Capítulo 38

Salió de la cama y se dirigió a la ducha. Aunque estaba en una bonita casa, con gente amable, en una zona a salvo. Se sentía…muy pequeño.

Las botas de Tohrment entraron en su línea de visión.

– Hey, John, tal vez estaré un ratito por aquí contigo. ¿Te gustaría? Podemos ver el canal de surf.

Gracias, trabajó con el pensamiento. Me siento un poco extraño.

– Me tomaré esto como un sí. -Tohrment se apoyó sobre las almohadas, cogiendo el mando de la televisión y la conectó. -Vishous, uno de mis hermanos, hizo la instalación de la casa. Me parece que consiguió setecientas estaciones aproximadamente de esta cosa. ¿Qué querrías ver?

John se encogió de hombros y caminó arrastrando los pies hacia la cabecera.

Tohrment fue cambiando de canales hasta que encontró Terminator 2- ¿Te gusta?

John silbó suavemente por sus dientes y asintió.

– Si, a mi, también. Es un clásico y Linda Hamilton es caliente.


******

Rhage durmió hasta tarde, muy tarde y lo que lo despertó eran malas noticias. Agitación, un horrible picor, estaba vivo dentro de él otra vez. El indulto de la Scribe Virgin había terminado. La bestia había regresado.

Abrió los ojos y vio el pelo de Mary sobre su almohada. Y la curva de su cuello. Y volvía a estar desnuda.

Comenzó a sudar, una terrible erección apareció tan rápidamente como el latido del corazón.

Pensó en lo que habían hecho juntos después de la alimentación. Y luego otra vez cuando habían regresado a la habitación. Lo habían hecho dos veces más durante el día, sintiéndose mal por sus demandas por que había estado por todas las partes de ella. De todas formas cada vez que ella le había sonreído, le había dado la bienvenida en su interior, aun cuando ella había estado agotada y probablemente un poco dolorida.

Y él la quería otra vez ahora mismo, pero con una necesidad palpitante que era diferente de lo que había sentido antes. Este era un hambre salvaje, como si no lo hubiera sentido en absoluto o no la hubiera visto durante meses. Cuando luchó contra el impulso, sus manos se apretaron, sus dedos sintieron un cosquilleo, sentía la piel tensa. Él estaba completamente atado, sus huesos vibraban.

Salió de la cama y se dirigió hacia la ducha. Cuando regresó, había recuperado un poco el control, pero entonces vio que Mary le había dado un par de patadas a las cubiertas. Estaba maravillosamente desnuda colocada sobre su estómago, su hermoso culo una tentación que se lo comía.

– ¿Quieres que te traiga algo de la cocina? -Le preguntó él con voz ronca.

– Dormir.-Murmuró ella, volviéndose de espaldas. Sus rosados pechos se tensaron cuando el aire los tocó.

Oh, dulce Jesús…Espera, estaba pasando algo. Tenía la cara enrojecida como si hubiera estado al viento y sus piernas serraban encima del colchón.

Él se acercó y le puso la mano sobre la frente. Estaba caliente y seca.

– Mary, creo que tienes fiebre.

– Es fiebre baja. No es inusual.

El miedo enfrió sus ansias por poseerla. -¿Quieres que te traiga una aspirina?

– Solo tengo que dormir.

– ¿Quieres que me quede contigo?

Ella abrió los ojos. Odiaba ver su mirada embotada en ellos. -No, pasará. Francamente, estoy bien. Solo tengo que dormir.

Rhage se quedó con ella durante un ratito más y luego se puso unos pantalones de nylon negros y una camiseta. Antes de irse, la miró fijamente. Apenas podía soportar ver que tenía una leve fiebre. ¿Que diablos iba a hacer cuando estuviera realmente enferma?

Havers. No había vuelto a hablar con Havers y el doctor debería haber tenido suficiente tiempo para acceder a los archivos. Rhage cogió su teléfono móvil y salió al pasillo.

La conversación con el doctor no duró demasiado tiempo, por que el hombre le dijo que no había nada que pudiera hacer por ella. Como los vampiros no padecían cáncer, no se había concentrado en esa enfermedad ni ninguno de sus colegas.

