blanca y cabello castaсo.
— No sabнa que eso fuera posible — susurrу Miles.
— Sуlo la Seсora Celestial tiene el control — explicу Rian. Volviу a guardarse el objeto en la manga y avanzу otro paso. Luego, se detuvo.
La haut Vio d'Chilian habнa recuperado el equilibrio casi instantбneamente. Se arrodillу a medias con un brazo bajo la manga uniformada y negra de Ivan, y levantу el cuerpo derrumbado; la otra mano armada con un cuchillo se apoyу sobre el cuello de su vнctima. Parecнa un cuchillo muy afilado, apretado contra la piel de Ivan, quien tenнa los ojos muy abiertos, dilatados pero con movimiento; estaba paralizado, no inconsciente. Y no muerto. Gracias a Dios.
Todavнa no estб muerto.
A menos que estuviera muy equivocado, Miles sabнa que la haut Vio d'Chilian le cortarнa el cuello a un hombre indefenso sin el menor reparo. Hubiera querido que el coronel Benin estuviera allн para ver eso.
— Atбquenme — dijo la haut Vio— y su criado barrayarйs morirб ahora mismo.
Miles supuso que el йnfasis en la palabra «criado» era algъn tipo de insulto hautesco. No estaba muy seguro del йxito del insulto pero… йsa era otra cuestiуn.
Miles caminу espacio hacia Rian, trazando un arco alrededor de la haut Vio, sin acercбrsele, quien lo siguiу con ojos venenosos. Ahora que estaba directamente detrбs de ella, la haut Pel hizo un gesto a Miles con la cabeza; su silla-flotante se elevу en silencio y saliу del Criadero. A buscar ayuda? Un arma? Pel era la mбs prбctica… asн que la misiуn de йl era conseguirle tiempo.
— ЎIvan! — dijo, indignado-. ЎIvan no era el que ustedes buscaban!
El rostro de la haut Vio expresу sorpresa.
— Quй?
Pero claro, lord X siempre usaba a otros, nunca se ensuciaba las manos. Miles habнa estado en el punto de mira todo el tiempo, habнa actuado directamente: por lo tanto, lord X habнa supuesto que Ivan era el jefe.
— ЎAj! — exclamу Miles-. Quй suponнan ustedes? Creнan que al ser mбs alto, y… y mбs guapo… tenнa que estar moviendo todos los hilos? Asн funciona entre los haut, eh? ЎEstъpidos, estъpidos…! Yo soy el cerebro. — Caminу hacia el otro lado, mientras seguнa farfullando-. Yo lo entendн todo desde el principio, sabнan? ЎPero no! ЎNo! Nadie me toma en serio… — Ivan moviу los ojos, la ъnica parte de su cuerpo que todavнa controlaba-. Han metido la pata con este secuestro… ЎHan puesto todo el plan en peligro para secuestrar al hombre mбs prescindible…! — De pronto, Miles temiу que la haut Pel no hubiese ido a buscar ayuda. Habнa ido al baсo a arreglarse el pelo y pensaba tomarse todo el dнa…
Bueno, sin duda habнa conseguido captar la atenciуn de todas las presentes: asesina, vнctima, hautpolicнas y demбs. Y ahora quй?
— Siempre ha sido asн, desde que йramos niсos, sabe? Cada vez que estбbamos juntos, le hablaban a йl primero, como si yo fuera un idiota de otro planeta, alguien que necesitaba un intйrprete… — La haut Pel reapareciу en el umbral y levantу la mano, la voz de Miles se convirtiу en un chillido-: Bueno, pues ya estoy harto, harto, harto, entiende?
La haut Vio se retorciу como si se diera cuenta de todo justo en el momento en que Pel hacнa zumbar el bloqueador. La mano se tensу sobre el cuchillo cuando la tocу el rayo. Miles se lanzу hacia delante, vio una lнnea roja en el borde de la hoja y alcanzу a sostener a Ivan cuando ella cayу hacia atrбs, desmayada. El borde del rayo tambiйn habнa tocado a Ivan y se le pusieron los ojos en blanco. Miles dejу que la haut Vio golpeara el suelo sola, con toda la fuerza de la gravedad. A Ivan lo bajу lentamente.
Era sуlo una herida superficial. Miles respirу de nuevo. Sacу el paсuelo del pantalуn y lo puso sobre las gotas de sangre, despuйs lo presionу contra la herida.
Levantу la vista hacia la haut Rian y la haut Pel, que flotaban cerca para examinar a la prisionera.
— Lo atrapу con una droga. Y ahora el rayo… corre algъn peligro?
— No lo creo — dijo Pel. Desmontу de la silla, se arrodillу y buscу en las mangas de la inconsciente haut Vio. Sacу varios objetos que colocу en el suelo, en una ordenada hilera. Habнa un recipiente de plata, pequeсo, con un bulbo en la punta. La haut Pel lo sacudiу bajo su graciosa naricita-. Ah, eso… No, no corre peligro. El efecto pasa enseguida. Pero cuando despierte se encontrarб muy mareado…
— Podrнa darle una dosis de sinergina, milady? — rogу Miles.
— Sн, claro.
