Siempre recordaré la oscuridad y el frío.
—¿Cómo es aquello, Carides?
—Muy oscuro.
—¿Y qué hay del regreso?
—Son todo mentiras.
Gracias de todo corazón a mi editora Anne Groell, mi agente Ralph Vicinanza, y a Phyllis Giroux y la doctora Elizabeth A. Bancroft, que me ayudaron con los detalles médicos.
Escribir este libro resultó en sí mismo una experiencia cercana a la muerte, y no habría sobrevivido sin el apoyo de mi hija Cordelia, mis pacientes amigas, el personal del Margie’s Java Joint y la infinita ayuda de mi marido, Courtney, y mi indispensable chica-viernes, Laura Norton.