Rhage estuvo a punto de colgarle cuando el hombre se lo dijo.

– Perdone, señor, no deseo curiosear. Pero sabe… ¿sabe cómo de extensos van a ser sus tratamientos?

– Se que hay muchos de ellos.

– ¿Se da cuenta de lo intensos que serán? Si la leucemia ha vuelto, sus opciones pueden ser limitadas…

– Gracias por mirar sus registros. Lo agradezco. -Como si necesitara una confirmación de lo seria que era la situación.

– Espere…por favor sepa que lo ayudaré en cualquier cosa que pueda. Incluso aunque no pueda ayudar con respecto a la quimioterapia, tenemos los formularios de muchas medicaciones para el dolor y varias otras cosas que pudiera necesitar. Puedo ayudar a aliviarla y cuidarla, aun cuando ella reciba sus tratamientos en hospitales de humanos. Debe llamarme.

– Lo haré. Y…gracias, Havers.

Después de colgar, fue al despacho de Wrath, pero la habitación estaba vacía entonces fue abajo. Tal vez Wrath y beth estaban comiendo algo.

Por arte de magia, una pared de cuero negro con una cabeza con pelo negro se materializó delante de él. Las gafas de sol de hoy eran de plata envolventes.

– ¿Me estabas buscando? -Le dijo el rey.

– Esto. Sí. Mary se quedará. Permanentemente.

– Lo escuché. Fritz me dijo que se había traído a algunas cosas con ella.

– Uh-huh. Escucha, ¿te importa si preparo una reunión aquí esta noche? Quiero que Mary vea a su amiga Bella y pensaba que la Hermandad podría hacerlo agradable. Sabes, con trajes y todo eso. Tal vez Wellsie también podría venir, también. Mary ya me tiene, pero tiene que tener a algunas otras personas a su alrededor. No quiero que permanezca aislada.

– Maldita buena idea. Beth quería que fuéramos a la ciudad esta noche, pero…

– No cambies tus proyectos. Es realmente algo ocasional.

– Bien, mi shellan tenía ganas de salir. El tipo de cosas que le gustan. Y yo, ah, realmente me gusta cuando ella me tiene de ese modo ¿me entiendes?

Rhage sonrió un poco cuando el cuerpo de Wrath liberó una ráfaga de calor. -Sí, lo hago.

Hubo una pausa. El rey dijo -Mi hermano, ¿necesitas algo más?

– Ah, sí. Mary estará muy enferma pronto. Saldré todas las noches con los hermanos mientras pueda, pero cuando las cosas se pongan mal…

– Desde luego. Harás lo que tengas que hacer.

– Gracias, hombre.

Wrath asintió con la cabeza. -Sabes una cosa-eres un hombre de valor. -De verdad que lo eres.

– Si, bueno, solo quédatelo. Tengo una reputación de gilipollas egocéntrico que mantener.

– Tohr, podría ver haciéndolo. Phury desde luego. Tal vez V.

Rhage frunció el ceño. -Haces que suene como un sacrificio, por Cristo. La amo.

– Es un sacrificio. La amas cuando sabes que irá al Fade.

– Ella no va a ninguna parte. – Rhage apretó las muelas. -Se pondrá bien. Será duro, pero se pondrá bien.

– Perdóname. -Wrath inclinó la cabeza.-Desde luego que lo hará.

Rhage bajó la vista. No sabía que hacer con la apología por que no tenía experiencia en ofrecerlas. Y además, pensar en que Mary pudiera morir, hacía que sintiera como si tuviera un soplete en el pecho.

– Hasta después, mi señor. – Dijo él, queriendo irse antes de deshonrarse emocionalmente.

Pero lo miró fijamente, fue la primera vez que vio los ojos de Wrath sin gafas. El rey nunca se quitaba las gafas. Siempre las llevaba.

Rhage dejó de respirar, concentrándose en los iris iridiscentes, verde plateado que le devolvía la mirada. No había pupilas, solo dos pequeños puntos. Y el calor en esos círculos ciegos, encendidos era chocante.