— Me alegro. — Miles estudiу a la haut Rian. Sуlo la Seсora Celestial tiene el control. Pero Rian habнa usado el aparato como si estuviera en su pleno derecho y nadie habнa parpadeado, ni siquiera la haut Vio. Lo entiendes ahora, pequeсo? En este momento, Rian es la emperatriz de Cetaganda y todo lo que ha hecho hasta ahora ha tenido autoridad real y completa. Autoridad imperial. Doncella…, sн, claro… Otro de esos hautнtulos impenetrables y confusos que no decнan lo que significaban; habнa que saber para entenderlos.
Seguro de la recuperaciуn de Ivan, Miles se incorporу y preguntу:
— Quй estб pasando ahora? Cуmo han encontrado a Ivan? Tienen los bancos de genes? Quй…?
La haut Rian levantу una mano para detener el alud de preguntas. Hizo un gesto hacia la silla-flotante.
— Es la silla flotante de la Consorte de Sigma Ceta, pero como puede usted ver, no es la haut Nadina quien la ocupa.
— ЎIlsum Kety! Sн? Quй ha pasado? Quй ocurre con la burbuja? Cуmo lo han detectado? Cuбnto hace que lo sabe?
— Ilsum Kety, sн. Empezamos a sospechar anoche, cuando vimos que la haut Nadina no volvнa con el banco genйtico. Todos los otros bancos llegaron aquн antes de medianoche. Pero al parecer, Kety pensу que nadie advertirнa la ausencia de su consorte hasta las ceremonias de esta maсana. Asн que enviу a la haut Vio para engaсarnos. Nosotras sospechamos de inmediato y la vigilamos.
— Y por quй Ivan?
— Eso, no lo sй. Kety no puede hacer desaparecer a una consorte sin que se produzcan enormes repercusiones. Sospecho que pensaba usar a su primo para echarle la culpa de alguna forma.
— Sн, eso estб dentro de su modus operandi. Se da cuenta de que seguramente la haut Vio matу a Ba Lura siguiendo las уrdenes de Kety?
— Sн. — Los ojos de Rian, fijos sobre la forma postrada de la mujer de cabello castaсo, estaban frнos como el hielo-. Ella tambiйn es una traidora. Ha traicionado a los haut. El Criadero Estrella la juzgarб por eso.
— Tal vez sea importante como testigo — dijo Miles, inquieto-, para limpiar la culpa de Barrayar y la mнa en la desapariciуn de la Gran Llave. No… se precipite, por favor… hasta que sepamos lo que necesitamos…
— Ah… nosotras tenemos muchas preguntas que hacerle primero.
— … Entonces, Kety todavнa tiene el banco. Y la Llave. Y estб sobre aviso. — Mierda. A quй imbйcil sй, le habrнa ocurrido la idea de los bancos…? Ah, sн… Pero no puedes echarle la culpa a Ivan por esto, compaсero. A ti tambiйn te pareciу que recuperar los bancos era el mejor movimiento tбctico. Y Rian tambiйn cayу. Idiotez por votaciуn unбnime del comitй, la mejor de las idioteces…
— Y йl tiene a su consorte y sabe que no puede conservarla con vida. Tiene que matarla. No pensй… que estaba enviando a la haut Nadina a la muerte. — La haut Rian mirу la pared mбs lejana, evitando los ojos de Miles y Pel.
Yo tampoco lo pensй. Miles tragу saliva. Tenнa ganas de vomitar.
— Puede enterrarla en el caos de la rebeliуn cuando todo se desate. Pero todavнa no… — Hizo una pausa-. Si necesita a Ivan para arreglar su muerte e incriminar a Barrayar artнsticamente… no creo que la haya matado todavнa. La tiene a salvo, en la nave… No estб muerta. — ЎPor favor, que no estй muerta!-. Y ademбs, sabemos otra cosa. La haut Nadina estб ocultando informaciуn con йxito, tal vez hasta lo lleva en la direcciуn equivocada a propуsito. Estoy seguro: йl no habrнa intentado nada de esto si supiera… — En realidad, eso tambiйn podнa significar que la haut Nadina estaba muerta. Miles se mordiу el labio-. Pero el gobernador Kety ya ha hecho unos cuantos movimientos incriminatorios. Todas las pruebas apuntan contra йl, y no contra mн… no es cierto?
Rian dudу.
— Tal vez. No cabe duda de que es muy inteligente.
Miles mirу con los ojos muy abiertos la silla-flotante inerte, levemente inclinada sobre el suelo y poco impresionante sin el halo del campo de fuerza.
— Tambiйn nosotros lo somos. Esas sillas-flotantes… Alguien las relaciona electrуnicamente con sus ocupantes, verdad? Serнa muy tonto de mi parte suponer que la persona que establece la relaciуn es la Seсora Celestial?
— Correcto, lord Vorkosigan.
— Asн que usted tiene el aparato de control… podrнa conceder el cуdigo de esta silla a cualquiera…
— A cualquiera no. Sуlo a cualquier hautmujer.
— Ilsum Kety espera el regreso de esa hautburbuja. Espera a una hautmujer y un barrayarйs prisionero, verdad? — Miles respirу hondo-. Creo… creo que no deberнamos hacerle esperar.