Notas

1

«Tarkovski dijo en una entrevista, a propósito de Solaris: “Es posible, en efecto, que la misión de Kelvin en Solaris no tenga más que un objetivo: mostrar que el amor hacia otro es indispensable para toda forma de vida. Un hombre sin amor deja de ser un hombre. El objetivo de toda la ‘solarística’ es mostrar que la humanidad debe ser amor”. (…) En este sentido, sería interesante incluir a Tarkovski dentro de la serie de reelaboraciones comerciales de novelas que han servido como base para una película: Tarkovski hace exactamente lo mismo que el más bajo productor de Hollywood, reinscribir el encuentro enigmático con lo Otro en el marco de producción de la pareja…». Žižek, Slavoj: Lacrimae Rerum. Debate. Barcelona, 2006. Pág. 130.

2

Lundwall, Sam J.: Science Fiction: What It’s All About. New York, 1971. Pág. 237.

3

Žižek, Slavoj: Lacrimae Rerum. Op. Cit. Págs. 126–127.

4

Sadoul, Jacques: Historia de la ciencia ficción moderna. Plaza y Janés. Barcelona, 1975. Pág. 315.

5

Rottensteiner, Franz: The Science Fiction Book. Thames and Hudson. London, 1975. Pág. 149.

6

Ketterer, David: Apocalipsis, Utopía, Ciencia Ficción. Buenos Aires, 1976. Pág. 218.

7

A este respecto, resulta también significativo el número de historiadores del género que ignoran a Lem y Solaris o minimizan su importancia y reconocimiento: Forrest J. Ackerman, Brian Aldiss, Frank M. Robinson, John Clute, Peter Nicholls, etc. Todos ellos estadounidenses o británicos. Los autores y expertos en ciencia ficción anglosajones, especialmente cuando pertenecen al mundillo de asociaciones, clubes y convenciones (el fandom) no sólo suelen ser antropocéntricos, sino también anglocéntricos.

8

«Definitivamente, no me gusta el Solaris de Tarkovsky. Tarkovsky y yo diferimos profundamente en nuestra percepción de la novela. Mientras yo creo que el final del libro sugiere que Kelvin espera encontrar algo asombroso en el universo, Tarkovsky trata de crear la visión de un cosmos desagradable, que va seguida de la conclusión de que uno debe retornar inmediatamente a la Madre-Tierra. Somos como un par de caballos enjaezados, cada uno de ellos tirando del carro en dirección contraria… Aunque admito que la “visión de Soderbergh” no está desprovista de ambición, gusto y atmósfera, no me complace la preeminencia del amor. Solaris puede percibirse como la cuenca de un río; y Soderbergh elige solo uno de sus tributarios. El problema principal parece ser el hecho de que incluso esta adaptación romántico-trágica resulta demasiado exigente para un público de masas alimentado con la papilla de Hollywood». Citado en Appleyard, Bryan: Aliens, Why They Are Here. Scribner. G. B., 2005. Pág. 277, (las cursivas son mías).

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