– Me siento orgulloso de llamarle hermano. -Le dijo Wrath.

Rhage sintió pesados brazos rodeándolo como si fuese empujado contra un pecho sólido. Estaba tenso, pero entonces se permitió colgarse del enorme Wrath.

– ¿Wrath?

– ¿Si?

Rhage abrió la boca para hablar, pero perdió la voz.

Wrath contestó a su silencio. -Nosotros estaremos allí para ti. Entonces nos pedirás ayuda cuando nos necesites. Y si el momento llega, nosotros le brindaremos enteramente una ceremonia Fade, como la shellan de un guerrero se merece.

Rhage apretó sus ojos cerrados. -Gracias…mi señor.

Más tarde aquella noche Mary estaba de pie en su cuarto de baño, secándose y cepillándose el pelo. Cuando terminó, se miró en el espejo y se alisó los oscuros rizos. Eran muy suaves bajo sus dedos y con esta luz realmente tenía un poco de rojizo y oro en él.

Rechazó el pensar en quedarse calva otra vez. Tan solo se sacó directamente el pensamiento de su mente. Dios sabía, habría tiempo para obsesionarse con ello cuando en realidad ocurriera.

– Estás tan hermosa como lo estabas ayer.-Dijo Rhage cuando salió de la ducha. Mientras se secaba, pasó por detrás de ella y le envió un beso a través del reflejo.

Ella sonrió. -Muchas gracias por invitar a Bella y a John. Ella ha sido una Buena amiga y he estado preocupada por él.

– No quiero que pierdas el contacto con la gente solo por que estás aquí. Además, la Hermandad tiene que jugar a la civilización de vez en cuando. Es bueno para nosotros.

– Sabes, Tohrment y Wellsie son muy amables por recoger a John.

– Son los mejores, los dos.

Cuando Rhage abandonó el baño, los ojos del tatuaje la miraron fijamente. Un misterioso efecto, pensó ella, pero no exactamente desagradable. Parecía que estaba siendo observada por un perro guardián quien realmente quería un animal doméstico.

Se acercó y se sentó al borde de la cama. -Hey, lo siento si te mantuve despierto esta mañana. Me muevo y doy muchas vueltas cuando me sube la fiebre.

Rhage salió del closet, cerrando rápidamente la cremallera de un par de pantalones negros. -No me molestaste para nada. ¿Podemos hacer alguna cosa sobre ello?

– No realmente. Me iré a otro dormitorio si te molesta. -Ella sonrió ante la mirada que le hizo. -Bien, no lo haré.

– Sobre Havers. Yo esperaba que hubiera algo que pudiéramos hacer por ti.

– No te preocupes. Aprecio el intento.

– ¿Cuando vas a volver a ver a tu oncólogo otra vez?

– Pronto, pero no hablemos más de ello, ¿vale? Esta noche, es todo vida. Me siento bien, y no malgastaré ni un maldito minuto.

La boca de Rhage se elevó por las comisuras, sus ojos encendidos con aprobación, con respeto.

¿Y ella había pensado en algún momento dejarlo? Idiota.

Ella rió detrás de él, teniendo ganas de que finalizara la tarde, cuando pudieran estar a solas. En la oscuridad. Con nada entre ellos.

Cuando él desapareció en el closet, ella fue tras él, pensando que tenían algunos minutos antes de que la reunión comenzara de manera que podrían tener algún adelanto. Mientras él miraba sus camisas alienadas sobre los colgadores, ella puso su mano sobre su espalda, directamente sobre el hombro de la bestia.

Rhage se estremeció y se apartó un paso.

– ¿Te he hecho daño? -Le preguntó ella.

Cuando ella dio una vuelta a su alrededor, él siguió manteniéndose a distancia, los dos moviéndose dos o tres veces.

– Rhage…

– Tenemos que darnos prisa o vamos a llegar tarde. -Su voz era un poco ronca, su pecho tenso.

– ¿Qué le ocurre a tu espalda?

Él sacó descolgó una camisa y se la puso, abotonándose rápidamente. -La espalda está bien.

Rhage le dio un pico en la mejilla y rápidamente chilló por ella. Fuera en el dormitorio abrió la puerta que conducía al pasillo y luego recogió el reloj del aparador y se lo puso sobre su muñeca. Sus dedos temblaban mientras se lo abrochaba.

Justo cuando ella iba a preguntarle que estaba mal, Phury apareció en la puerta.

– Hey, mi hermano, Mary. -Dijo el hombre con una sonrisa. -¿Queréis que bajemos juntos?

Mary ocultó su frustración. Y decidió que si había una interrupción, no podía pensar en una mejor que mirar. La gloriosa melena, multicolor de Phury caía sobre sus amplios hombros y estaba vestido para matar. Un sentido proverbial. Su traje era negro azulado y sutilmente marcado por rayas y su camisa rosa pálido dejaba a la vista su gruesa garganta y ridículamente le sentaba bien. Sus mocasines pulidos como el infierno, sus puños franceses cerrados con pesados eslabones de oro y lucía un diamante en un anillo en el dedo meñique.

El hermano era todo un material de GQ. Y Bella y él se verían fantásticos juntos, pensó ella.

– Dime, Phury, ¿Aún no te has encontrado con Bella?

El tipo toqueteó el pañuelo del bolsillo de su pecho, aun cuando la cosa no estaba fuera de su sitio. -Sí, la encontré. La noche en que el muchacho y tú vinisteis al centro.

– Ella vendrá esta tarde.

– Yo, ah, lo se.

– Y ella no sale con nadie ahora mismo.

Chico, realmente se había ruborizado, pensó ella. Phury era adorable.

– Él no está interesado. -Dijo Rhage mientras metía una pequeña pistola en su espalda.

Mary le disparó una mirada dura a su hombre, que él omitió mientras se ponía la chaqueta.

– ¿Pero tú también estás soltero, verdad? -Le dijo ella a Phury. -¿No es verdad?

– Oh, él esta soltero, de acuerdo.

– Rhage, ¿vas a dejar que conteste? Entonces, Phury, si los dos sois libres, ¿por qué no le pides para salir a cenar algún día?

Phury se alisó las solapas, ruborizándose aún más. -Sí, no se sobre eso.

– Ella es realmente fabulosa…

Rhage negó con la cabeza y la condujo hacia el pasillo. -Déjalo solo, Mary. Vamos.

A mitad de camino en la escalera, ella hizo que Rhage se parara. Cuando Phury los adelantó, ella le susurró. -Se está tomando un descanso ¿verdad? Bella y él podrían disfrutar el uno del otro.

– La única cosa que Bella obtendrá de Phury es conversación.

– Qué le…

– No lo hace con mujeres.

– ¿Es gay?

– No, pero no empujes a Bella hacia él, ¿vale? No es justo para ninguno de los dos.

Los ojos de Mary se dispararon hacia Phury, quien acaba de dar un paso sobre el suelo de mosaico del vestíbulo. Incluso con su leve cojera, se movía como un hombre que tenía todas sus partes trabajando a la orden. Pero tal vez era solo una ilusión. Tal vez lo habían lesionado luchando.

– Él es, sabes, ¿impotente?

– No por lo que yo se. Es célibe.

Dios, que desperdicio, pensó ella, mirando el modo en que se movía el hombre.

– Entonces, ¿pertenece a alguna especie de orden religiosa?

– No.

– ¿Entonces por qué?

– Con Phury, todos los caminos conducen a su hermano gemelo, a Zsadist. Y sí, se que ellos no se parecen. -Rhage le dio un pequeño codazo y ella comenzó a bajar las escaleras otra vez.

– ¿Por qué Phury cojea?

– Lleva una prótesis. Perdió la mitad de su pierna izquierda.

– Por Dios, ¿cómo?

– Se pegó un tiro.

Mary se paró. -¿Qué? ¿Le pasó por equivocación?

– No, con intención. Mary, vamos, podemos acabarlo más tarde. -La cogió de la mano e hizo que avanzara.

Bella caminaba por el vestíbulo de la mansión con el doggen que la había conducido al lugar. Cuando miró a su alrededor, se sintió atontada. Su familia poseía una magnífica casa, pero no era nada como esto. Esto era la vida…real. Tenía sentido, por que el Rey Ciego y su reina residían allí.

– Bienvenida, Bella. -Dijo una profunda voz masculina.

Ella se giró y reencontró con el hermano del cabello multicolor, el que la había interrumpido a ella y a Zsadist aquella noche en el centro de entrenamiento.

– Soy Phury. Ya nos conocimos. En el gimnasio.

– Guerrero.-Dijo ella, doblándose totalmente. No era difícil tener temor a los hermanos, especialmente con uno como este. Tan grande. Tan… ¿Era real todo ese pelo?

– Estamos contentos de que pudieras venir. -Le sonrió a ella, sus amarillentos ojos calientes. -Permíteme cogerte el abrigo.

Cuando acabó, ella puso la cosa sobre su brazo. -No puedo creer que esté aquí, a decir verdad. ¡Mary! ¡Hola!

Las dos se abrazaron y luego hablaron con Phury. Poco después Bella estuvo completamente cómoda alrededor del guerrero. Había algo de tranquilidad y confianza en él y aquellos ojos eran el golpe de gracia. Eran genuinamente amarillos.

Era muy atractivo, pero ella buscaba al hermano con cicatrices. Manteniéndose al corriente de la conversación, ella discretamente exploró el enorme vestíbulo, vistoso. Zsadist estaba en alguna parte en los alrededores. Tal vez pasaría de la fiesta. No parecía un tipo social: eso era seguro.

Cuando Mary se marchó para estar con Rhage, Bella tomó la determinación de no sentirse defraudada. Por Dios, no tenía ningún trabajo persiguiendo a alguien como Zsadist, de todos modos.

– Entonces, Phury- Dijo ella- Podría…no se si será grosero, pero podría tocar tu pelo. -Ella lo tocó antes de que él pudiera decir algo y capturó los rizos rubios y rojos, frotando los gruesos mechones con su mano. -Magnífico. La coloración es asombrosa. Y…ah, huele muy bien. ¿Qué tipo de champú usas?

Ella examinó sus ojos, esperando hacer una especie de cometario ligero. En cambio él se quedó congelado. No parpadeó mientras apartaba la mirada de ella.

Y de repente comprendió que Rhage lo miraba con una expresión de shock en su cara. Así como el otro guerrero con perilla. Y un hombre grande humano. Y…

Bien, la fiesta tenía alguna clase de razón, ¿verdad?

Ella dejó caer la mano y susurró. -Lo siento mucho. He debido hacer algo realmente impropio ¿no?

Phury salió del trance en el había estado. -No. No pasa nada.

– ¿Entonces por qué todos me están mirando?

– No están acostumbrados a verme con…esto, con ninguna mujer…ah…- Phury le cogió la mano y la apretó. -Bella, no has hecho que pasara nada. Seriamente. Y no te preocupes por mis hermanos ¿vale? Están celosos por que quieren que les toques su pelo.

Pero había algo que estaba seriamente desconectado con él, y ella no se sorprendió cuando él se disculpó poco después.

Un doggen se colocó enfrente de ella. -Perdóneme, señora, debería haber recogido su abrigo antes.

– Oh, Gracias.

Después de que ella lo dejó caer en las manos del hombre, comprendió que la fiesta había migrado hacia lo que parecía una sala de billar. Estaba a punto de entrar cuando sintió un frío envío que le llegaba desde algún sitio detrás de ella. ¿Las puertas de la casa estaban abiertas?

Ella se dio la vuelta.

Zsadist estaba en una zona tenue del vestíbulo, mirándola fijamente desde las sombras. Iba vestido con la misma clase de jersey de cuello alto y pantalones holgados negros que llevaba la última vez que lo había visto, y como entonces, su imagen nocturna era salvaje. Sexual.

Oh, si, pensó ella mientras enrojecía. Era por lo que había venido. Tenía que volver a ver al hombre otra vez.

Tomó aliento y fue hasta él.

– Hola. -Cuando él no dijo nada, ella se obligó a sonreír. -Una tarde encantadora, ¿verdad?

– ¿Te gusto tocar a mi gemelo?

¿Era su gemelo? Cómo podía ser que los dos fueran…Bien, había alguna semejanza. Si se imaginaba que desaparecía la cicatriz de Zsadist y se dejaba crecer el pelo…

– Te hice una pregunta, mujer ¿Te gustó tocarle el pelo? – Los oscuros ojos viajaron hacia su cuerpo, remontando las líneas de la blusa se seda y la estrecha falda que llevaba. Cuando volvió a su cara, su vista se retardó sobre su boca. ¿Vas a contestarme, mujer?

– Bella. -Murmuró automáticamente- Por favor, llámame Bella.

Zsadist la miró con los párpados caídos. -¿Piensas que es hermoso?

– Ah…él es apuesto, sí.

– Apuesto. Sí, esa es la palabra. Dime algo, ¿le quieres lo suficientemente mal como para estar conmigo?

El calor afloró en ella, un fuego encendido por las palabras que le decía y el modo en que la miraba con el sexo en sus ojos. Pero entonces comprendió lo que él le había dicho.

– Lo siento, no entiendo…

– Mi gemelo es célibe desde la lengua hasta los pies. Tengo miedo de ser lo más cerca que estarás de Phury. – Hizo el sonido chasquear la lengua. -Pero soy un pobre substituto ¿verdad?

Bella se puso la mano en el cuello, ahogándose ante las imágenes de estar bajo el cuerpo de Zsadist mientras él se movía en su interior.

¿Cómo se sentiría? ¿Ser tomada por él? Su parte imprudente deseaba saberlo.

Oh, Dios. Solo pensar en ello hacía que temblase.

Zsadist rió con serenidad.

– ¿Te he impresionado? Lo siento. Solo intentaba ayudarte a salir de una dura y difícil situación. Del deseo de algo que no podrás tener debe ser una perra. – Sus ojos se cernieron sobre su garganta. -Yo mismo, nunca he tenido ese problema.

Mientras ella tragaba, él controló el movimiento. -¿Problema? -Susurró ella.

– Lo que quiero, lo tomo.

Sí, pensó ella. Seguramente lo haces, verdad.

En una ardiente ráfaga, se lo imaginó mirándola hacia abajo mientras sus cuerpos estaban juntos, a pocas pulgadas de su cara. En su fantasía la tenía levantada con su brazo. Ella quería pasar la yema de su dedo a través de su cicatriz hasta la boca. Solo saber lo que sentiría él.

Con rápido movimiento, Zsadist esquivó el contacto, sus ojos llameaban como si lo hubiera impresionado. La expresión fue rápidamente ocultada.

Con voz lacónica, la fría voz de él dijo. -Cuidado, mujer. Muerdo.

– ¿Alguna vez dirás mi nombre?

– ¿Tomamos algo de beber, Bella? -Phury intervino. La tomó del codo. -La barra está en la sala de billar.

– Sí, llévatela. -Dijo Zsadist arrastrando las palabras. -Eres un héroe tan bueno, mi hermano. Siempre salvando a alguien. Y deberías saber, que ella piensa que eres apuesto.

La cara de Phury se tensó, pero no le respondió mientras la conducía a través del vestíbulo.

Cuando ella se giró, Zsadist había desaparecido.

Phury le dio a su brazo un tirón para captar su atención. -Tienes que mantenerte alejada de él. -Cuando ella no le respondió, el guerrero la levó a una esquina y la agarró por los hombros. -Mi gemelo está hecho pedazos. ¿Entiendes la diferencia? Con lo roto, tal vez puedas arreglarlo. ¿Con lo arruinado? Todo lo que puedo hacer es esperar para enterrarlo.

Su boca se abrió ligeramente. -Eso es…insensible.

– Esa es la realidad. Si él muere antes de que lo haga yo, me matará. Pero eso no cambia lo que es.

De forma significativa ella se separó del hombre. -Mantendré este en mente. Gracias.

– Bella…

– ¿No vas a conseguirme una bebida?

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